El Dios que actúa en la historia. El amor hacia el hombre (93-07)

Hoy escribe Antonio Piñero


Tema: En torno a la idea de Dios en el Antiguo Testamento. Cambios y avances en las nociones acerca de la divinidad.


En la época que nos ocupa, el Dios santo, trascendente, separado de lo profano y del pecado, sigue actuando en el mundo, y el centro de su actividad es el amor hacia el hombre. Como en los textos anteriores en el tiempo del Antiguo Testamento (Oseas, Deuteroisaías, Cantar de los Cantares), en esta época se atisba que en la esencia de Dios hay una inclinación gratuita a comunicarse sí mismo y sus propios bienes a los seres humanos.

La divinidad sigue siendo para el judío de la época helenística el Dios de la misericordia y del amor. El "Señor todopoderoso y rico en misericordias" de la obra apócrifa Vida de Adán y Eva o del también apócrifo Libro III de los Macabeos es el mismo que el Dios "clemente y compasivo, fiel y paciente, que conserva la misericordia hasta la milésima generación" de Éxodo 34,6.

Una característica del que luego aparece como el Dios de Jesús se muestra también en esta época helenística: Dios es presentado como Padre (Testamento de Leví 18,6), que ama a Israel, padre de todos los hijos de Jacob (Libro de los Jubileos) y de todos los hombres (Vida de Adán y Eva). En época helenística temprana hay una notable tendencia al universalismo (como un reflejo de un Dios que se muestra más universal, se hace menos hincapié en el “pueblo elegido” y más en un Dios de toda la humanidad), tendencia que luego fracasará al comenzar el segundo cuarto del siglo II a.C. con la revuelta de los Macabeos y el repliegue de Israel hacía sí mismo.

En la Novela de José y Asenet, del siglo I de nuestra era (al que dedicamos una serie en tiempos pasados, sobre todo en su notable relación con el Nuevo Testamento), dice la egipcia Asenet:

"Vengo a refugiarme junto a ti, como el niño junto a su padre y su madre, extiende tu mano sobre mí como padre amante y tierno con sus hijos (...), porque tú eres el padre de los huérfanos" (12,7).


De aquí el título de "filántropo", amigo del hombre, con el que Isaías glorificaba a Dios, según la leyenda griega del Martirio de Isaías (incluido en la "Ascensión de Isaías", cuya base es del s. II a.C.

Pero, como decimos, esta tendencia que apunta en época helenística se irá perdiendo en el judaísmo anterior a Jesús. Debemos precisar algo más esta idea: el Dios de la poderosa corriente apocalíptica –quizá la más importante tendencia entre los escritos generados en esta época- está tan comprometido con la historia de Israel, que los comienzos del universalismo de la salvación, que hemos señalado y apuntaban en ciertos estratos tardíos del Antiguo Testamento, como Isaías, capítulos 25, 26, 45, 55 o Jeremías 12 y Ezequiel 47, Sofonías y Zacarías en su conjunto, etc.), se ve seriamente quebrantado por la acentuación de esta tendencia apocalíptica, que es muy nacionalista.

Qumrán y los círculos apocalípticos, de los que proceden muchos escritos de la época entre los dos Testamentos, el Antiguo y el Nuevo, conciben a un Dios particularista, cuya salvación es sólo para Israel, para todo Israel o bien para un resto de él. Se acentúa la idea de “pueblo elegido”. Esta corriente particularista prevaleció en muchos círculos judíos después del Exilio, pero sobre todo tras la lucha de los Macabeos: ¡había que separarse del helenismo invasor! El mensaje de los evangelistas luchará poderosamente contra ella.

Seguiremos.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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• En el otro blog, “Cristianismo e Historia”, el tema de hoy es:

“Afirmación del mesianismo de Jesús por vía indirecta”

• Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE, Sevilla (Véase postal de 26-06-2009)

Para obtener más información:

http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp

Saludos de nuevo.
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