El proyecto vital de Jesús según Paolo Sacchi (79-08-K)

Hoy escribe Antonio Piñero


Recordarán nuestros lectores que hemos dedicado anteriormente una serie de postales a la visión que sobre Jesús tiene el reconocido estudioso italiano Paolo Sacchi, en su obra Gesù e la sua gente, que merecería una traducción al español porque contiene notables puntos originales, siempre dentro de una visión de Jesús tal como nos la transmiten los Evangelios, es decir, dentro de la tradición centenaria de interpretación de la Iglesia.

Sobre el tema “Jesús y Juan Bautista” (antes había tratado Sacchi del Bautista por sí mismo) dice, en las pp. 86-88, que cuando Jesús abandonó la región del Jordán y al Bautista, ya sabía que era el “hijo predilecto” de Dios.

Esto lo afirma nuestro autor en el sentido que -dejando aparte la perspectiva del Cuarto Evangelio como teológica y posterior- puede deducirse de la confrontación de las noticias de los Sinópticos dentro del marco Jesús- Juan Bautista. De ellas debe deducirse históricamente como dato central que Jesús adquirió a la vera del Bautizador una “primera consciencia clara de su misión y de su propia naturaleza”.

Con esta consciencia se lanzó a predicar Jesús a la gente, aunque no le quedara clara aún cuál era exactamente la misión recibida del cielo en el marco del bautismo.

“Ésta se hará completa cuando anuncie a sus discípulos que él, el Hijo del Hombre, debe padecer”,


Es decir, considera que hay algo histórico en las tres predicciones de la pasión que aparecen en los Sinópticos (Mc 8,31; 9,30; 10,32), predicciones que la mayoría de los investigadores consideran no históricas al menos tal como están en los Evangelios.

Según Sacchi, Jesús abandona el desierto y el aislamiento propiciado por el grupo del Bautista porque no estaba de acuerdo con su predicación, o al menos la consideraba incompleta. Jesús debía de pensar que

“El ideal de la pureza absoluta, perseguida por Juan Bautista era un pseudo ideal, que no llevaba a la cercanía de Dios”.

El bautismo de Juan no tenía espacio en la predicación de Jesús. También podemos saberlo indirectamente reflexionando sobre la práctica del bautismo que ejecuta la Iglesia, recibida al menos indirectamente de Jesús.

Cómo se entiende esta práctica eclesial se deduce del Cuarto Evangelio -que es aquí considerado por Sacchi como un reflejo de la Iglesia de su momento-. De Jn 3,5

“En verdad, en verdad te digo: si uno no nace del agua y del espíritu no puede entrar en el reino de Dios”


se deduce que para Jesús, y luego la Iglesia, el bautismo con agua es un signo de un nacimiento en el espíritu.

Por tanto Jesús no aceptó el sistema de Juan sobre una salvación por medio de la penitencia / conversión seguida por el Bautismo, sino que propone un plan mucho más vasto, que se deduce más de las acciones de Jesús que de sus palabras. Éste rechaza la idea de el mesías derrotará al mal destruyendo al pecador.

Jesús no pensaba como su maestro sobre cómo era el “que iba a venir”. La esperanza de ciertos pasajes del Antiguo Testamento no estaba ligada al concepto de un “mesías” destructor (preciso por mi parte en este momento que en el Antiguo Testamento no hay mesías claro; 39 veces aparece el vocablo pero no en el sentido que lo entendemos hoy); el acento recaía en la salvación y en una paz sin fin según Isaías 9,6:

“Grande es su señorío y la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su reino, para restaurarlo y consolidarlo por la equidad y la justicia, Desde ahora y hasta siempre, el celo de Yahvé Sebaot hará eso”,

y Jeremías hablaba de un pacto nuevo escrito en los corazones de los hombres, que si viene de Dios, es de paz

“Ésta será la alianza que yo pacte con la casa de Israel, después de aquellos días - oráculo de Yahvé-: pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”.


Aquí se ve cómo Sacchi coincide con Pagola: Dios había prometido salvación, no destrucción. La misión de Jesús se desarrollará de una manera distinta a como dejaba entenderlo la predicación del Bautista, como comentamos.

¿Cuál fue la autoconciencia de Jesús a este respecto? ¿Cómo interpretó Jesús su ser de mesías?

Sacchi responde que el proyecto de Jesús se articula en dos momentos divididos por el instante en el que le queda claro que la muerte era necesaria para el cumplimiento de su misión. Pero esto no lo sabía al principio de su vida pública. De los Sinópticos, en particular de Mateo y Marcos se deduce que hay una cierta evolución en cómo Jesús concebía su función mesiánica. Ahora bien, a la vez debemos confesar que las dos etapas de la predicación de Jesús no son exactamente reconstruibles a partir de los Evangelios, si bien éstos son –en parte- documentos históricos, puesto que registran eventos.

El lector puede contrastar fácilmente esta pintura de Sacchi sobre Jesús dibujada sobre el trasfondo del Bautista sin que sea necesario que me detenga especialmente a comentarla, puesto que ya he expusto mi pensamiento al respecto. Otros ven las cosas de distinta manera

Saludos cordiales de Antonio Piñero.

www.antoniopinero.com



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