Jesús como Señor en el judeocristianismo (I) (109-X)

Hoy escribe Antonio Piñero

Decíamos en la postal anterior que en la teología del judeocristianismo se pensaba que Dios al resucitar a Jesús y haberlo situado a su diestra en el cielo lo había constituido "Señor y mesías". El segundo calificativo no es difícil de entender, ni tampoco su función -en la teología judeocristiana- tras la resurrección. Más dificultades presenta el primero. ¿Cómo se entendía que el Jesús resucitado y exaltado fuera “Señor” por voluntad de Dios?

Es sabido que en el Antiguo Testamento griego (los Setenta) “Señor”, sin otro calificativo (como por ejemplo “señor de la casa, etc.”) se empleaba en ámbito religioso estricto prácticamente sólo para Dios. Por tanto podría parecer que calificar a Jesús de “Señor”, a secas, podría apuntar que ya desde el primer instante los judeocristianos consideraron a Jesús de algún modo "Dios" o "divino".

Esta conclusión, sin embargo, es a todas luces errónea porque no casaría en absoluto con los datos que hemos ido ofreciendo en postales anteriores: según los Hechos de los apóstoles, muchos fariseos y sacerdotes abrazaron en seguida la fe en Jesús como mesías, y –dijimos también- que los judeocristianos seguían absolutamente fieles a su religión judía, simbolizada en la Ley, la circuncisión y el Templo, y por tanto al más estricto monoteísmo.

Por tanto: parece absolutamente seguro que los judeocristianos al utilizar el apelativo “Señor” para el Resucitado pensaban en otra cosa diferente: no sostuvieron de inmediato la noción de que, al ser resucitado por Dios, Jesús había sido de algún modo divinizado. Hay que pensar en otra cosa.

En primer lugar: parece hoy día claro –gracias al estudio de los textos judíos de la época o los que la reflejan aunque sean posteriores- que durante la vida terrena de Jesús sus discípulos y las gentes llamaban tranquilamente a Jesús “señor”, unas veces con el significado de “maestro”, y otras la mayoría, como un signo de respeto, exactamente igual al uso de hoy (Geza Vermes, Jesús el judío, Muchnik Editores, Barcelona, 1973, pp. 119-130). Y que este uso no significaba en absoluto que Jesús fuera divino.

Esta utlización se recoge en los Evangelios aunque con diferencias. Marcos y Mateo aplican a Jesús el título “señor” cuando se refieren a él como taumaturgo, es decir, como hacedor de milagros… entonces su figura aparece como más imponente y lo denominan de ese modo.

Lucas utiliza el título de un modo semejante, pero unas 18 veces en su Evangelio aparece “Señor” en sentido absoluto (igual al uso del Antiguo Testamento) con un tono más elevado. Los comentaristas suelen admitir que en estos casos se trata de una introducción del título por parte del evangelista mismo (es decir, es un uso redaccional), con un tono propio de una teología más desarrollada que implica algo más que una expresión cortés… Lucas da a entender que las gentes tenían un cierto atisbo de que Jesús era algo más que un hombre. Pero estos usos últimos lucanos, como decimos, pertenecen no a la vida de Jesús sino a la teología posterior que asume el evangelista.

Esto mismo puede decirse del Evangelio de Juan en donde “Señor” puede adquirir ya el sentido de "Dios". Pero el Evangelista escribe en torno a los años 95/100 d.C.
y tiene a todas luces una teología muy desarrollada. Las palabras que pone en boca de ciertos persoanjes de su obra, o de Jesús mismo, parecen más palabras del evangelista que del "biografiado".

Por tanto, una primera aclaración del uso de “Señor en el discurso de Pedro en Hch 2,36, podría ser afirmar que tal uso fue introducido por Lucas, que lo puso en boca de Pedro, y que su contenido afirmaría ya una noción teológica propia de un estado de la teología puramente cristiana –no la de Jesús- propio de la época de Lucas (hacia el 80/85 d.C.) y no del primer judeocristianismo.

Pero esta solución no convence del todo, ya que en el discurso de Pedro “señor y mesías” aparecen siempre juntos y dan la impresión de determinarse el uno al otro. Da toda la impresión también de que no era una fórmula de la teología posterior, sino del judeocristianismo mismo. ¿Cómo, pues, entenderla?

En mi opinión, y basándonos en una serie notable de textos judíos anteriores o más o menos contemporáneos de Jesús –que mencionaremos-, se trata de que muy pronto los judeocristianos empezaron a considerar que Jesús estaba de algún modo situado en el ámbito de lo divino porque era un profeta resucitado por Dios, sin por ello dejar de ser un ser humano por su esencia, y que participaba de ciertos rasgos de la personalidad de algunas figuras señeras del judaísmo a los que les "pasaba" algo parecido.

Los textos a los que me refiero son los que consideran que ciertos profetas como Henoc y Elías, más Melquisedec y algún otro más están en el cielo, a la derecha del Padre, que le sirven de ayudantes a Dios para cumplir alguna misión –sobre todo en el futuro y relacionada con el reino de Dios, es decir mesiánicas- y que sin dejar de ser meros hombres tienen un estatus semicelestial: están junto a Dios y destinados a ciertas misiones especiales.

En el otro blog, “Cristianismo e historia” dentro de un plan vasto en el que estoy tratando los materiales que ayudan a comprender el proceso de la divinización de Jesús (en mi opinión)en el cristianismo primitivo, estoy precisamente tratando ahora de esas figuras…, ofreciendo todos los textos pertinentes -de la teología de los hoy llamados apócrifos veterotestamentarios y de los manuscritos del Mar Muerto- y me estoy preguntando que pensaban de esos personajes los judíos de tiempos de Jesús.

No me voy a repetir: los textos completos están al alcance de un par de pulsaciones del ratón para quien quiera verlos en el otro blog. Sólo transcribo lo puramente nuclear.

De Elías se dice en 2 Re 2,11 que subió al cielo en un torbellino: un carro de fuego con caballos de fuego se interpuso se lo llevó. Elías desaparece de la tierra, pero continúa vivo; su lugar de residencia está en los cielos; pero su espíritu sigue actuando en la tierra, por ejemplo en Juan Bautista ().

Del profeta Henoc se dice en el libro del Génesis que había nacido pero no muerto, se le recordaba que había vivido 365 años, y que luego había sido trasladado por Dios al cielo y que estaba junto a su trono(Gn 5,24 y leyendas posteriores).

Un tercer personaje humano pero semicelestial es -en el Antiguo Testamento- es Melquisedec. De él se dice en 1 Gn 14,18: “Entonces Melquisedec, rey de Salem, que presentó pan y vino ante Abrahán, pues era sacerdote del Dios Altísimo”. El Salmo 110,4 hace de Melquisedec no sólo un rey, sino también sacerdote: “Lo ha jurado Yahvé y no ha de retractarse: «Tú eres por siempre sacerdote, según el orden de Melquisedec.» Y circulaba la noticia de que era misterioso porque no había tenido padre ni madres: su nacimiento había sido portentoso.

La leyenda completa de este personaje aparece en el Libro II de Henoc (eslavo; Apócrifos del Antiguo Testamento, vol. IV, Cristiandad, Madrid, 1984, pp. 196ss):

En él se narra que Melquisedec era hijo de Nir, quien a su vez era hijo Lamec, hijo de Matusalén, hijo de Noé, hijo de Henoc. Se trata por ello de un personaje antediluviano que nació virginalmente, según este texto, de Sopanima, mujer de Nir, después de que éste, el presunto padre, hubiera sido ya proclamado por el pueblo sumo sacerdote.

El niño nació con las insignias sacerdotales y capaz de hablar como un adulto. Era “sacerdote de sacerdotes por siempre” (2 Hen 71,29 [recensión B, más breve; 23,23 de la recensión A, larga]). Cuando sobrevino el tiempo del diluvio, el arcángel Miguel bajó del cielo, tomó al niño y lo llevó a salvo al Edén, donde aún vive y vivirá para siempre.

No deseo alargarme más por hoy. Seguiremos hablando de estos personajes semicelestes que creo que iluminan cómo hay que entender el “Señor” que aparece en boca de Pedro en su discurso de Pentecostés (Hch 2).

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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En el otro blog, “Cristianismo e Historia”, el tema de hoy es

“El juicio del Hijo del hombre y el reino de Dios en el Libro de las Parábolas”

Manera de llegar a esta comunicación:

Pinchando en la página presente, arriba a la izquierda, donde hay un par de contactos, enlaces o “links”. Uno de ellos es “Cristianismo e Historia”


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Magíster de "Ciencias de las Religiones"

Universidad PABLO DE OLAVIDE , Sevilla

Véase postal de 26-06-2009

Enlace de Internet para obtener más información:

http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp
Saludos de nuevo.
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