Estudios sobre Biblia y orígenes del cristianismo (106-E)

Hoy escribe Antonio Piñero

Concluimos hoy con la presentación global del libro “Reimaginando los orígenes del cristianismo”.


Carlos Gil, uno de los editores, (“La dimensión política de las comunidades paulinas: cuerpo, casa y ciudad en Aristóteles y Pablo”) muestra cómo la analogía entre “cuerpo”, “casa” y “ciudad” en las obras del filósofo ateniense y el Apóstol permite comprender la comunidad (ekklesía) paulina como constituida por características similares a las que Aristóteles concede a la ciudad (polis), no a la casa; de este modo, Pablo parece dar a sus asambleas domésticas una configuración y unas aspiraciones políticas inusitadas, haciendo que influya lenta pero decisivamente en la ordenación de la nueva sociedad.

Es improbable, sin embargo, que Pablo hubiera leído si quiera o que conociera profundamente el pensamiento político del Estagirita. Además, a pesar de lo que se ha escrito sobre la “teología política” de Pablo, es posible que ésta fuera totalmente inconsciente, o analógica, pues es improbable que un personaje como Pablo, que estaba convencido del fin inmediato del mundo (1 Tes 4,15-5,2), tuviera el menor deseo de influir en la ordenación de la sociedad, cualquiera que ésta fuese.


Carmen Bernabé, editora también del libro presente, en su artículo “Duelo y género en los relatos de la visita a la tumba” estudia esas narraciones desde la perspectiva de la antropología cultural para mostrar cómo el lamento y las experiencias asociadas al duelo permitieron a las mujeres interpretar la vida y muerte de Jesús y anunciar las “certezas de sentido” a otras personas. De este modo se inicia una tradición, marcada por las experiencias de mujeres, que fue paulatinamente modificada, al ser introducida en proyectos narrativos y teológicos más amplios. Bernabé realza así cómo la creencia en la resurrección de Jesús comenzó en el círculo de las mujeres discípulas, lo cual para algunos escépticos tiene ciertas connotaciones negativas.

Carolyn Osiek, en su contribución “Mujeres, honor y contexto en la anigüedad mediterránea”, contextualiza la discusión sobre los esquemas típicos de comportamiento -el honor y la vergüenza- respecto a las mujeres en el Mediterráneo durante la antigüedad, centrándose en algunos estudios del siglo XX sobre mujeres en Andalucía. El estudio plantea la necesidad de considerar las relaciones entre los sexos, es decir, el tema de “género” y funciones sexuales dentro del conjunto de relaciones que forman el entramado familiar, la jerarquía social, el control económico y las redes sociales. Los hallazgos de la antropología pueden incorporarse a los estudios bíblicos con toda la prudencia debida; de hecho los historiadores del Imperio romano los han incorporado también, aunque con una mayor cautela que los especialistas en Biblia.

Fernando Rivas, en “Modelos de hospitalidad en la Primera carta de Clemente a los Corintios”, intenta descubrir el sentido y los modelos de hospitalidad que ofrece esta epístola en el contexto de los procesos de aprendizaje que configuraban las conductas personales. Concluye que la hospitalidad es una de las matrices más fecundas de la convivencia y la cultura humanas, que libera de los efectos perversos de cualquier endogamia y que expresa el compromiso solidario con los necesitados, consecuencia de la adecuada comprensión teológica de la hospitalidad. Es evidente que todo este entramado de redes sociales tuvo una inmensa importancia para la expansión del cristianismo.




La tercera parte del libro que comentamos, titulada “Relevancia social y eclesial de los estudios sobre biblia y orígenes del cristianismo” tiene tres artículos.

El primero de Julio Trebolle –de quien hemos comentado largamente en este blog su último libro “Imagen y palabra de un silencio” de editorial Trotta, estudia los comienzos del Nuevo Testamento y de la biografía de Jesús”. El planteaminto de Trebolle me patrece muy interesante: la sugerente pregunta de dónde comienza el Nuevo Testamento. Para ello estudia los diversos inicios del NT que se muestran tanto en los manuscritos más antiguos (papiros y unciales o mayúsculos) como en los diversos inicios proopuestos por los evangeliso mismos para la vida de Jesús: preexistencia, su nacimiento, bautismo, pasión.

Esta cuestión de los inicios y la canonicidad se halla imbricada con el tema del valor del Antiguo Testamento en el cristianismo y la equiparación canónica de las nuevas Escrituras cristianas con las antiguas, como parte fundamental de la definición de la identidad del cristianismo frente al judaísmo. El autor rastrea en los textos evangélicos los indicios de la progresiva toma de conciencia del cristianismo primitivo de la autoridad de algunos de los escritos que va generando, definida más tarde como canónica, y pone en relación estos datos con los orígenes del judaísmo y del islam.

Juan Luis de León en su aportación “La Biblia y la dignidad de los indios del Nuevo Mundo. O cuando la teología ilumina la política de una época”, analiza el uso de la Biblia en la “gran controversia” entre Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda, a mediados del siglo XVI, sobre la justicia y legitimidad de la guerra contra los indios. Para ambos litigantes, la sagrada Escritura era capaz de ofrecer criterios válidos para la actuación política; pero mientras Ginés de Sepúlveda, defensor de la guerra justa, hacía una lectura más literalista y descontextualizada, de la Casas leía más globalmente, distinguiendo el valor de cada texto y subrayando que Cristo es la pauta del debido y exigible comportamiento pacífico para con los indios.

Finalmente Eduardo Arens, “De Oriente a Occidente: la importancia hermenéutica del factor cultural visto en el ejemplo del matrimonio y el divorcio”, resalta la necesidad de tomar conciencia de los condicionamientos culturales –de antaño y de ahora- para interpretar adecuadamente un texto como el del divorcio: Mc 10, 2-9. El autor deja así en claro los valores y limitaciones del texto y del intérprete. De este modo, Arens subraya la importancia de la hermenéutica para resaltar los condicionamientos culturales de la esencia del mensaje que es la palabra de Dios.

Y con esto concluimos. Realmente el libro intenta mostrar la conveniencia de una exégesis que utilice hoy día todos los medios interdisciplinares que están en sus manos. Ciertamente es de importancia poner de relieve los usos e interpretaciones inadecuados que se han hecho de este texto. Pero para recuperar toda su credibilidad en el mundo de hoy, es en mi opinión, necesario no pasarse de la raya y no reinterpretar de tal manera los textos de modo que se obtengan algunas consecuencias con las que ni siquiera soñaron sus autores.

Es mi opinión también que la primera tarea de la exégesis es poner de relieve qué fue exactamente lo que pretendieron poner de relieve los autores en el siglo I y lo que entendieron espontáneamente sus lectores, aunque en algunos casos las ideas expuestas no concuerden en absoluto con la mentalidad del siglo XXI. En líneas generales, con alguna pequeña exageración, este libro intenta seguir esta pauta enriqueciendo el contenido implícito de los textos neotestamentarios con la ayuda de los métodos ofrecidos por las ciencias sociales.

Cambiaremos un poco de tema y luego comentaré los tres artículos que a mí me han parecido más interesantes en este libro, los de Julio Trebolle, Gerd Teissen y Esther Miquel (por este orden).

Saludos cordiales de Antonio Piñero

www.antoniopinero.com

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En el otro blog, “Cristianismo e Historia”, el tema de hoy es

“El nombre de Yahvé”

Manera de llegar a este comunicación:

Pinchando en la página presente, arriba a la izquierda, donde hay un par de contactos o “links”. Uno de ellos es “Cristianismo e Historia”

Saludos de nuevo
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