La restauración del Israel (88-06)

Hoy escribe Antonio Piñero


Seguimos con las nociones generales en torno al concepto “Reino de Dios” en Jesús. Decíamos en la postal anterior que esa idea se inscribe dentro de una especie de cuadro mental, compuesto de varios elementos que son como las piezas que componen el universo teológico que un judío del siglo I tenía en la mente y en el que encajaban sus ideas acerca del Reino.

La formación y reunión de tales elementos en la mente de un judío del siglo I dc.C. se producía por medio de la lectura del Antiguo Testamento y de los escritos piadosos - que hoy denominamos "apócrifos"- judíos que complementan su ideario religoso entre los que incluimos los Manuscritos del Mr Muerto y obras afines que eran la lectura espiritual específica del grupo de los esenios, bien fuere el general (unos cuatro mil en tiempos de Jesús, pero muy influyentes), o bien el grupito de Qumrán.

Aprovechamos aquí la síntesis realizada ya por James D.G. Dunn, en su obra Jesús recordado, Verbo Divino, 2009, que completamos con otros autores.

1. La creencia en una “restauración del Israel completo” en los momentos mesiánicos. Las 9 tribus llevadas al destierro por Salmanasar, rey de Asiria, tras la toma de Samaría y la caída del Reino del Norte, Israel, en el 721 a.C. desaperecieron, se perdieron o disgregaron difuminándose en la historia entre otras poblaciones. Sin embargo, circulaban diversas noticias entre los judíos que desde Mesopotamia, primer lugar del destierro, esas tribus, guiadas por Dios, siguieron avanzando hasta el norte y que de ellas se perdió toda pista en esas tierras misteriosas. En el momento de los inicios del Reino de Dios, Éste devolvería a Israel esas tribus perdidas por medios maravillosos, por ejemplo transportadas en “alas de águila”. El reino divino sólo se instauraría en un Israel completo, en el que reingresarían las tribus perdidas.

La base de esta creencia se halla en Deuteronomio 30,1-10:

“Cuando te sucedan todas estas cosas, la bendición y la maldición que te he propuesto, si las meditas en tu corazón en medio de las naciones donde Yahvé tu Dios te haya arrojado, 2 si vuelves a Yahvé tu Dios, si escuchas su voz en todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, 3 Yahvé tu Dios cambiará tu suerte, tendrá piedad de ti, y te reunirá de nuevo de en medio de todos los pueblos a donde Yahvé tu Dios te haya dispersado. 4 Aunque tus desterrados estén en el extremo de los cielos, de allí mismo te recogerá Yahvé tu Dios y vendrá a buscarte; 5 te llevará otra vez a la tierra poseída por tus padres, para que también tú la poseas, te hará feliz y te multiplicará más que a tus padres […]


9 Yahvé tu Dios te hará prosperar en todas tus obras, en el fruto de tus entrañas, el fruto de tu ganado y el fruto de tu suelo. Porque de nuevo se complacerá Yahvé en tu felicidad, como se complacía en la felicidad de tus padres, 10 si tú escuchas la voz de Yahvé tu Dios guardando sus mandamientos y sus preceptos, lo que está escrito en el libro de esta Ley, si te conviertes a Yahvé tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma”.


Esta promesa divina llenaba de esperanza a los que habían quedado en Israel y fue recogida por los profetas, en especial Isaías y Miqueas. Cuando Israel sea restaurado, los paganos tendrán en tanta gloria alguna parte, ya sea sometiéndose a Israel, ya sea reconociendo la suprema soberanía de su Dios y aportando dones a su Templo, ya sea convirtiéndose. He aquí los textos principales, reunidos por E. P. Sanders, en su obra Jesús y el judaísmo, Trotta, Madrid, 2004, p. 127:

Isaías 49,5s.: Dios restablecerá a «Jacob» o las «tribus de Jacob» mediante su siervo, y su salvación llegará hasta los confines de la tierra.

Isaías 58,1-8: Dios reunirá a «los dispersos de Israel» (nidhe Yisra’el; tous diesparmenous) y también a los extranjeros que lo acepten y observen el sábado y la Alianza. También éstos podrán ofrecer sacrificios en el altar, «porque mi casa será llamada por todos los pueblos Casa de Oración» (‘ammim; éthne).

Isaías 60,3-7: Los pueblos (goyim; éthne) acudirán a la luz de Israel; sus hijos e hijas llegarán, como también «las riquezas de los pueblos». Se ofrecerán sacrificios, y «yo honraré mi noble casa».

Isaías 60,10-14: Los extranjeros reconstruirán las murallas de Jerusalén; Israel recibirá «las riquezas de los pueblos»; los gentiles que no se sometan serán destruidos. El Templo será embellecido.

Isaías 66,18-24: Dios reunirá «a las naciones de toda lengua»; además, enviará supervivientes para anunciar su gloria «entre las naciones» (goyim, éthne); los judíos dispersos entre los pueblos serán traídos «como ofrenda al Señor», y algunos llegarán a ser sacerdotes y levitas. Dios hará un cielo nuevo y una tierra nueva que durarán «como vuestra estirpe y vuestro nombre».

Miqueas 4: En los últimos días «el monte de la casa del Señor» se convertirá en la montaña más alta y hacia ella vendrán muchas naciones para aprender la Ley, la palabra del Señor. Dios reunirá a los inválidos, que serán el resto. Israel vencerá a las naciones enemigas, «y consagrará al Señor sus ganancias, su riqueza al Dueño de la tierra».

Comenta Sanders:

Estos pasajes reflejan el solapamiento de temas que encontramos también separadamente: la reconstrucción del Templo (también Is 44,28; Ez 40-43); la reunificación del Israel disperso (Ez 34,37 bajo el liderazgo de David; 47,13-48.29: el reparto de la tierra entre las doce tribus); el sometimiento de los gentiles (Is 54,3; 60,16; 61,6 y passim). Éstos y otros pasajes han ejercido […] gran influencia en el cristianismo primitivo.


Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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Una nota para los que viven en Madrid a propósito del

DÍA DEL LIBRO

Quizá pueda interesar a alguien que el próximo jueves 23 de abril 2009

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Saludos de nuevo de Antonio Piñero
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