Los doce apóstoles de Jesús en el NT



Hoy escribe Gonzalo del Cerro

Convivencia con Jesús y misión

De todos los que seguían a Jesús en actitud de discípulos, es decir, con el deseo de aprender de sus enseñanzas, Jesús selecciona a doce que obtendrán una cualificación especial. Con ellos tendrá Jesús detalles de particular intimidad, no solamente en casos como los del Tabor o Getsemaní, sino en situaciones más genéricas, como podía ser la exégesis de la parábola del sembrador. Jesús se dirige a sus discípulos que estaban a su alrededor junto con los doce (Mc) y les dice: “A vosotros se os ha entregado el misterio del reino de Dios; a aquellos de fuera todo se les dice en parábolas” (Mc 4,11 par.).

Los apóstoles formaban un grupo de doce, designados a veces con el mero guarismo. Jesús recorría las aldeas enseñando. “Convocó a los doce y empezó a enviarlos de dos en dos” (Mc 6,6-7). Cumplida su misión, “se reunieron los apóstoles con Jesús”. Por el texto de Marcos y el paralelo de Lucas (6,30) queda claro que los doce son los apóstoles. Así se desprende del relato de Lucas, quien informa que llegada la hora (de la cena) se recostó Jesús y los apóstoles (hoi apóstoloi) con él (Lc 22,14). En el lugar paralelo Mateo dice literalmente: “Llegada la tarde, se puso a la mesa con los doce discípulos” (Mt 26,20).

Aunque no todos los códices contienen la lectura de “discípulos” (mathētôn), la presencia del término está recomendada por manuscritos tan importantes como el Sinaítico y el Alejandrino así como la Vulgata latina y numerosos Padres de la Iglesia. La identidad de los apóstoles está recomendada por el número doce y el uso en lugares paralelos de ambos términos de discípulos y apóstoles. Las mujeres que constataron el hecho del sepulcro vacío, regresaron del monumento y comunicaron la nueva a los once. Enseguida se explica el relato diciendo que contaron lo sucedido a los apóstoles (pròs toùs apostólous). Se trata de las mujeres María Magdalena, Juana, María la de Santiago y las demás que estaban con ellas (Lc 24,9-10).

El dato aparece nítidamente en los relatos de la elección de los apóstoles tal como la describen los tres sinópticos. Después de narrar que Jesús llamó “a sus doce discípulos” continúa Mateo ofreciendo “los nombres de los doce apóstoles” (Mt 10,1.2). Marcos refiere que Jesús llamó a los que quiso “y los hizo doce (kaì epóiēsen dōdeka) para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar y a ejercer el poder de expulsar demonios; y los hizo doce” (Mc 3,13-16). En dos ocasiones emplea la misma frase para insistir en el número de doce. Lucas repite los mismos detalles en un lugar paralelo: Jesús “reunió a sus discípulos, eligió a doce de ellos a quienes dio el nombre de apóstoles” (Lc 6,13).

El número doce sirve para delimitar y definir a los miembros del grupo selecto de los discípulos de Jesús, que adquieren además la etiqueta de “apóstoles”. Esta denominación alude a su carácter profesional de “enviados”, del verbo griego apostéllō. Marcos cuenta que Jesús eligió a doce para enviarlos a predicar. Y en efecto, fueron enviados con el encargo de propagar un programa, cuyo núcleo principal era la llegada inminente del reino de los cielos. En sus manos, el poder de hacer toda clase de milagros. Jesús, como maestro que no solamente enseña (didáskei), sino crea escuela (mathētéuei), traza el perfil preciso de apóstol: predicación del Reino, curación de toda clase de enfermedades y dolencias, actitud de desprendimiento de bienes materiales. Todo con la garantía de la asistencia de Dios, como se desprende de las palabras de Jesús en las escenas de la elección: Mt 10,5-15; Mc 6,7-13; Lc 9,1-6.

Las listas de los apóstoles (I)

La importancia de la misión de los apóstoles y el interés por dejar patente su identidad quedan de manifiesto en las escenas de su elección y su primera misión. En ellas ocupan un espacio importante los catálogos o listas de los doce. Unas listas, básicamente idénticas, que ofrecen pequeñas pero significativas variantes. Las listas completas de los apóstoles son cuatro, tres correspondientes a los evangelios sinópticos, y una más en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Esta última lista de los Hechos suprime ya lógicamente la mención de Judas Iscariote.

Todas esas listas están confeccionadas en tres grupos de cuatro nombres, que se repiten en todos los casos con algún cambio en el orden, pero sin salirse del cuarteto:

1) El primero está formado por Simón Pedro, Andrés, Santiago el de Zebedeo y Juan. Con este orden aparece la relación en Mateo y Lucas. Marcos altera el orden: Simón Pedro, Santiago, Juan y Andrés.

2) El segundo va constituido por Felipe, Bartolomé, Mateo y Tomás. Es el orden en Marcos y Lucas. Mateo lo refiere así: Felipe, Bartolomé, Tomás y Mateo. Y los Hechos: Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo.

3) El tercero lo forman Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón, Judas Iscariote. Con este orden aparecen en Mateo y Marcos, mientras que en Lucas y en los Hechos el orden es Santiago el de Alfeo, Simón, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, ausente éste por razones obvias en la lista de los Hechos.

Como podemos comprobar, los tres cuartetos empiezan por el mismo apóstol. La forma en la enumeración varía en las distintas relaciones. La de Mateo presenta los nombres divididos en binas o parejas, excepto en el primer cuarteto, donde los cuatro del grupo van unidos por la partícula copulativa kaì. Las relaciones de Marcos y de Lucas los enumeran unidos individualmente por la misma partícula. La lista de los Hechos mezcla ambos sistemas. En el primer cuarteto los nombres van individualizados (o separados) por la conjunción. El segundo distingue dos binas: Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo. Los tres finales van individualizados por la partícula.

Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro
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