109-14 “Crítica a la Escuela de la Historia de las religiones en sus ideas sobre Pablo” (II)

Hoy escribe Antonio Piñero


Tema: Seguimos con la crítica al resumen que hemos ofrecido de la doctrina de Pablo realizado según las orientaciones de la “Escuela de la historia de las religiones”.

El último paso para desmontar la teoría formada por la Escuela de la historia de la religiones consiste en “buscar en casa lo que no puede hallarse fuera”, es decir, encontrar en el mundo judío las suficientes analogías, temas y ejemplos que sirvan para demostrar que toda la creación y primera evolución de la cristología cristiana tenía precedentes en el judaísmo mismo.

Por ejemplo, tomemos el texto de Qumrán denominado 11QMelquisedec. En él aparece con una cierta claridad que los judíos del siglo I a.C. pensaban que el mesías podía ser de algún modo divino. En efecto, Melquisedec era ciertamente un hombre, pero no murió, fue asunto por Dios al cielo y desde allí vendrá a la tierra con funciones mesiánicas.

De este modo se deduce: el caso de Melqusiedec es un precedente claro de una concepción cristiana, el mesías como enviado celeste y de naturaleza semidivina. No hay necesidad de recurrir al influjo de concepciones de la religiosidad griega helenística. El judaísmo estaba maduro teológicamente como para explicacar que entre los judeocristianos pudiera darse el paso de proclamar divino a Jesús, una vez que habían definido teológicamente su mesianismo.

En este supuesto, la réplica a la Escuela comparatista de la Historia de las religiones, el cristianismo no hace otra cosa que evolucionar (en este caso por obra de la aparición reveladora en esta tierra de Jesús de Nazaret) internamente a partir de unos bienes conceptuales generados dentro del judaísmo mismo. No es necesario recurrir al influjo externo de la religiosidad pagana, por ejemplo al influjo de las religiones o cultos de "misterio".

El caso de Martin Hengel es paradigmático en el uso de este argumento, por lo que conviene que nos detengamos en él como hicimos con Maccoby. Su obra principal a este respecto es la siguiente: Der Sohn Gottes. Die Entstehung der Christologie und die jüdisch-hellenistische Religionsgeschichte (“El Hijo de Dios. El nacimiento de la cristología y la Historia de las religiones judeohelenística”, Tubinga, 2ª edición 1997).

Primero reconoce Hengel que el nacimiento del cristianismo (que viene a ser lo mismo que el nacimiento de la cristología o ciencia sobre Jesús como mesías) plantea grandes problemas de explicación dentro de la Historia de las religiones:

“La discrepancia entre la muerte denigrante de Jesús como reo judío convicto de un delito contra el Estado y la confesión de fe paulina (de Flp 2,6-8) que describe a ese ejecutado como una figura divina preexistente, que se hace hombre y se humilla hasta la muerte en cruz, esa discrepancia –sin analogía en el mundo antiguo a mi entender– pone de relieve el enigma del nacimiento de la cristología cristiana primitiva” (Der Sohn Gottes, p. 9).


Después critica como improcedentes metodológicamente las teorías de la Escuela de la Historia de las religiones y afirma que para los conceptos cristológicos claves –“hijo de Dios” y los modelos mentales con él unidos como la preexistencia, mediación en la obra creativa y envío al mundo (que son el núcleo y la raíz de la cristología)– se hallan en el judaísmo suficientes antecedentes (Der Sohn Gottes, especialmente a partir de la p. 73) que explican por qué nacen en la teología cristiana.

• Para el concepto “hijo de Dios” basta con comparar con las ideas al respecto de la Novela de José y Asenet 6,2-6; 13,10; 21,3. 4Qflor I 11; 4Q246;

• Para los conceptos de “preexistencia y mediación en obra creativa”, basta con ver que se hallan tales ideas en

- El libro 3º de Henoc (eslavo) (la figura de Metatrón, a quien se llega a llamar “el pequeño Yahvé”),

- en La Plegaria de José (Jacob-Israel es un arcángel que se hace hombre en Jacob),
- en las especulaciones de Filón de Alejandría y el judaísmo helenístico (en especial el Libro de la Sabiduría) en torno a la Palabra y la Sabiduría divinas, como hipóstasis personificadas que actúan en la creación.

El nacimiento y evolución de la cristología primitiva a partir del judaísmo sólo es explicada así por Hengel (Der Sohn Gottes, pp. 90-130):

Para el concepto de mesías: Jesús se declaró a sí mismo mesías en vida. Respecto a la noción de un mesías que sufre y muere casi no hace falta mencionar que cada uno de los elementos de ese tema puede rastrearse en la Biblia (de modo especial en Isaías 53) o en la literatura judía helenística. Lo mismo ocurre con el concepto de resurrección del justo.

• Jesús se declaró también a sí mismo en vida “hijo del hombre” como figura mesiánica. El cristianismo primitivo sólo tuvo que desarrollar conceptos judíos en torno al título “hijo del hombre” tomándolos de los capítulos correspondientes del Libro de Daniel (7 y 11) y de la tradición que se refleja en 1 Henoc (Libro de las Parábolas) y en el libro judíos apócrifo IV Esdras (7,28; 12,32). Esta teología no es un invento de los Evangelios Sinópticos.

• La elección del título “hijo de Dios” para Jesús por la comunidad primitiva no es una copia de la religiosidad exterior (del helenismo), sino una creación espontánea de los seguidores de Jesús, ya que este título expresaba muy bien la especial relación de Jesús con Dios.


Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com


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En el otro blog, “Cristianismo e Historia” (en la revista electrónica “Tendencias21”, el tema de hoy es:

“El renacimiento del mesías davídico-guerrero en la época de Jesús” (III)
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Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE, Sevilla (Véase postal de 26-06-2009)
Para obtener más información:

http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp

Saludos de nuevo.
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