Notas de lectura: “Leyendo los Evangelios” (III) (73-03)

Hoy escribe Antonio Piñero

Seguimos con la lectura comentada de Gesù e la sua gente de Paolo Sacchi

“Si tuviésemos un solo evangelio” –escribe Sacchi- creeríamos poseer la teología de Jesús, su pensamiento auténtico sobre el mundo y sobre Dios. En vez de eso, lo que tenemos son sólo diversas interpretaciones de su pensamiento; cada una de ellas puede proporcionarnos una parte, pero el hecho mismo de cada una de ellas sea una parte deja la sensación que difícilmente la suma de las cuatro –no siempre fácil de hacer- sea completa. Justamente en esto radica un aspecto, y fundamental, de la grandeza del mensaje de Jesús. Éste acaba por sobrepasar el tiempo en el que fue proclamado, porque es simultáneamente grandeza y misterio” (p.92).

Creo que las última palabras son verdad, aunque sean un poco exageradas. Creo que lo mismo ocurre con todos los hombres grandes que no dejaron escrito nada, como por ejemplo Sócrates, personajes de los que otros hombres grandes escribieron también tal como los veían. ¡Cuán diversos son los puntos de vista sobre Sócrates en los Diálogos de Platón, en Las ranas de Aristófanes o en la Apología de Sócrates de Jenofonte y enotros lugares de sus escritos!¿Dónde está la verdad?

Pero para ver en ello un “misterio”, es preciso que el personaje sobre el que se escribe pertenezca al ámbito de lo religioso. Todo lo religioso es misterioso, porque en suma nada sabemos de ello con certeza. Por tanto pienso que el misterio lo pone el tema mismo, más que el personaje.

Sacchi deduce del hecho de esta falta de complección de las fuentes sobre Jesús que cada uno de nosotros se forma una imagen de Cristo, que es solo suya, y que cada uno de nosotros escribe su propio evangelio (por tanto, si es "propio", es muy difícil transmitirlo a otros objetivamente). Y exactamente eso mismo ocurrió con los evangelistas. La predicación del perdón –pone como ejemplo Sacchi- está en todos los autores evangélicos, pero sólo Mateo hace de ella el gozne sobre el que se mueve el comportamiento cristiano. Otro caso: los fariseos de Marcos son personajes con los que Jesús discute, mientras que los de Mateo son lenguas viperinas que sólo intentan crear dificultades a Jesús: son sus verdaderos enemigos.

La interpretación misma de la eucaristía no es igual, ni mucho menos, en todos los evangelistas. En el de Juan falta incluso la institución, porque para el Cuarto Evangelio la eucaristía es Jesús mismo, es decir, la eucaristía es toda su vida de Revelador, como pan bajado del cielo que sirve de alimento espiritual.

Disiento de Sacchi en el hecho de creer que el Jesús histórico instituyó (más o menos; en lo que sigue veremos) la eucaristía tal cual se presenta en la tradición. Ya lo he escrito en otros sitios.

Debería hacer reflexionar respecto al sentido de la “institución” que las fuentes que están detrás de los Hechos de los Apóstoles -de las que Lucas se sirve fielmente en ocasiones hasta caer en crasa contradicción (por ejemplo: en la primera parte de su obra, al final del “Evangelio”, el espacio que media entre la resurrección y la ascensión es sólo un día; en el principio de los Hechos de los apóstoles –segunda parte del “Evangelio”- ese espacio dura 40 días)— no saben de la eucaristía tal cual nosotros la conocemos, sino sólo de la “fracción del pan”, que no supone transustanciación alguna. E igualmente la Didaché o “Doctrina de los Doce Apóstoles (¿en torno al 110 d.C.?). Invito a los lectores a leerla en la accesible edición de Daniel Ruiz Bueno, de la BAC; ya verán como no hay en ella traza alguna de la institución tal como ahora se entiende.

Del mismo modo no me resulta nada claro, a pesar de lo ríos de tinta escritos al respecto, que lo que afirma Pablo en 1 Corintios 11,23 sea una tradición comunitaria; más bien, por la fórmula empleada por el Apóstol en 1 Corintios 11,23 -incluida la preposición griega apó, o para, según los manuescritos- puede interpretarse perfectamente como una visión que Pablo recibe del Señor, no como tradición comunitaria. En mi opinión, es Pablo el que inicia esa interpretación, recogida naturalmente por los Evangelios, ya que como dijimos, son fundamentalmente paulinos.

Consúltese, por favor, el comienzo del tratado Abot (“Padres”) de la Misná:

Moisés recibió la Torá del Sinaí,
y la transmitió a Josué,
Josué a los ancianos,los ancianos a los profetas,
y los profetas la transmitieron a los hombres de la gran Asamblea


¿Acaso recibió Moisés la Torá como tradición comunitaria? De ningún modo, sino de Dios. Pues igual en el caso de Pablo. Reléase lentamente 1 Corintios 11,23.

Aunque Sacchi acepta la institución de la eucaristía tal cual transmite la tradición -“es una tradición firme y aceptable” (p. 94)-, para él no queda nada claro cuál es el sentido profundo de la sangre de Cristo como sangre del Pacto. Recuerden que hemos hablado de esto. ¿Se trata del Pacto/Alianza de “siempre”, la del Antiguo Testamento? ¿Es el “mismo” pero con carácter absoluto? ¿Qué quiere decir "carácter absoluto"?

Porque el evangelista Marcos sólo dice “pacto” (14,24), mientras que Mateo (26,28) dice quizá “nuevo pacto” (no es seguro; los mejores manuscritos sólo traen “pacto” a secas), pero Lucas señala que Jesús dijo “la nueva alianza en (= por) mi sangre” (22,20 = texto largo de los manuscritos).

¿O bien se trata de un pacto nuevo al estilo del de Jeremías 31,31, pero que en el fondo es también el mismo que el anterior?

Pienso que Sacchi es valiente al manifestar que todo este episodio de la insitución de la eucaristía es muy obscuro. Por ello transmite honestamente al lector sus dudas. Por ello no deja nada en claro en lo que respecta a la naturaleza íntima de la institución, salvo la afirmación de que hubo una Cena, la institución (de la que sabemos poco), y un pacto (¿?).

Pero puestos a dudar, incluso no cree que la última cena fuera estrictamente una cena pascual, sino “con ocasión de la Pascua” (p. 93), lo cual es distinto. Aunque disienta de Sacchi en ocasiones, alabo su sinceridad y la muestra clara de sus dudas, aun siendo un católico fervoroso. Al fin y al cabo nos movemos en el terreno de la historia –y más de la historia antigua donde los materiales son tan escasos-, en el que todo alcanza la categoría de “sólo probable” o "sólo plausible".

Intentaremos concluir el próximo día.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.

www.antoniopinero.com

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Una nota informativa:

En el otro blog que escribo, titulado “Cristianismo e Historia”, estoy haciendo ahora una breve explicación, pasaje por pasaje, de las cartas auténticas de Pablo. Los temas de uno y otro blog no se solapan. No sé si a alguno de los lectores de este blog de Periodistadigital, le interesará echar una ojeada al otro.

Manera de entrar en “Cristianismo e historia”:

• Pinchando en el enlace que arriba a la izquierda, como “link”, tiene esta página del presente blog.

• O bien escribiendo: http://www.tendencias21.net/crist/
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