“Diferencia crucial entre el judaísmo y el cristianismo” (109-25)

Hoy escribe Antonio Piñero


Tema: Lo que estamos discutiendo en esta problemática acerca de los títulos "cristológicos", es decir, los que afectan a la comprensión de Jesús como Dios (mesías; hijo de Dios; Hijo del Hombre) es la constatación de una diferencia específica –inconciliable- entre el judaísmo y el cristianismo, en especial el paulino, que es el ámbito en el que se desarrollan plenamente esos títulos que apuntan a la divinidad de Jesús (no así en el judeocristianismo). Empezamos ya a hacer síntesis de resultados.

Después de todo lo dicho, damos por supuesta la diferencia: el cristianismo paulino diviniza a Jesús, mientras que el judaísmo (y el judeocristianismo) no lo hace ni toleraría hacerlo.

Sobre el lugar de procedencia de esa diferencia, debe afirmarse en general que no parece sano metodológicamente buscar esa diferencia específica en el seno del mismo judaísmo, en una pura evolución interna de las semillas teológicas del Antiguo Testamento y del judaísmo helenístico, sin influencia de fuera, que es la tesis que hemos venido examinando en todas las postales anteriores.

Si bajo el lema ‘para qué buscar fuera de casa lo que podemos encontrar dentro’, llegamos a afirmar

• Que el Antiguo Testamento, en los textos de Qumrán (o en otros del judaísmo helenístico, como los Apócrifos del Antiguo Testamento) hallamos todas las claves para el desarrollo teológico del cristianismo (paulino),

• Que no hay en absoluto nada en el Nuevo Testamento para lo que no pueda hallarse un parangón en el judaísmo helenístico y en especial en los textos de Qumrán;

• Si sostenemos que son explicables todas las diferencias específicas del cristianismo respecto al judaísmo apelando a textos y concepciones judías, por evolución interna,

tenemos que llegar necesariamente a la sorprendente afirmación de que el cristianismo (que puede llamarse e verdad así sólo cuando adquiere la forma paulina) se constituye como una verdadera religión, como algo nuevo, diferente específicamente del judaísmo, utilizando elementos teológicos –algunos conocidos últimamente gracias a los textos qumranitas– que son todos absolutamente judíos.

Desde el punto de vista de la historia de las religiones, lo que hace a una religión, en concreto la cristiana, específicamente diferente de la religión madre, en este caso la judía, no puede proceder del mismo seno materno, y ni siquiera de una derivación sectaria de este seno.

Hay que buscar en otro lado. Y en la historia de las ideas religiosas para un proceso de divinización como el que ocurre con Jesús “en las manos” de la teología paulina, tenemos múltiples ejemplos y analogías en el mundo grecorromano anterior y contemporáneo al cristianismo, no en el mundo judío.

Por ello sostenemos que la teología desarrollada en los Manuscritos del Mar Muerto (Qumrán), o en el judaísmo helenístico (últimos estratos del Antiguo Testamento y Apócrifos de este corpus) no son un precedente absoluto para estas ideas propiamente cristianas.

Sí es interesante percibir, sin embargo, que el terreno teológico podía irse preparando y que las nuevas ideas cristianas al respecto –que se cristalizarán a partir del pensamiento de Pablo- podían no caer en un ámbito que las considerara una locura totalmente rechazable.

Seguiremos con una ulterior síntesis de resultados.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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• En el otro blog, “Cristianismo e Historia” (en la revista electrónica “Tendencias21”, el tema de hoy es:

“El mesías como hijo de David”

• Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE, Sevilla (Véase postal de 26-06-2009)

Para obtener más información:

http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp

Saludos de nuevo.
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