“La interpretación de la Biblia (Antiguo Testamento) en el período postapostólico” (91-02)

Hoy escribe Antonio Piñero


Los padres apostólicos en el siglo II interpretaron la Biblia -se supone- siguiendo la enseñanza de los primeros apóstoles y la tradición que de ellos emanaba. Por otra parte, la propagación ya de la gnosis (como “atmósfera” o conjunto de nociones religiosas) y del gnosticismo (“la gnosis ya como un sistema bien formado”) y otros desafíos al cristianismo incipiente originaron un movimiento de escritores eclesiásticos que afirmó la ortodoxia incipiente, paulina en lo fundamental, combatiendo la confusión y ambigüedad hermenéuticas porq el cristianismo se dividía en grupos.

Las obras de Ireneo de Lyón (hacia 130-200 d. C.) -el padre de la exégesis normativa en la Iglesia, tal como lo han denominado los estudiosos R. M. Grant y D. Tracy en su obra A Short History of the Interpretation of the Bible (“Breve historia de la interpretación de la Biblia"), Filadelfia 1971, pp. 61-94) y de Tertuliano (hacia 155-225 d.C.) -quien hizo derivar el tema de la verdadera interpretación de la Escritura hacia otro, a saber, si los herejes tenían derecho a leerla-, marcaron el primer hito en la pugna del grupo eclesiástico más importante por crear un sistema interpretativo de la Biblia que fuera común, “ortodoxo” para el grupo todo.

La lucha contra las desviaciones nacientes respecto al grupo mayoritario sesgó muy pronto –en mi opinión- la interpretación del texto, que empezó a realizarse desde posturas teológicamente ya mantenidas de antemano, separándolo de su contexto literario e histórico, aunque salvaguardándolo en su integridad y poniendo límites a la creatividad de los intérpretes: era la Iglesia la que retenía el derecho a la interpretación correcta y definitiva.

Con Ireneo de Lyón se hizo casi oficial por primera vez la Biblia cristiana, en el sentido de que antes de que hubiera ninguna declaración oficial, la teología de este Padrte de la Iglesia se basaba en un canon o lista de escritos sagrados propios del cristianismo que era prácticamente igual a la que más tarde habría de imponerse casi definitivamente a finales del siglo IV. Ireneo basó su interpretación sobre el principio de la “regula fidei” (“regla de la fe”): la opinión teológica común de de las iglesias que formaban la mayoría

En el siglo II hallamos los primeros indicios de un trabajo filológico sobre el texto bíblico, aunq muy sesgado. La Biblia del hereje Marción (que constaba de un evangelio, el de Lucas, seriamente recortado, y diez cartas de Pablo) supuso una verdadera labor de edición de los textos sagrados; como preludio a las epístolas paulinas, insertaba unos prólogos donde se informaba al lector de cuestiones meramente históricas, como lugar de composición, destinatarios y objeto de la carta en cuestión.

Más tarde, Orígenes (citado por Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica VI,25, 11-14 = la mayor parte de la obra de este Padre de la Iglesia fue destruida por fanáticos) puso en duda la paternidad paulina de la Carta a los Hebreos, lo q suponía mantener y usar criterios filológicos -como diferencias de estilo, vocabulario y de pensamiento- para rechazar una autoría tradicional.

Un discípulo de éste, Eusebio de Alejandría (citado igualmente por Eusebio de Cesare, Historia Eclesiástica VII 25) afirmó que el Evangelio de Juan y el Apocalipsis, debido a las notables diferencias de estilo y lengua, así como a la forma diversa con la que los autores se presentan ante el lector, no podían pertenecer a la misma pluma.

Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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En el otro blog, “Cristianismo e Historia”, el tema de hoy es

“El mesías sacerdotal (I)”

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