La “Plegaria de las emanaciones”: una oración maniquea del siglo IV (VI)

Hoy escribe Fernando Bermejo

Seguimos ofreciendo a los lectores la traducción comentada de la Plegaria de las Emanaciones de Kellis.

Venero y glorifico al
34 vástago de la Grandeza, al
35 Intelecto luminoso, al rey, Cristo, que
36 vino de los eones exteriores
37 a la disposición cósmica superior,
38 y de aquélla a esta
39 creación inferior,
40 y abiertamente expuso
41 su sabiduría y los
42 misterios inefables a los
43 hombres sobre la tierra, y mostró
44 el camino de la verdad a todo el mundo
45 y lo explicó en todas las lenguas,
46 y distinguió la verdad de la mentira,
47 y la Luz de la Tiniebla,
48 y el bien del mal, y
49 a los justos de los malvados. Por ti
50 se ha hecho conocida al mundo toda gracia,
51 y es explicada la vida y la verdad a toda raza
52 en todas las lenguas. Y él
53 también se convirtió, para las Almas Vivientes,
54 en redentor de la opresión de los lazos
55 enemigos.

ll. 34-35. El “vástago de la Grandeza”, “Intelecto luminoso” y “rey” es Cristo. La identificación de Cristo como intelecto (ya presente en Basílides, según Ireneo) se efectúa en textos maniqueos. La idea está expresada con toda claridad en la obra de Alejandro de Licópolis.

l. 45. La expresión “en todas las lenguas”, que vuelve a ser repetida poco después (cf. l. 52) parece confirmar que “Cristo” es aquí un nombre sintético para la actividad salvífica del salvador maniqueo. En efecto, en otros textos Mani se refiere explícitamente a la superioridad de su religión en comparación con las anteriores (específicamente, con la de Zoroastro, Buda y Jesús), aduciendo entre otras razones la limitación de éstas a un ámbito cultural y lingüístico determinado. Esto es especialmente claro en un texto en persa medio: “Esta religión que yo he elegido es más completa y mejor respecto a otras religiones anteriores por diez razones. Una es que las religiones anteriores estaban (circunscritas) a un país y una lengua; en cambio, mi religión es tal que se va a manifestar por todos los países y en todas las lenguas” (trad. de Alberto Cantera en F. Bermejo – J. Montserrat (eds.), El maniqueísmo. Textos y fuentes, Trotta, Madrid, 2008, p. 295).

ll. 46-49. Aunque no hallamos en la Plegaria el postulado de la existencia de dos principios, textos paralelos a éste, que expresan una distinción nítida entre dos órdenes de realidades, los hallamos en otras fuentes maniqueas, como en el Kephalaion 76 (“Yo separé [la luz de la Tiniebla], distinguí la vida de la muerte, lo bueno [de lo malo], al justo del pecador”) o en el Códice Maniqueo de Colonia.

l. 51. La insistencia en la transmisión de la verdadera doctrina a la totalidad de la humanidad y en todas las lenguas evidencia el carácter autoconsciente del universalismo maniqueo. Mani eligió a los discípulos que enviaba a evangelizar en función de su poliglosia y sus conocimientos lingüísticos, pues debían llevar a cabo una intensa actividad de traducción (tanto en forma escrita como oral). Además, se hacía acompañar de traductores.

l. 53. El término “Alma Viviente”, de raíz bíblica, se emplea en el maniqueísmo como término técnico para designar a la Luz mezclada con la materia en el mundo. Obsérvese que la misma expresión griega, también en plural, se encuentra en el Codex Manichaicus Coloniensis, y en un contexto sorprendentemente similar: del Salvador –que en el CMC es Mani– se dice que se manifiesta “para liberar las Almas Vivientes de la sumisión a los rebeldes".

Obsérvese que el texto hace hincapié en la enseñanza aportada por Cristo, y no en su pasión y crucifixión, que carecen de valor redentor o salvífico en sentido cristiano. El carácter salvífico de la acción de Jesús radica, para los maniqueos, en la enseñanza aportada a los hombres; su crucifixión sólo es relevante como un paradigma de la crucifixión cósmica de la Luz que hace patente la suerte del alma en este mundo.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo
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