La Reforma protestante y las Escrituras (91-07)

Hoy escribe Antonio Piñero


Tema: Cómo va desarrollándose con el paso de los siglos la interpretación del Nuevo Testamento.


La Reforma pone en el candelero la interpretación de la Biblia por sí misma (“sola Scriptura”), sin otra ayuda que la inspiración ofrecida por el Espíritu Santo a las almas honestas, interpretación cuyo soporte principal había sido hasta entonces la tradición eclesiástica y el control de la sede de Pedro. Al considerar la Sagrada Escritura como única fuente de la revelación, la exégesis de los textos bíblicos se convirtió en el cometido principal de la teología protestante.

Aunque Martín Lutero (1483-1546) comenzó su carrera como intérprete bíblico empleando el método alegórico, más tarde lo abandonó, rompiendo de este modo con la tradición de los cuatro sentidos de la Escritura (literal; alegórico; tropológico y anagógico, como ya dijimos).

Lutero insistió en que la Sagrada Escritura tiene un único y claro sentido. Pero a la vez con sentido histórico dejó constancia en sus escritos, al mismo tiempo, de la existencia -dentro del Nuevo Testamento- de corrientes ideológicas encontradas, difíciles de casra entre sí, y con ello de la percepción de la multiplicidad de las formas y del proceso histórico de la formación del mundo ideológico neotestamentario.

Así, por ejemplo, la concepción del autor de la Epístola a los Hebreos sobre la imposibilidad de una segunda penitencia (Heb 6,1-6) cuando escribe:

“Por eso, dejando aparte la enseñanza elemental acerca de Cristo, elevémonos a lo perfecto […], 3 Y así procederemos con el favor de Dios. 4 Porque es imposible que cuantos fueron una vez iluminados, gustaron el don celestial y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, 5 saborearon las buenas nuevas de Dios y los prodigios del mundo futuro, 6 y a pesar de todo cayeron, se renueven otra vez mediante la penitencia, pues crucifican por su parte de nuevo al Hijo de Dios y le exponen a pública infamia”)


Esta noción de la imposibilidad de salvarse si se cae en pecado una vez recibido el bautismo era, a juicio de Lutero, inconciliable con la doctrina evangélica y paulina sobre la conversión.

Otro caso: la teología de la salvación que exige las obras en la Carta de Santiago choca con la paulina de la justificación por la fe las obras vienen después; igualmente recalcó Lutero la escasez de motivos netamente cristianos en esta misma carta y en el Apocalipsis de Juan.

Estas ideas contenían un germen de crítica histórica del Nuevo Testamento, pero debían ser necesariamente acomodadaas al principio de la Sola Scriptura. Lutero buscó una especie de "canon dentro del canon", es decir las obras principales del Nuevo Testamento, cuyas ideas le ayudaran a juzgar otras obras de la misma lista sagrada. A la vez hizo como un orden de prioridad en enbtre las obras neotestamentarias, dejanco casi al lado aquellas que juzgaba contrarias al espíritu y doctrina pulinos de la "justificación por la fe".

Así, en el fondo de su corazón quiso elimnar del canon la Carta de Santiago y en menor grado el Apocalipsis, aunque no llevó a la práctica estas ideas. Su canon era "Interesa aquellos "que impulsa a Cristo" dentro del corazón del cristiano. Y había obras del Nuevo Testamento -según él- que no cumplían este cometido.


Juan Calvino (1509-1564) fue el exegeta más importante de la Reforma. Desarrolló el método exegético histórico-gramatical, en la línea de Erasmo, partiendo de la interpretación histórica del texto y desarrollando su mensaje espiritual a partir del mismo. Volveremos a él con mayor detenimiento, una vez que hayamos considrado la obra básica de Erasmo, sobre todo la edición del texto griego del NT, que fue como el soporte para la tarea exegética de Calvino.

Fue Desiderio Erasmo de Rotterdam (1466-1519), considerado como el principal fundador de la crítica y hermenéutica bíblicas modernas, quien preconizó la vuelta a las fuentes del texto griego neotestamentario, redescubriendo la prioridad del sentido literal, sin negar por ello el espiritual del que afirmaba, siguiendo a Orígenes, que era atribuible a todo texto.

Su aproximación hermenéutica se hizo de este modo cada vez más crítico-histórica y filológica. Ya en 1514 Erasmo reconoció la necesidad de dejar como base científica de la interpretación el texto latino de la Vulgata y editar el texto griego "original" del Nuevo Testamento y fue el primero en hacerlo (1516) en la práctica.

Para la filología española fue ésta una desgracia notable, pues Erasmo se adelantó al texto de la Políglota Complutense ya impreso (514), pero que ¡aguardaba el permiso papal para su distribución!

El Nuevo Testamento de Erasmo era notablemente inferior al Complutense, confeccionado sin prisas y por medio de mejores manuscritos. Pero de hehco, mientras el texto Complutense doría en el desván, del Nuevo Testamento de Erasmo se hicieron sucesivas ediciones en 1519, 1522, 1527 Y 1535, tras la colación de la mayoría de manuscritos griegos conocidos hasta entonces. En 1519 apareció su traducción latina y a partir de 1517, se publicaron diversas ediciones de sus paráfrasis a las Cartas y a los Evangelios.

Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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• En el otro blog, “Cristianismo e Historia”, el tema de hoy es :

“El otro mundo mesiánico en el Apocalipsis de Abrahán”

• Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE, Sevilla (Véase postal de 26-06-2009)

Para obtener más información:

http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp

Saludos de nuevo.
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