Critica la “inseminación artificial” en algunas congregaciones que “reciben a cualquiera, sin control" El papa, a los religiosos: "Quien chismorrea es un terrorista dentro de la propia comunidad"

(Jesús Bastante).- "¿Y el Papa?", se oyó a decir a una religiosa española después de casi una hora de retraso. En el Aula Pablo VI, cinco mil religiosos de todo el mundo se congregaban para celebrar con el Papa Francisco la clausura del Año de la Vida Consagrada. Pero Bergoglio no llegaba. Las dudas y murmullos se transformaron en una salva de aplausos cuando la Guardia Suiza salió de la puerta lateral del aula y, poco después, aparecía el Santo Padre.

La presentación corrió a cargo del cardenal Braz de Aviz, quien reivindico el papel de los religiosos y religiosas en el trabajo con refugiados, ancianos, niños abandonados, pobres y excluidos, viendo en ellos "el rostro de Cristo". Pese a las dificultades y "el descenso de vocaciones", "vemos renacer la esperanza y la confianza en el Señor". El responsable de los religiosos del mundo planteó los retos de futuro de la vida consagrada, "en un periodo de cambio necesario, también para nosotros". Entre los obispos presentes (con una nutrida presencia española) destacaban el cardenal Amigo -a quien el Papa citó expresamente en su discurso-, Jesús Sanz y Vicente Jiménez, responsable de la vida consagrada en España.

"Había preparado un discurso sobre el tema, sobre tres pilares: la profecía, la otra es la proximidad y finalmente la esperanza. Profecía, proximidad y esperanza. Se lo he pasado al prefecto, porque es poco aburrido leerlo", dijo el Papa entre risas, para comenzar un improvisado discurso que giró "de lo que me viene al corazón".

"Todos, hombres y mujeres consagrados al servicio del Señor, que trabajan en la Iglesia con esa salida de una pobreza fuerte, de un amor casto que comporta una paternidad y maternidad espiritual para toda la Iglesia, y una obediencia... En esto de la obediencia, siempre se puede decir cualquier cosa, porque la perfecta obediencia es la del hijo de Dios, hombres y mujeres que viven una obediencia fuerte, no militar, no no.... Eso es disciplina. Una obediencia de donación del corazón. Esto es profecía", arrancó Francisco, quien reclamó "la profecía de la obediencia" contra "el riesgo de la anarquía", que "es hija del demonio".

"El hijo de Dios no es anárquico, no estamos llamados a hacer una fuerza de resistencia contra sus enemigos. Ya se lo dijo Jesús a Pilato: si yo fuera un rey de este mundo, habría llamado a mis soldados para defenderme", destacó el Papa, quien, casi con gestos, "mi italiano es tan pobre", pidó a los religiosos "tragarse" lo que se piensa antes de hablar.

¿Y qué es la profecía? "Decirle a la gente que hay un camino de felicidad, de alegría, que es el camino de Jesús. Es el camino de estar cerca de Jesús. Es un don, un carisma la profecía. Que yo sepa decir cuál es la palabra, y en qué momento justo para decirla, o para que toda mi vida sea una profecía". Para el Papa, "es muy importante hombres y mujeres profetas".

La segunda palabra es proximidad. "Hombres y mujeres consagrados, pero no alejados de la gente, sino cercanos, para entender la vida de los cristianos y de los no cristianos, sus sufrimientos y problemas, hay tantas cosas que entender..."

"Me diréis -reconoció Bergoglio-, que si soy una monja de clausura, ¿qué debo hacer? Ser consagrado no significa salir a una, dos o tres calles en la sociedad". Y es que "la vida consagrada debe estar cerca de la gente, con una cercanía física, espiritual. Conocer a la gente". Pero sin olvidarse de la comunidad. "¿Quién es el primer próximo a un consagrado? El primer hermano o hermana de la comunidad. Éste es vuestro primer próximo. Una proximidad cariñosa, buena, con amor".

"Un modo de alejarse de los hermanos y hermanas de la comunidad es el terrorismo de los chismorreos. Quien chismorrea es un terrorista dentro de la propia comunidad, porque lanza como una bomba una palabra en la comunidad. Quien hace esto destruye como una bomba", criticó el Papa, quien pidió a los religiosos que, si llega ese momento, "os mordéis la lengua, ¿eh? Bien fuerte".

"Terrorismo en la comunidad, no. Si tienes algo contra una persona, se lo dices a la persona que puede resolver el problema, y a ningún otro. ¿De acuerdo?", señaló Bergoglio, quien indicó en que otra cosa es decirlo "en el capítulo, en público". "Tened coraje, si los religiosos no chismorrean habrá un gran cambio en la Iglesia".

Finalmente, la esperanza. Una esperanza que "os confieso que me cuesta cuando veo la situación de las vocaciones, cuando recibo a los obispos y me dicen los seminaristas que tienen, cuando voy a vuestras comunidades y veo uno o dos vocaciones, y la comunidad envejece..."

"Señor, ¿por qué sucede esto? ¿Por qué el vientre de la vida consagrada está tan estéril?", se preguntó el Papa, quien criticó la "inseminación artificial" en algunas congregaciones que "reciben a cualquiera, y luego pasan los problemas. No se deben recibir sin control. Se debe comprobar que ésta es una buena vocación, y ayudarla a crecer".

"Contra la tentación de la desesperanza y la esterilidad, debemos orar. Y orar sin descanso", rogó el Papa. "Yo os pido a vosotros, que vuestro corazón sea caldo de vocaciones. El Señor que es tan generoso no incumplirá su promesa. Pero debemos llamar a la puerta de su corazón", culminó el Papa, quien señaló el "peligro" de que una congregación busque vocaciones "con el dinero. Y el dinero no lleva a la felicidad, ¿entendido?"

Volver arriba