¿Quién fue Orfeo? Orfeo y la tradición órfica: un reencuentro (II)

Hoy escribe Fernando Bermejo

Como era de esperar, varios de los 65 capítulos de la enciclopedia sobre el orfismo que comenzamos a reseñar hace un par de semanas están dedicados a la figura de Orfeo: a su “biografía”, sus viajes, su música, los rasgos mágicos en su mito, su muerte, su iconografía, etc. En especial, es la primera parte de la obra, titulada “Orfeo, de personaje del mito a autor literario”, la dedicada a la figura; esta parte contiene nueve capítulos (a cargo de Alberto Bernabé, Francisco Molina, Raquel Martín, Ana Isabel Jiménez, Marco Antonio Santamaría, Ricardo Olmos y Jean-Michel Roessli).

El Orfeo a quien los griegos atribuyeron la condición de poeta y de profeta y líder religioso era un personaje mítico, de origen tracio (o, según otra tradición, macedonio), cuya madre sería una de las Musas, Calíope (aunque algunas fuentes se refieren a Polimnia o a Clío), y cuyo padre sería Eagro (pero otras fuentes lo hacen hijo del dios Apolo). Los principales rasgos de su mito son su maravilloso canto, capaz de seducir tanto a animales como a seres inanimados; su descenso al Hades para rescatar a su esposa muerta; su muerte prodigiosa y el viaje post-mortem de su cabeza a Lesbos. Cada uno de estos elementos tiene una fuerza singular y fascinante –en ellos se nos muestra a un hombre que transgrede las barreras que separan a los mortales de la divinidad–, y merecerán una atención detenida en ulteriores posts.

Los testimonios literarios más completos del mito de Orfeo son tardíos. Orfeo no es mencionado ni por Homero ni por Hesíodo, aunque por otros testimonios sabemos que era una figura bien conocida a más tardar ya en el s. VII. Las fuentes más sistemáticas proceden del Imperio romano: Virgilio (Geórgicas) y Ovidio (Metamorfosis).

La fascinación ejercida por el mito de Orfeo hizo que con el paso del tiempo se atribuyeran a su figura nuevas capacidades: literaria (Orfeo sería el autor de una abundante producción), filosófica (algunos autores llegan a incluirlo en el número de los 7 sabios) o mágica (algo que no sorprende, teniendo en cuenta los asombrosos hechos que se le atribuyen, tanto en vida como tras su muerte). También en estos nuevos aspectos de su figura nos detendremos en su momento.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo
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