Crítica a la crítica: La repentina aparición de "Hijo del hombre" como un título (IV) (109-19)

Hoy escribe Antonio Piñero


Tema: “No era necesario para el cristianismo copiar ideas de la religiosidad pagana: las tenía todas en el judaísmo. Sólo era necesario sacar algunas consecuencias de ideas poco explicitadas”. Criticamos esta idea fundamental que gobierna la obra de Martin Hengel, El Hijo de Dios.


El título de “Señor”, en uso absoluto y simple (es decir, tal cual, sin ninguna añadidura del tipo “El Señor de los cielos” o “El Señor de la tierra”), que Pablo emplea tantas veces, ha aparecido en Qumrán utilizado respecto a Dios: 11QtgJob 24,6-7 y 4Qenb = 4Q202. (Aquí estamos pensando en el momento en el que los cristianos empiezan a emplear respecto a Jesús este título absoluto, lo que indica que Jesús es Dios).

Siendo esto así, es también cierto que no puede ya mantenerse –como afirmaba la escuela de la Historia de las Formas tras los pasos de Wilhem Bousset– que este título simple proceda absolutamente del mundo helenístico (con otras palabras, y por implicación: sólo la comunidad cristiana helenística, no el judeocristianismo de la comunidad de Jerusalén, fue la que divinizó a Jesús). Es posible, por tanto, que el proceso de divinización de Jesús se incoara de algún modo en el judeocristianismo, una "divinización" sui generis, porque no podía traspasar ciertos límites impuestos por su religión judía.

El uso de Qumrán no permite, pues, afirmación tan tajante de la Historia de las Formas. De todos modos, el número de ejemplos de esta utilización simple del título “Señor” en el mundo de la religiosidad pagana helenística es mucho más numeroso, abrumador si se le compara con el uso judío, tan parco y escaso.

Respecto a la expresión “hijo de hombre” (genérica, sin artículo, con la significación de “hombre”, “ser humano” [véase en el Nuevo Testamento, Jn 12,34; Heb 2,6; Ap 1,13; 14,14]) debe afirmarse también su presencia en Qumrán (1QapGn 21,13; 11Qtg Job 26,2-3). Pero Julio Trebolle hace la siguiente precisión:

“No se encuentra, sin embargo, ningún ejemplo de uso de tal expresión en forma de título (mesiánico; con artículo: “el hijo del hombre”), como es el caso del Nuevo Testamento…; así pues, el uso neotestamentario sigue teniendo un carácter original y único”, como dice Julio Trebolle, “Los textos de Qumrán y el Nuevo Testamento”, en García Martínez - Trebolle, Los hombres de Qumrán, Trotta, Madrid, p. 246.


Si esto es así, puede decirse con cierta seguridad que la expresión “el Hijo del Hombre” como título mesiánico absolutamente claro, sin ambigüedades, aparece por primera vez en la historia de las ideas religiosas en la teología de los evangelios sinópticos. Curiosamente, un poco más tarde, también a finales del siglo I de nuestra era, en El libro de las parábolas de Henoc (1 Henoc 37-71) y en el Libro IV de Esdras nos encontramos con una figura similar (el “hijo del hombre” que está ante el Señor de los Espíritus: 1Hen 46, y el “hombre del mar”: IV Esdras 13: estos pasajes pueden leerse en el blog “Cristianismo e historia” esta semana, puesto que por casualidad confluyen hoy las líneas de lo que tratamos aquí y allí).

[Hago una observación: a pesar de mi respeto por Paolo Sacchi, no me parece posible datar el "Libro de las parábolas de Henoc" en el siglo I antes de Crito, sino en el siglo posterior: siglo I después.]

Ahora bien, es posible que no podamos, o mejor, que no sea absolutamente seguro que 4Q246 (que hemos citado en la postal anterior) sea un precedente para la teología del Hijo del hombre [dijimos que era un texto oscuro y de difícil interpretación], y que 1QMelq, 2,1-25 -a continuación transcribimos este último texto, que ya hemos citado alguna vez- tampoco valga como precedente [ya que se trata de un personaje que para los qumranitas casi nada tuvo de humano; al contrario que Jesús, que era un ser humano].

Si esto fuere así, nos encontraríamos ante un hecho singular, es decir, la repentina aparición de “hijo del hombre” como título mesiánico claro y nítido en ocasiones, en los evangelios de Marcos, Mateo y Lucas y, al cabo de poco tiempo, lo hallaríamos también en dos textos judíos igualmente de finales del siglo I d.C. ¿Como explicar este hecho sorprendente?

Podremos formular alguna hipótesis que aclare quizá estas notables coincidencias. Lo veremos en las siguientes postales.

Vayamos ahora a los textos qumránicos a los que acabamos de aludir:

1. 4Q246 (citado en la postal anterior) lo importante es que se llama a la figura mesiánica “Rey eterno; Grande; Hijo de Dios; Hijo del Altísimo”.


Este pasaje podría valer como antecedente implícito e indirecto en el sentido de que 4Q246 nos describiera “un libertador escatológico de naturaleza celeste semejante al hijo del Hombre de Dn 7, al que designa como hijo de Dios e hijo del Altísimo”: F. García Martínez en Communio, 29 (citado ya anteriormente, también en la “postal” anterior).

2. 11QMelquisedec:

“Su interpretación para los últimos días se refiere a los cautivos, de los que dice: ‘Para proclamar a los cautivos la liberación… de la heredad de Melquisedec, pues […] y ellos son la heredad de Melquisedec, que los hará retornar a ellos. Él proclamará para ellos la liberación para librarlos [de la deuda] de todas sus iniquidades.

Y esto suce[derá] en la primera semana del jubileo que sigue a los nue[ve] jubileos. Y el día [de las expiacio]nes es el final del jubileo décimo en el que se expiará por todos los hijos de [Dios] y por los hijos de [Dios] y por los hombres del lote de Melquisedec… pues es el tiempo del ‘año de gracia’ para Melquisedec, para exal[tar en el pro]ceso a los santos de Dios por el dominio del juicio como está escrito sobre él en los cánticos de David que dice: ‘Elohim se yergue en la asam[blea de Dios], en medio de los dioses juzga… Melquisedec ejecutará la venganza de los juicios de Dios [en ese día, y ellos serán liberados de las manos] de Belial y de las manos de todos los espíritus de su lote].

En su ayuda (vendrán) todos los ‘dioses de la [justicia’; él] es qu[ien prevalecerá ese día sobre] todos los hijos de Dios, y pre[sidirá la asamblea] ésta. Éste es el día de [la paz del que] habló [Dios de antiguo por las palabras de Is]aías profeta, que dijo: ‘Qué bellos son sobre los montes los pies del pregonero que anuncia la paz… diciendo a Sión ‘tu Dios [reina’].

Su interpretación: Los montes son los profe[tas...]. Y el pregonero es [el un]gido del Espíritu del que habló Daniel… y el pregonero del] bien que anuncia la salva[ción es aquél del que está escrito que él se lo enviará… ‘para conso[lar a los afligidos’… Su interpretación]: para instruirlos en todos los tiempos del mundo […] ella (la comunidad) ha sido apartada de Belial… en los juicios de Dios como está escrito sobre él: ‘Diciendo a Sión: tu Dios reina’. [Si]ón es [la congregación de todos los hijos de justicia, los] que establecen la alianza, los que evitan marchar [por el ca]mino del pueblo… Melquisedec, que los librará de la mano de Belial” (col. II, 1-25; versión de García Martínez, Textos de Qumrán, 186-7).



Es conveniente reflexionar sobre esta aparición del título de "Hijo de hombre" como mesiánico tanto en el cristianismo del siglo I de nuestra era como en el judaísmo. Seguiremos, pues.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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En el otro blog, “Cristianismo e Historia” (en la revista electrónica “Tendencias21”, el tema de hoy es:

“El Libro IV de Esdras y el mesianismo de la época de Jesús”
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Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE, Sevilla (Véase postal de 26-06-2009)
Para obtener más información:

http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp

Saludos de nuevo.
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