La “Plegaria de las emanaciones”: una oración maniquea del siglo IV (II)

Hoy escribe Fernando Bermejo

Antes de presentar el texto de la “Plegaria de las emanaciones” de Kellis, convendrá decir algunas generalidades sobre la obra, que permita a los lectores efectuar su contextualización.

El texto de la Plegaria fue descubierto en febrero de 1992 en el patio trasero de la llamada “casa 3” de Kellis, un emplazamiento en el que el texto parece haber sido depositado accidentalmente (como sugiere la ausencia de otro material conectado con la tablilla de madera que lo contiene). El contexto arqueológico indica que poco antes del 400 el emplazamiento fue abandonado, por lo cual el texto hubo de ser compuesto antes de esa fecha. La paleografía sugiere como fecha de composición más bien la primera mitad del s. IV que la segunda, sin que sea posible efectuar mayores precisiones.

El texto se conserva sobre una tablilla de madera escrita por ambas caras. Las dimensiones de la tablilla son aprox. 31 x 8,5 cms., y su grosor es de 3 mm. La tablilla, que tiene un doble agujero en la parte izquierda superior e inferior, parece proceder de un códice de tablillas de madera –similar a otros encontrados en Kellis–, aunque ha sido cuidadosamente bañada con un tinte que ha oscurecido enteramente cualquier escritura que pudiera haber tenido anteriormente.

El escriba trazó, en la tablilla, líneas como bordes para la escritura (uncial). En general, la escritura respeta escrupulosamente los bordes izquierdo e inferior, pero suele sobrepasar el margen derecho. La primera cara tiene 69 líneas, mientras que la segunda sólo tiene 63. El texto carece de puntuación, y tiene no pocas abreviaturas.

El título aparece al comienzo y al final de la tablilla (líneas 1 y 131-132), aunque redactado de forma diferente. El genitivo del título debe ser entendido con toda probabilidad como un genitivo objetivo: no es una plegaria de las emanaciones (es decir, una plegaria efectuada por las emanaciones o sujetos divinos), sino una “plegaria dirigida a las emanaciones”, es decir, a las potencias divinas. El texto fue probablemente destinado a un uso litúrgico.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo
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