Una prosperidad renovada y abundante en toda clase de bienes (88-08)

Hoy escribe Antonio Piñero

Seguimos con la descripción de los 14 puntos que formaban como el entramado mental que sostenía las creencias judías en el Reino de Dios

2. Unida a la primera idea estaba la noción de que en el “Reino” habría en Israel y los gentiles incorporados una prosperidad material muy abundante, El texto básico es de nuevo Deuteronomio 30,5.9:

5 te llevará otra vez a la tierra poseída por tus padres, para que también tú la poseas, te hará feliz y te multiplicará más que a tus padres […]

9 Yahvé tu Dios te hará prosperar en todas tus obras, en el fruto de tus entrañas, el fruto de tu ganado y el fruto de tu suelo. Porque de nuevo se complacerá Yahvé en tu felicidad, como se complacía en la felicidad de tus padres


El Reino de Dios restaurará una suerte de paraíso en la tierra. Dios eliminará las enfermedades, sobre todo las taras e incapacidades de los elegidos. Naturalmente habrá muchos bienes espirituales -todos habrán cambiado la mente y se cumplirá la ley de Dios sin desmayo-, pero se insiste más en los bienes tangibles.

Isaías pinta un paisaje idílico en 32,15-20:

15 Se hará la estepa un vergel, y el vergel será considerado como selva. 16 Reposará en la estepa la equidad, y la justicia morará en el vergel; 17 el producto de la justicia será la paz, el fruto de la equidad, una seguridad perpetua. 18 Y habitará mi pueblo en albergue de paz, en moradas seguras y en posadas tranquilas. 19 La selva será abatida y la ciudad hundida. 20 Dichosos vosotros, que sembraréis cabe todas las corrientes, y dejaréis sueltos el buey y el asno.


El pasaje más impresionante y exagerado es quizá el Apocalipsis siríaco de Baruc (2 Baruc) 29, 5-8:

“5 La tierra (en le época del israel restaurado = del mesías) dará también su fruto, diez mil por uno: en una vid habrá mil pámpanos, un pámpano producirá mil racimos, un racimo dará mil uvas y una uva producirá un kor de vino. 6 Los que desfallecían se regocijarán y también verán prodigios todos los días. 7 Desde mi presencia saldrán vientos que traerán cada mañana un aroma de frutos deliciosos, y al final del día nubes que destilarán un rocío saludable 8 En aquel tiempo ocurrirá que descenderá de nuevo desde el cielo el tesoro del maná y comerán de él durante esos años, pues ellos son los que llegaron al final de los tiempos”.


3. Esa era futura y venturosa se llamará normalmente “mesiánica”, porque Dios la traerá actuando no directamente, sino a través de una agente terreno, humano, un ungido/mesías, que será como su mano derecha en la instauración de su reinado.

Pasajes mesiánicos directos, es decir, aquellos en los que aparece la voz “mesías” con el significado que se le otorgará al término en el siglo I, no hay estrictamente hablando en el Antiguo Testamento. Hemos dicho alguna vez que de las 39 veces que aparece el vocablo "mesías" en la Biblia hebrea en ningún caso tiene ese significado especializado.

Sin embargo, pasajes mesiánicos indirectos hay numerosos en el Antiguo Testamento, sobre todo si se consideran aquellos que hablan de las esperanzas escatológicas –es decir, sobre los últimos tiempos- y la edad/era mesiánica. Por ejemplo, en este sentido, todo el libro de Zacarías es una expresión del anhelo de la restauración nacional y de las grandes perspectivas de la salvación mesiánica, unida en este caso a la dinastía davídica. Tendríamos que citarlo entero.

Dentro de los Apócrifos del Antiguo Testamento el mesías ocupa una parte importante en los textos más cercanos al ambiente de Jesús (recordemos que en su obra las Antigüedades de los judíos, Flavio Josefo señala unas once figuras más o menos mesiánicas entre los momentos de la muerte de Herodes el Grande, 4 a.C., y la caída de Jerusalén, 70 d.C. Entre ellas está jesús de Nazaret.

Hemos citado ya en una postal anterior varias veces los Salmos de Salomón, el 18 y sobre todo el 17 (texto completo en Apócrifos del Antiguo Testamento, A. Díez Macho-A. Piñero [eds.] 2ª edición, Cristiandad, Madrid, 2002, pp. 33-78), y ahora vamos a traer a colación algunos pasajes importantes de otras obras.

· En los Oráculos Sibilinos, los falsificados por los judíos, ocupa un puesto importante el Libro III. Probablemente data del 140 a.C., pero en los vv. 46-92 se contiene una adición importante fechada por los especialistas hacia la mitad del siglo I a.C. Allí se dice del mesías judío (con lenguaje que imita al homérico) lo siguiente:

Mas cuando Roma tiene también sobre Egipto / lo que hasta ahora demoró, un rey muy poderoso entonces / de inmortal rey, se aparecerá a los hombres. Y llegará el Santo Soberano para someter los cetros del mundo, por todos los siglos del presuroso tiempo, y entonces será inexorable la cólera contra los hombres… ¡Ay de mí, desdichada! ¿Cuándo llegará ese día y el juicio (no el Final).


Otros pasajes importantes sobre el mesías, en esta época se hallan en el Libro de las Parábolas de Henoc (subsumido dentro del Libro I de Henoc, capítulos 37-71), el Apocalipsis siríaco de Baruc (del que ya hemos citado un párrafo), el Libro IV de Esdras y los Testamentos de Leví y de Judá

· En Las Parábolas de Henoc (libro fechado en un arco temporal entre el 30 a.C. hasta el último tercio siglo I d.C.) aparece el mesías con los títulos “Justo”, “Elegido”, “Juez” y especialmente como “Hijo del Hombre”. El autor toma de Daniel 7 sus ideas mesiánicas, sobre todo el título Hijo del Hombre, pero avanza nuevas concepciones, pues une en una sola persona las figuras –primitivamente separadas en la tradición hebrea- de Rey, Mesías, Elegido, Siervo de Yahvé, Juez justo e Hijo del Hombre. Presento sólo dos pasajes:

- El mesías como juez escatológico e Hijo del Hombre (1 Henoc 48; Apócrifos del Antiguo Testamento, Madrid, Cristiandad, 1984, IV 73-4)

En ese lugar vi la fuente de justicia: es inagotable y en torno a ella hay muchas fuentes de sabiduría. Todos los sedientos beben de ellas y se llenan de sabiduría, siendo su morada con los justos, santos y elegidos.

En aquel momento fue nombrado aquel Hijo del Hombre ante el Señor de los espíritus, y su nombre ante el “Principio de días”. Antes de que se creara el sol y las constelaciones, antes de que se hicieran los astros del cielo, su nombre fue evocado ante el Señor de los espíritus. Él servirá de báculo a los justos para que en él se apoyen y no caigan; él es la luz de los pueblos, y él será esperanza de los que sufren en sus corazones. Caerán y se prosternarán ante él todos los que moran sobre la tierra y bendecirán, alabarán y cantarán el nombre del Señor de los espíritus.

Por esto fue elegido y escogido junto a él antes de crearse el mundo y por la eternidad. Lo reveló a los santos y justos la sabiduría del Señor de los espíritus, pues reservó el lote de los justos porque aborrecieron y desecharon este mundo inicuo, y aborrecieron todas sus obras y maneras en el nombre del Señor de los espíritus, por cuyo nombre son salvos, pues ha sido él el vindicador de sus vidas.

En esos días estarán cabizbajos los reyes de la tierra y los poderosos que poseían el mundo por las acciones de sus manos, pues en el día de su angustia y estrechez no se salvarán. En manos de mis elegidos los pondré como paja al fuego, como plomo en el agua, y así arderán ante la faz de los santos y se hundirán ante el rostro de los justos, sin que se halle de ellos huella. En el día de su angustia habrá tranquilidad sobre la tierra; ante él caerán y no se levantarán, ni habrá quien les tienda la mano y los levante, pues negaron al Señor de los espíritus y a su mesías. ¡Bendito sea el nombre del Señor de los espíritus!


- El profeta Henoc designado por Dios Hijo del Hombre (1 Henoc 71,5-17; Apócrifos del Antiguo Testamento IV 94-95)

Y el Espíritu arrebató a Henoc a lo más alto del cielo. Vi allí, en medio de aquella luz, como una construcción de piedra de escarcha, y en medio de esas piedras había lenguas de fuego vivo. Vio mi espíritu el círculo de fuego que rodea aquella casa por los cuatro lados y los ríos llenos de fuego vivo que rodean aquella casa.

En torno a ella había serafines, querubines y coros: estos son los que no duermen y guardan el trono de su gloria. Vi innumerables ángeles, miles y miríadas, que rodeaban aquella casa, y Miguel, Rafael, Gabriel y Fanuel, y los santos ángeles de arriba del cielo entraban y salían de aquella casa. Salieron de allí Miguel, Rafael y Fanuel y muchos santos ángeles sin número, y con ellos el “Principio de días”, cuya cabeza era blanca y pura como lana, y su vestidura, indescriptible.

Caí de bruces, y toda mi carne se disolvió y mi espíritu se trastornó. Grité en alta voz con gran fuerza, y bendije, alabé y exalté. Y estas bendiciones que salían de mi boca eran gratas ante el “Principio de días”.

Y llegó Éste con Miguel, Gabriel, Rafael y Fanuel, y miles y miríadas de ángeles sin número. Llegó a mí aquel ángel, me saludó y me dijo:

— Tú eres el Hijo del hombre que naciste para la justicia; ella ha morado en ti , y la justicia del “Principio de días”. no te dejará.

Y añadió:

— Él invoca para ti la paz en nombre del siglo venidero, pues de ahí ha salido la paz desde la creación del mundo, y así será contigo por los siglos de los siglos. Todos marcharán por tu camino, no dejándote la justicia nunca. Contigo será su morada, contigo su suerte, y de ti no se separarán por los siglos de los siglos. Habrá así largura de días (en la época) de ese Hijo del hombre, y tendrán los justos paz e irán por el camino recto en nombre del Señor de los espíritus eternamente.


Textos como éstos estaban en el ambiente espiritual del que se nutrió Jesús de Nazaret.

Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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En el otro blog, “Cristianismo e Historia”, el tema de hoy es

“Me hallo en cadenas por Cristo”

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