La “Plegaria de las emanaciones”: una oración maniquea del siglo IV (III)

Hoy escribe Fernando Bermejo

La “Plegaria de las emanaciones” de Kellis tiene 132 líneas. Comenzamos a ofrecer aquí a los lectores su traducción con algunas notas, aunque a quienes estén interesados en el texto griego y en un comentario mucho más pormenorizado (incluyendo referencias bibliográficas), habrán de acudir a las publicaciones especializadas a las que en su momento nos referimos. Comenzamos hoy con el título y la primera sección


1 Plegaria de las emanaciones

2 Venero y glorifico al
3 gran Padre de las Luces con
4 pensamiento puro, con verbo sin dolo.
5 Has sido glorificado y honrado, tú y
6 tu Grandeza y los eones dignos
7 de toda alabanza, pues con gloria
8 has perfeccionado su fundamento.
9 Han sido glorificados tu Poder y Gloria
10 y tu Luz y Verbo y
11 tu Grandeza y los eones
12 de bendición y todo tu designio:
13 pues tú eres Dios, la base
14 de toda gracia, vida y verdad.

Sobre el título, obsérvese que la recitación de poesía litúrgica y el canto de himnos están ampliamente atestiguados entre maniqueos. Esta práctica parece haber sido no sólo un aderezo estético a las ceremonias, sino un componente esencial de la praxis ritual maniquea.

Para describir el proceso de derivación de entidades divinas a partir del Dios supremo el maniqueísmo rechaza la denominación cristiana de “generación” y acepta el término de “emisión” o “emanación”, usado con preferencia por diversas corrientes gnósticas, e incluso por algunos autores eclesiásticos, si bien los maniqueos usan también con preferencia el término, tomado del ámbito del lenguaje, de “llamada” o “evocación”.

La expresión “Padre de las luces” se encuentra en el Nuevo Testamento, aunque la expresión “gran Padre de las Luces” sólo se usa a menudo en textos maniqueos, como los Kephalaia o el Salterio.

“Grandeza” es una ulterior designación del Dios supremo, particularmente en la expresión “Padre de la Grandeza”, un semitismo equivalente a “gran Padre”, que aparece con frecuencia en los textos coptos maniqueos.

El término “eón” no debe ser entendido aquí primariamente en su sentido temporal (como el que tiene v. gr. en el Timeo de Platón) sino como designación de los atributos espirituales del ámbito divino, tal como ocurre en textos gnósticos.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo
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