La “Plegaria de las Emanaciones”, un texto maniqueo del siglo IV (IX)

Hoy escribe Fernando Bermejo

Continuamos la presentación de una oración maniquea de Kellis.


70 Venero y glorifico a las cinco grandes luces
71 por medio de las cuales todo el mundo
72 perdura, y por medio de las cuales el cielo
73 y la tierra […] por participación la potencia,
74 la belleza, el alma
75 y la vida están presentes en todo;
76 y sin ellas el mundo
77 no podría perdurar.

“Las cinco grandes luces” no deben ser identificadas –como ha hecho algún comentarista- con los cinco planetas (los cuales eran considerados por los maniqueos algo negativo y perteneciente al mundo de la Tiniebla). Lejos de ello, las cinco luces corresponden más bien a los cinco “hijos” del Hombre Primordial, mezclados con la Tiniebla en la confrontación original que es denominada “primera guerra”. Estas cinco luces son denominadas, en los textos en los que el heresiólogo Efrén de Nísibe se refiere en siríaco a la doctrina maniquea, “luminosos sustentos”). En otros textos se los designa como “cinco esplendores intelectivos”.

La expresión “por medio de las cuales”, que encontramos en las líneas 71 y 72, expresa la inevitable mediación de “las cinco grandes luces” en la constitución del universo. Esto es comprensible en perspectiva maniquea, según la cual el universo es el resultado de la mezcla de la Tiniebla con los “hijos” del Hombre Primordial, es decir, con una parte de la Luz divina.

Una reconstrucción plausible de la laguna de la línea 73 dejaría el texto como sigue: “el cielo y la tierra llegaron a existir, y por participación en ellas la potencia...”.

El sentido de las líneas 76-77 no es metafórico, sino literal. En efecto, según el mito maniqueo, cuando las últimas partículas del Alma Viviente o Luz mezclada con la materia tenebrosa se liberen y se reintegren al Reino de la Luz, el mundo se colapsará y será destruido en una conflagración final: “Afirman que, una vez completamente separada la potencia divina, el fuego exterior se desplomará y se consumirá junto con todo lo que pudiera quedar de la Materia” (Alejandro de Licópolis, Contra las doctrinas de Mani). Así pues, sin la presencia de la Luz, en perspectiva maniquea el mundo no puede perdurar.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo
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