Los “recuerdos” de Jesús y los posibles lectores (II) (109-J)

Hoy escribe Antonio Piñero


Estamos razonando en torno a los posibles condicionantes de nuestro primer garante de la tradición oral sobre Jesús, el Evangelio de Marcos: intento fundamentar mi postura sobre la tradición del Nazareno: no sólo “Jesús recordado", sino "Jesús recordado e interpretado"... y a veces más interpretado que recordado.

Una primera cuestión en nuestro raznamiento es: ¿en qué pudieron las circunstancias de los lectores potenciales conformar la obra a ellos dirigidas?

Para responder es necesario a su vez preguntarse -y responder- quiénes podrían ser los potenciales el caso de Marcos.

Es difícil poner de acuerdo a la crítica sobre tales lectores potenciales, primero desde el punto de vista geográfico: los investigadores están divididos... y casi es mejor dejar de lado la cuestión, por insegura.

Pero en una cosa están al menos de acuerdo: esos lectores posibles de Marcos no son judíos, pues el autor se cuida de traducir los términos hebreos o arameos que aparecen en el texto y de explicar las costumbres hebreas. Se ve espontáneamente que el Evangelio de Marcos es ya una obra sobre Jesús para lectores paganos. Son o bien cristianos que comienzan el camino de una nueva fe desde un paganismo interesado de algún modo previamente por el judaísmo (“temerosos de Dios”), o bien paganos sin más, directamente, que pueden sentir cierta atracción por saber algo de Jesús.

Hay aquí un condicionante: el evnagleio debe ser entendible por un pagano y no puede provocar su rechazo. Éstos no pueden sentir hacia el escrito una repulsión inmediata.

Para valorar también otros posibles condicionantes que podría haber padecido el Evangelio de Marcos es necesario también cuestionarse acerca de su fecha de composición.

Aquí tampoco hay consenso, pero la diferencia entre los investigadores es pequeña, aunque sustancial:
1. O bien unos pocos años antes del final de la Guerra Judía (70 d.C.) con la aniquilación de la ciudad de Jerusalén y el templo, en torno al 65 d.C.;

2. O bien un poco después, hacia 71 o poco más tarde.

Hoy se va abriendo camino la idea de que la versión de Marcos que conservamos no es la primera edición, sino la segunda –al menos- y para algunos (como Rius Camps), la tercera.

A mi entender esta segunda -o tercera- edición del Evangelio de Marcos, la que tenemos hoy, se compuso después de la catástrofe del 70. Por los siguientes argumentos: la exégesis del capítulo 13 (que reconozco es blandido en uno u otro sentido por los dos bandos en disputa) me prece mucho más sencilla si se piensa que ya ha ocurrido esa catástrofe, que lo contrario. Pensar que es anterior al 70 obliga a sostener a priori que Jesús tenía especiales cualidades proféticas, sobrenaturales en alto grado, por lo que pudo predecir con exactitud tal catástrofe del Templo.

Es cierto que una idea general de su posible destrucción era característica de los profetas apocalípticos y tenemos ejemplos de ello… Nadie lo duda. Pero no hablamos de predicciones generales y vagas, sino que estamos hablando de predicciones con exactitud, que es algo distinto: suponer tal exactitud en las palabras de Jesús antes de que hayan ocurrido los acontecimientos se hace por motivos de fe previos, no por un razonamiento histórico: como Jesús era divino de algún modo debía conocer precisamente el futuro. Esto es un apriori previo.

Por tanto, ante descripciones bastante exactas de lo que ocurrió respecto a Jerusalén y su templo pienso que es más probable que Marcos 13 haya sido redactado después de la catástrofe del 70 más bien que antes.

Hay, además, dos pasajes fuera de ese capítulo apocalíptico (Marcos 13) que suponen la destrucción del Templo. Son Mc 15,38, que habla de la rotura del velo del Templo, y Mc 12,1-12, la parábola de los viñadores homicidas, a quienes se amenaza con una catástrofe: aniquilar la viña y entregarla a otros, v. 9. Estos textos se entienden mucho mejor si se ve en ellos una velada alusión a la destrucción de Jerusalén y su santuario.

Repito: es, pues, más probable que el evangelio de Marcos, por tanto, se compusiera después del 70 d.C.

Por tanto tendríamos que la redacción del Evangelio de Marcos podría estar condicionada por dos circunstancias importantes:

a) Sus potenciales lectores son paganos

b) Su composición –al menos la edición definitiva que tenemos- se hizo después de la destrucción del Templo y tras el final de la espantosa Guerra Judía y dentro del ambiente general del Imperio romano de esos momentos.

Espero que los lectores estén de acuerdo en que se pueden adoptar estos dos principios sin caer en ningún caso de partidismo previo. Ahora bien, una vez aceptados, tendrán sus consecuencias que veremos más tarde a lo largo del razonamiento.

El paso siguiente sería preguntarse: ¿qué tipos de cristianismo podría haber en torno al año 70? ¿Podrían existir algunas tendencias dominantes que pudieran ejercer influencia en los autores a la hora de componer algo tan nuevo como una suerte de biografía de Jesús.

Una advertencia previa:

Hay que tener en cuenta que en torno al año 70 no había más de tres mil, o tres mil quinientos cristianos (cálculos de Rodney Stark), todos concentrados en grandes ciudades (el cristianismo era un fenómeno urbano), en torno al Mediterráneo, ciudades relativamente cerca de la costa, bien comunicadas por redes y contactos comerciales que se efectuaban sobre todo en barco desde abril a septiembre.

Los cristianos eran por lo general de clase media (se sabe bien que el cristianismo no fue nunca un fenómeno de clases pobres o de esclavos como se pretendió en el siglo XIX y a principios del XX), y sus comunidades estaban cerca de las judías.

En una palabra los tres mil, o tres mil quinientos cristianos, divididos en diversas comunidades sabían bastante bien, unos y otros, lo que pensaban en otras comunidades distintas a la suya acerca de Jesús, qué teología tenían, etc. A esto se añade que ya desde el principio las comunidades paulinas copiaban las cartas del Maestro, se las intercambiaban y estaban al tanto sobre lo que Pablo había escrito a las demás.

Quiero decir con esto que las circunstancias socio-económicas eran lo suficientemente idóneas para un intercambio de ideas y para que el influjo de las más potentes fuera posible.


Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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En el otro blog, “Cristianismo e Historia”, el tema de hoy es

“El ‘mesías’ en el Antiguo Testamento (III)”

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