Los paganos en la restauración de Israel (88-07)

Hoy escribe Antonio Piñero

Dijimos en una postal anterior que Jesús no definió específicamente lo que era en sí el Reino de Dios, sino que procuró aclarar algunas de sus características por medio, sobre todo, de parábolas. Por ello es necesario reconstruir –a base de los textos que tengamos- qué era exactamente Reino por meido de un estudio del ambiente judío en el que se crió y en el que se conformó su mentalidad. Aparte de especificar qué era el Reino, este esfuerzo ayudará a destacar también mejor las aportaciones más personales de Jesús al concepto nuclear del “Reino” que él compartía con sus oyentes.

Completamos el punto primero, iniciado en la postal del día anterior, con la cita de textos pertenecientes al mundo de los llamados "deuterocanónicos" (libros de la Biblia griega-cristiana, aceptados por los católicos como sagrados, pero no por los protestantes y por los judíos, por ejemplo Tobías, Sabiduría, Eclesiástico, 1 2 Macabeos...), al de los "Apócrifos del Antiguo Testamento" –importantes como atmósfera espiritual en la que vivieron Jesús y los primeros cristianos- y de los Manuscritos del mar Muerto.

De modo general puede decirse quue en estos libros que complementan la teología del Antiguo Testamento disminuye el tema de la amenaza de un castigo que dejará solamente un “resto”,, pero se mantioene la terminología que designa a los supervivientes como «pobres» y «humildes». También se observa que en la época inmediatamente anterior a Jesús se piensa más en la reunificación de Israel, en la liberación de la opresión (del invasor romano) y del dominio extranjero, y se habla del castigo de los gentiles que no se “conviertan” de algún modo a Israel. La reunión de textos de esta temática es también de E. P. Sanders, (Jesús y el judaísmo, Trotta, Madrid, 2004, pp. 151-152):

Baruc 4-5: Israel ha sido castigado con la entrega a sus enemigos. Pero en el futuro sobrevendrá el castigo y el sometimiento de las naciones. Israel será reunido «desde el este y el oeste» (4,37; 5,5).

Eclesiástico 36: El autor pide a Dios que aplaste y destruya a los enemigos de Israel, para «reunir a todas las tribus de Jacob» y para «darles su heredad, como al principio» (las citas son de 36,11).

Eclesiástico 48,10: Elías está destinado a «restablecer las tribus de Israel».

2 Macabeos 1,27s.: Jonatán pide a Dios que «congregue al pueblo disperso», que «dé libertad a los que viven como esclavos entre los paganos», y que se «fije en los despreciados y aborrecidos» para que «castigue a los tiranos que se ensoberbecen insolentemente».

2 Macabeos 2,18: «Confiamos que Dios se apiade de nosotros y nos reúna en el lugar santo desde todas las regiones de la tierra».

Salmos de Salomón 11, que trata exclusivamente de la reunión de Israel desde el este, el oeste y el norte, como también «de las islas lejanas». Esto manifiesta que Dios ha tenido piedad de Israel.

Salmos de Salomón 17,28-31: Dios reunirá a «un pueblo santo» y «los repartirá según sus tribus por todo el país».

Salmos de Salomón 17,44: «Bienaventurados quienes vivan en aquellos días en los que verán la felicidad de Israel cuando Dios congregue las tribus». Cf. 8,34: reunión de los dispersados.

Testamento de Moisés (también llamado Ascensión de Moisés): En las secciones más antiguas se tiene en mente explícitamente a las doce tribus (cf. 3,4; 4,9). Sin embargo, al final de la obra tal como ahora la tenemos sólo se menciona a Israel sin más especificaciones (10,7: castigo de los gentiles y felicidad de Israel).

1QM (Rollo de la Guerra): Las doce tribus estarán representadas en el culto del Templo (2,2s.); todas las tribus contribuirán con tropas (2,7s.); el ejercito está organizado por tribus (3,13; 5,1). De particular interés es que los israelitas victoriosos son llamados «los pobres» (ebyonim, 11,13; 13,13s.).

11QTa (Rollo del Templo) 18,14-16: Los jefes de las tribus ofrecen doce hogazas de pan de trigo. Cf. 57,5s.: mil de cada tribu, doce mil en total.

La esperanza de una unificación de las doce tribus se prolonga durante el período posterior al año 70 d.C.: Talmud Sanedrín 13,10 (Rabí Eliézer) y Apocalipsis 21,12.

Puede decirse que «escatología judía» y «restauración de Israel» en esta época son casi sinónimos. La idea de que Israel será purificado de los pecadores que en él hay es bastante común en la literatura postbíblica.

Salmos de Salomón 17,22-26 lo indica con gran claridad:

22 “Rodéale de fuerza, para quebrantar a los príncipes injustos, para purificar a Jerusalén de los gentiles que la pisotean, destruyéndola,

23 para expulsar con tu justa sabiduría a los pecadores de tu heredad, para quebrar el orgullo del pecador como vaso de alfarero,

24 para machacar con vara de hierro todo su ser, para aniquilar a las naciones impías con la palabra de su boca,

25 para que ante su amenaza huyan los gentiles de su presencia y para dejar convictos a los pecadores con el testimonio de sus corazones.

26 Reunirá (el Rey) un pueblo santo al que conducirá con justicia; gobernará las tribus del pueblo santificado por el Señor su Dios”.


como se ve, y dijimos ya, en el siglo anterior a Jesús todo el acento de las esperanzas de slavación en l futuro Reino de Dios (= la restauración) recae en la reunificación y redención de Israel, a veces también en la expusión de los gentiles, y no en su posterior reducción a un "resto".

Los manuscritos del Mar Muerto recalcan todas estas ideas pero son muy duros con los gentiles: en 1QM 1,2 (“Regla de la guerra”), la batalla final -en la que las doce tribus están representadas- se desarrolla contra los gentiles y contra «los impíos de la Alianza».

La idea general de todo el comentario de Habacuc de esos mismos esenios parece ser la aniquilación de los que «violan la Alianza» (1QpHab 2,6).

Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Una nota para los que viven en Madrid a propósito del

DÍA DEL LIBRO

Quizá pueda interesar a alguien que el próximo jueves 23 de abril 2009

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Saludos de nuevo de Antonio Piñero

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