Jesús nunca explicó exactamente en qué consiste el Reino de Dios (88-04)

Hoy escribe Antonio Piñero


Continuamos hoy con el tema de las generalidades de la predicación de Jesús acerca del “Reino de Dios”.

Otra de las características en la que insisten todos los comentaristas es que el uso abundante de esta expresión -muy típica de Jesús y que es el núcleo de su actividad- contrasta con:

• Lo que sabemos acerca de las iglesias primitivas al respecto, quienes no andaban predicando por lo general que el 'Reino de Dios estaba cerca', sino que proclamaban a Jesús muerto y resucitado. Con ello no afirmo que no esté ausente esta expresión, sino que es muy escasa en comparación con Jesús. La encontramos en los Hechos de los apóstoles (1,3.6; 8,12; 14,22; 19,8, etc.), e incluso también en las epístolas auténticamente paulinas, en donde aparece 7 u 8 veces: 1 Cor 4,20; 6,9-10; 15,24.50; Gál 5,21; 1 Tes 2,12; Rom 14,17. Hay, pues un cambio de perspectiva.

Curiosamente la expresión que más emplea Pablo es “heredar el reino”, que es justamente la que menos aparece en los Evangelios. Así que en esto, como en otros aspectos de su doctrina, la teología de Pablo no coincide con la de Jesús.


• Que en el Apocalipsis de Juan se contienen referencias al reino escatológico de Dios, pero en número sorprendentemente escaso. “Es interesante notar que la expresión 'Reino de Dios' no aparece en labios del Jesús resucitado del Apocalipsis, al que sin embargo, en ese libro se atribuye un número considerable de dichos. Tenemos así que, en el único caso absolutamente claro donde un profeta cristiano pone palabras en boca de Jesús (resucitado), tales palabras no incluyen la expresión 'Reino de Dios'” (J.P. Meier, Un judío marginal II/1, 295).

• Con lo que sabemos sobre el judaísmo de la época de Jesús, en el que la expresión “Reino de Dios” está muy parcamente atestiguada (escasamente unas veinte veces en sus diversas variaciones). Señalo algunas recogidas en los comentarios: Sabiduría 10,10; Salmos de Salomón 17,3; 1 Crónicas 28,5; 2 Crónicas 13,8; Salmos 103,19; 145,11-13; 22,28; Daniel 3,33; 4,34, etc.). Sin duda el judaísmo admitía la realeza divina, pero o bien no reflexionaba demasiado sobre ella, pues la daba por supuesta, o bien no tenía absolutamente claro su significado preciso.

Sin embargo, es notablemente curioso que en los Manuscritos del Mar Muerto, en concreto en un manuscrito que contiene un texto denominado “Cantos del sacrificio sabático” (4Q400-407; el texto consta de varios fragmentos) hay unas 50 referencias a Dios como “rey”, y unas 25 a su “reino”, calificado como “glorioso”.

Tenemos aquí uno de esos contactos de la teología de Jesús con la de los esenios de Qumrán que a veces sorprenden a las gentes y le hacen preguntar “¿Fue Jesús un esenio?” (Diré a este propósito entre paréntesis que hay otras muchas diferencias que hacen imposible en mi opinión que Jesús lo fuera; lo he manifestado repetidas veces. Los contactos no son en sí sorprendentes; se trata sencillamente de un árbol frondoso -el judaísmo del siglo I- que tiene ramas diversas. Las ramas se parecen entre sí, pero son ramas distintas).

Y hay algo que es tremendamente curioso, en apariencia: están de acuerdo los exegetas en que Jesús nunca explicó directamente en qué consistía ese Reino de Dios. Jesús decía: “el Reino de Dios está cerca” (Mc 1,15); “Venga tu reino”, en el Padrenuestro (Mt 6,10); una vez sólo algo así como “Ha llegado” (lc 11,20); debe ser “buscado” (Mt 6,33); hay que entrar en él (bastantes veces; por ejemplo, Mc 9,47; Mt 5,20), o incluso que “hay que conquistarlo y sufre violencia” (Mt 11,12).

Esto significa que las gentes que oían la predicación de Jesús sobre el Reino de Dios entendían perfectamente el concepto general. Jesús no era de los hablaban oscuro; todo lo contrario. La gente seguía a Jesús en grandes multitudes porque lo entendía y porque su discurso les cautivaba. Y más curioso aún: cuando los discípulos fueron envidados en misión con el encargo por parte de Jesús de predicar el 'Reino' (Mt 10,7) tampoco lo explican, o al menos la tradición conservada no dice que necessitaran aclarar el concepto.

Pocos obtienen la consecuencia que me parece más clara de este hecho, a saber: si Jesús no explica es porque su noción básica del Reino de Dios es igual que la de sus oyentes, que -recordemos- eran pobres campesinos galileos, sin demasiadas letras. Por tanto básicamente el concepto de Jesús del Reino de Dios es judío, es el de la época, es –adelantamos algo- lo que en líneas generales habían predicado los profetas de Israel, cuyos textos se leían los sábados en las sinagogas.

Opino que esta consecuencia es tan importante que es como el marco para todo lo que podamos decir sobre el Reino de Dios. Y otra observación: que el Reino de Dios ha llegado sólo se dice claramente en un texto (Lc 11,20: “Si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, es que el Reino de Dios ha llegado a vosotros”, y dudosamente –no sabemos traducirlo bien- en otro (“El Reino está entre vosotros…”: Lc 17,21 ¿?). Por tanto cerca de una veintena de pasajes en los que se habla del reino futuro y sólo uno (claro) en el que se habla del Reino de Dios presente. ¿Hay que darle la misma importancia a uno contra veinte, más o menos?

Desde luego, volveremos a este tema. Pero ahora conviene este toque de reflexión. Jesús, ciertamente, no explicó qué era el Reino de Dios. Se debe insistir en que en ello están de acuerdo todos los investigadores del Jesús histórico, estudiosos de todos los colores ideológicos. En las parábolas del Reino y en otros casos, Jesús explica ciertas características y cualidades (lo veremos) del Reino, pero nunca el núcleo de lo que es, que se da por supuesta.

También hay que reflexionar sobre si algo -el Reino- que al parecer era tan evidente para los oyentes de Jesús debemos calificarlo como una “metáfora” (así J. A. Pagola, junto con muchos investigadores desde Norman Perrin) con todo lo que ello significa de subjetividad. No estoy nada convencido.

Y añadir que, sin duda también, Jesús no se limitaba a repetir lo que todos sabían. De lo contrario, la gente se habría aburrido. Probablemente hizo hincapié en algunas de las características más fascinantes del Reino o añadió algunas novedosas.

Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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En el otro blog, “Cristianismo e Historia”, el tema de hoy es

“Diferencias entre los datos de los ‘Hechos de los apóstoles’ y la ‘Carta a los gálatas’”

Manera de llegar a este comunicación:

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