Fundamentos sociales de la teología básica del paulinismo (II) (109-03)

Hoy escribe Antonio Piñero


El núcleo de la teología básica de Pablo de Tarso está orientado hacia la salvación del ser humano fundamentalmente, por varios motivos. Principalmente, como ya hemos dicho en alguna que otra ocasión, el ansia y la angustia por la salvación y la inmortalidad era el tema común, obsesivo diríamos,tanto de la religión grecorromana como de la judía en el siglo I.

Además, Pablo, como judío piadoso, se había incardinado con gusto dentro de la atmósfera apocalíptica judía que estaba convencida de que el fin del mundo estaba muy cerca (1 Tesalonicenses 4), que iba a llegar pronto el momento en el que Dios iba a pedir cuenta de sus desviaciones a la humanidad, iba a acabar con el desorden del mundo presente, y acabaría de una vez con este mundo, o bien lo purificaría de tal modo que –aún manteniéndolo en la existencia- se podía decir que iba a producir unos “nuevos cielos y una tierra nueva”.

En líneas generales se sospecha que la mayoría de los “apocalípticos” judíos eran habitantes de las ciudades, no del campo. Eran urbanitas, no gente del campo, que a su angustia existencial por el desfase entre lo que Dios deseaba que fuera la humanidad y lo que era en realidad, unían la angustia por lo insalubre, peligroso, molesto e incómodo que era la vida en las urbes de su mundo en ese momento: altísima densidad de población, encerrada en murallas, con pocas posibilidades de crecer; los inmuebles grecorromanos y judíos eran estrechos e insalubres, y cuando la densidad humana es alta, siempre surgen graves problemas sanitarios. La escasez de alcantarillado y de agua, de letrinas y baños públicos (sólo para los ricos) hacía que la higiene fuera casi imposible.

A propósito de las condiciones de vida del siglo I -y de la época en general- que fomentaron como idea prioritaria el "ansia por la salvación", cito a Rodney Stark, The Rise of Christianity, Princeton University Press, Princeton, New Jersey, 1996,154-156, extractando un poco (la traducción es propia).

Dado lo limitado del agua y de los recursos sanitarios, y la increíble densidad de humanos y animales, la mayoría de la gente en las ciudades grecorromanas debía de vivir inmersa en una suciedad que supera nuestra imaginación. Los cubículos de los edificios de pisos estaban llenos de humo, eran oscuros, a menudo húmedos y siempre sucios.

El olor a sudor, orines, heces y podredumbre lo penetraba todo; el polvo, los desperdicios y la suciedad se acumulaban; y finalmente los insectos campaban a sus anchas. La compañera constante de la suciedad, los insectos y el hacinamiento es la enfermedad La ciudad grecorromana era un nido de enfermedades infecciosas: siempre fue así en las ciudades.

Es importante caer en la cuenta de que, donde las tasas de mortalidad son muy altas, la salud de los que están vivos es muy precaria. La mayoría de los habitantes de las ciudades grecorromanas debió de sufrir deficiencias crónicas de salud que les causaban dolor y algún grado de incapacidad física, de la cual muchos habrían de morir pronto.

Stambaugh señaló que, comparadas con las ciudades modernas, la enfermedad era altamente visible en las calles de las ciudades grecorromanas: “Ojos hinchados, sarpullidos cutáneos y miembros amputados se mencionan una y otra vez en las fuentes como parte de la escena urbana”. Como señaló Bagnall, en una época anterior a la fotografía y la impresión de las huellas dactilares, los contratos por escrito ofrecían información descriptiva sobre las partes contratantes, “e incluían a menudo desfiguraciones distintivas, generalmente cicatrices”.

Bagnall cita un papiro (P. Abinn. 67v) que ofrece una lista de una serie de personas con deudas: todas ellas tenían cicatrices. Bagnall también señaló que en las cartas de la Antigüedad se nota la obsesión por desear buena salud, recibir información sobre la salud del remitente y por formular preguntas acerca de la salud del destinatario. Un lector moderno podría verse tentado a considerar todo esto como fórmulas excesivamente educadas..., pero eso sería un error bastante grave. Encontramos frases muy duras que reprochan a los corresponsales por no escribir acerca de su salud, como “Estoy asombrado de que no me hayas escrito acerca de tu salud desde hace tanto tiempo” (1993, 185).

Además, las mujeres en la época grecorromana se vieron especialmente afectadas por las infecciones crónicas resultantes de los partos y abortos. Por ello no es asombroso que la sanación fuera un aspecto central tanto en el paganismo como en el cristianismo primitivo.

Hasta aquí la cita de R. Stark.

Y yo añadiría que no sólo la sanación, sino la salvación en general, el liberarse de este valle de lágrimas era un deseo general. Un ansia inmensa de escaparse de todas las miserias y vivir una vida mejor.

No voy a alargarme más. Sólo decir que si la gente era del campo, no de la ciudd, vivía una existencia preocupada prácticamente por subsistir. Los señores y ricos eran pocos; la mayoría la constituían los pobres o los de case media baja, cuya vida no era en absoluta halagüeña. Además, al estar fura de las murallas de la ciudad su vida podía correr más peligro aún.

Podríamos continuar, pero bastan estas pinceladas para comprender que no es en absoluto extraño que el paulinismo se obsesionara con la idea de la salvación, como núcelo en torno al cual haría girar su teología básica.

Seguiremos ya directamente con la teología paulina. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
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“Ideas sobre el mesías guerrero en los Manuscritos del Mar Muerto (II)”

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Magíster de "Ciencias de las Religiones"

Universidad PABLO DE OLAVIDE , Sevilla

Véase postal de 26-06-2009

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http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp

Saludos de nuevo.
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