“Crítica a la crítica". La obra “El Hijo de Dios de Martin Hengel” (109-16)

Hoy escribe Antonio Piñero


Tema: “No era necesario para el cristianismo copiar ideas de la religiosidad pagana: las tenía todas en el judaísmo. Sólo era necesario sacar algunas consecuencias”. Crítica a las ideas de Martin Hengel. Hacemos, pues, algunas observaciones a esta argumentación.


En primer lugar, reconocer –como se ha hecho ya en varias ocasiones en este blog– que el furor comparatista a principios del siglo XX de los primeros adeptos de la Escuela de la historia de las religiones (W. Bousset; R. Reitzenstein; W. Heitmüller), con sus comparaciones forzadas y traídas a veces por los pelos, ha ayudado poco en ocasiones a una impostación correcta del problema de los orígenes de la cristología cristiana y se ha prestado al ataque fácil, y también parcial, de los historiadores más conservadores dentro del cristianismo.


• Segundo: las más recientes investigaciones se inclinan a aceptar que existían en los cultos/religiones mistéricas, antes del advenimiento del cristianismo, de la figura global, aunque difusa para nosotros por la falta de testimonios más concretos, de una divinidad que muere y resucita y a la que se rinde culto precisamente en ese aspecto porque ella proporciona bienes importantes para los creyentes. Los fieles celebran los misterios, o las festividades de estos dioses, porque gracias a ello les llega de algún modo la salvación y la inmortalidad (para todo esto remito a los lectores al libro del Prof. Jaime Alvar, Los misterios. Religiones “orientales” en el Imperio Romano (Madrid 2001) pp. 108-122.


• Tercero: destacar la inconsecuencia de admitir que el cristianismo utilizó, aunque con otro sentido, el vocabulario de las religiones de misterios para expresar sus concepciones en torno a la figura del salvador, Jesús, y de su misión. Ello implica reconocer que, aunque falten testimonios literarios expresos, las religiones mistéricas estaban muy extendidas y ejercían una notable influencia antes del advenimiento del cristianismo, tanto como para crear un vocabulario amplio y concreto que invadió de modo genérico el terreno de la religiosidad y por tanto la del cristianismo también.

El que a mediados del s. II los Padres apologistas y, más tarde, Tertuliano afirmen que los demonios habían copiado del cristianismo los elementos de los cultos mistéricos (para confundir a los paganos y para que no se convirtieran al cristianismo) es una prueba más de la expansión e influencia por todo el Imperio romano de estos cultos en el s. I.

Cuarto: No es lícito afirmar que se puedan tomar prestados términos a una religión para dotarlos luego de un sentido radicalmente distinto en la propia. La utilización de un vocabulario prestado implica necesariamente la aceptación de que ciertas concepciones religiosas son comunes a las dos religiones. De lo contrario tal préstamo sería imposible y contraproducente. Por tanto, el cristianismo y las religiones de misterios mostraban concepciones comunes.

Seguiremos con estas observaciones.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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En el otro blog, “Cristianismo e Historia” (en la revista electrónica “Tendencias21”, el tema de hoy es:

“El renacimiento del mesías davídico en tiempos de Jesús (V)”
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Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE, Sevilla (Véase postal de 26-06-2009)

Para obtener más información:

http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp

Saludos de nuevo.
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