Crítica a la crítica. La obra “El Hijo de Dios” de Martin Hengel (III) (109-18)

Hoy escribe Antonio Piñero


Tema: “No era necesario para el cristianismo copiar ideas de la religiosidad pagana: las tenía todas en el judaísmo. Sólo era necesario sacar algunas consecuencias de ideas poco explicitadas”. Criticamos esta idea fundamental que gobierna la obra de Martin Hengel, El Hijo de Dios.

Séptima crítica: sobre el uso de títulos cristológicos

Lo mismo cabe decir respecto a la insistencia de M. Hengel, junto con diversos investigadores, en recalcar la importancia que tienen ciertos textos mesiánicos de Qumrán para explicar, sin salirse del ámbito del judaísmo y sin recurrir a ningún tipo de influencia externa (por ejemplo helénica), el uso dentro de la comunidad primitiva cristiana de títulos cristológicos y nuevas concepciones mesiánicas que incluyen la divinidad de Jesús.

Para el interesado doy el título de algunos trabajos en los que están recogidos estos pasajes. Nosotros transcribiremos los más importantes y necesarios para nuestra argumentación.

F. García Martínez, “Esperanzas mesiánicas en los escritos de Qumrán”, en F. García Martínez - J. Trebolle, Los hombres de Qumrán (Madrid 1993) 187-223, y “Los manuscritos del Mar Muerto y el mesianismo cristiano”, en Los manuscritos del Mar Muerto, 189-206 (cf. n. 37), y “Nuevos textos mesiánicos de Qumrán y el mesías del Nuevo Testamento”, Communio 26 (1993) 3-31.


Debemos examinar los textos pertinentes de Qumrán con especial atención. Algunos de ellos los he comentado en el otro blog (“Cristianismo e historia” de la revista electrónica sobre el estad de la ciencia llamada “Tendencias21”). Respecto al título “Hijo de Dios” se cita el conocido pasaje 4Q246 = 4QHijo de Dios, que dice lo siguiente:

Columna I, “[…] se instaló sobre él y cayó ante el trono […] rey eterno. Tú estás airado y tus años […] te verán, y todo venga por siempre […] grandes, la opresión vendrá sobre la tierra […] y grandes matanzas en la ciudad […] rey de Asiria y de Egipto […] y será grande sobre la tierra […] harán y todos le servirán […] grande será llamado y será designado con su nombre.

Columna II, Será denominado hijo de Dios, y lo llamarán hijo del Altísimo. Como las centellas de una visión, así será el reino de ellos; reinarán algunos años sobre la tierra, y aplastarán todo; un pueblo aplastará a otro pueblo y una ciudad a otra ciudad Vacat. Hasta que se alce el pueblo de Dios y todo descanse de la espada. Su reino será un reino eterno y todos sus caminos en verdad y en derecho. La tierra (estará) en la verdad y todos harán la paz. Cesará la espada en la tierra, y todas las naciones le rendirán homenaje, Él es un Dios grande entre los dioses (?). Hará la guerra con él; pondrá los pueblos en su mano y arrojará a todos ante él. Su dominio será un dominio eterno y todos los abismos…” (versión de Florentino García Martínez, Textos de Qumrán (Madrid 21993) 185-86).



Ahora bien, este fragmento es oscuro y su interpretación, equívoca. No es improbable que los apelativos “hijo de Dios” e “hijo del Altísimo” se refieran no al individuo, sino al conjunto del “pueblo de Dios que se alza”, precisamente porque el pasaje de Qumrán no hace otra cosa que continuar la teología del Libro de Daniel, donde la figura mesiánica es ciertamente corporativa, es decir, el "mesías" es el mismo pueblo fiel, Israel. Muchos judíos hoy día siguen manteniendo la misma teoría.

En efecto, en este pasaje concreto que comentamos (7, 18 "Los que han de recibir el reino son los santos del Altísimo, que poseerán el reino eternamente, por los siglos de los siglos.” y 22: “Hasta que vino el Anciano a hacer justicia a los santos del Altísimo, y llegó el tiempo en que los santos poseyeron el reino”) el Hijo del hombre tiene un sentido colectivo parece identificarse de algún modo con el pueblo judío, el “pueblo de los santos del Altísimo” (v. 27), de quien se dice que “su reino será eterno”.

Si aceptáramos, sin embargo, que se trata de una referencia a un agente individual de salvación escatológico, personal y con funciones mesiánicas, el texto sería ciertamente un buen ejemplo, aunque único, y una cierta ayuda, aunque escasa, para justificar que en el mundo de Qumrán había algún antecedente a la expansión del uso del concepto “mesías”, desde lo humano hacia lo divino, expansión que se dio ciertamente en la primera comunidad cristiana. El judaúismo helenístico, aún el más estricto, como el de Qumrán, habría dado un paso importante al considerar que la figura del mesías no es sólo humana, sino que tiene un componente celestial.


Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

………….……………

En el otro blog, “Cristianismo e Historia” (en la revista electrónica “Tendencias21”, el tema de hoy es:

“Libro de las Antigüedades Bíblicas del Pseudos Filón y el mesianismo en tiempos de Jesús”
………………………

Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE, Sevilla (Véase postal de 26-06-2009)
Para obtener más información:

http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp

Saludos de nuevo.
Volver arriba