La Plegaria de las Emanaciones, una oración maniquea del s. IV (X)

Hoy escribe Fernando Bermejo

Venero y glorifico
78 a todos los dioses, a todos los ángeles
79 vivientes y puros,
80 que sostienen toda esta
81 creación por el designio
82 de la Luz grande
83 y eximia, que gobierna
84 a todos los que celebramos con himnos.


Las expresiones “los dioses” y “los ángeles vivientes y puros” (no parece haber una diferencia de significado reseñable entre ellas) parecen ser una alusión a los hijos del Espíritu Viviente, cuya presencia en el universo asegura su orden y estabilidad. La referencia al “sostener” podría entenderse aún mejor como una alusión a la figura del Omóforo o Portador, que –cual atlante– sostiene el mundo hasta la fase escatológica.

“Creación”: a diferencia de lo que ocurre habitualmente en los sistemas gnósticos, los términos “demiurgía” y “demioúrgema” no tienen en el maniqueísmo un sentido negativo, pues el universo, a pesar de estar constituido por materia tenebrosa, ha sido conformado por las potencias del Bien como un mecanismo de liberación de la Luz. De hecho, el Espíritu Viviente es llamado “demiurgo” en varias fuentes griegas antimaniqueas –paganas y cristianas–, pero que parecen reflejar la propia terminología maniquea (así, Alejandro de Licópolis, Simplicio, Tito de Bostra o los Capita Septem contra Manichaeos atribuidos a Zacarías de Mitilene; todos estos textos se encuentran en el volumen de fuentes maniqueas editado por F. Bermejo y J. Montserrat en Trotta).

Las líneas 81-83 expresan con claridad que el cosmos es un dispositivo concebido y querido por la voluntad (boúlesis) divina, con el objeto de separar la Luz de la Tiniebla y poner fin al estado de mezcla. Así pues, no puede hablarse, en rigor, de un “anticosmismo” maniqueo.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo
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