"¿Son fiables los Evangelios? Avance de la argumentación que seguirá” (109-28)

Hoy escribe Antonio Piñero

Hacmos una síntesis de lo dicho y avanzamos. Hasta aquí hemos contrastado dos visiones sobre Jesús por parte de sus seguidores que nos han parecido inconciliables:

1. La de los judeocristianos del grupo de Jerusalén y

2. La de Pablo de Tarso y sus seguidores (probablemente con algunos antecedentes en los judeocristianos huidos a Antioquía después del primera persecución)

Nos hemos concentrado en sólo dos grupos de seguidores porque estamos convencidos que los primeros cristianos- a pesar de su diversa ideología pueden reducirse a estos dos bloques.

Una vez contrastadas entre sí estas concepciones sobre Jesús hemos llegado a la conclusión de que son inconciliables por la insalvable diferencia en un punto (lo demás sería discutible):

• Para los judeocristianos Jesús sigue siendo un hombre. Por mucho que Dios, tras haberlo resucitado, lo coloque a su diestra y lo nombre su “mano derecha” en el asunto de la redención, sigue siendo un ser humano

• Para Pablo y sus seguidores, Jesús es Dios realmente, Hijo de Dios” real. Aún no se ha precisado totalmente la teología sobre su entorno, sus características, su naturaleza, etc. Pero se cree firmemente que si no hubiese sido Jesús el Hijo de Dios real –no adoptado, o cualquiera otra fórmula- no hubiera podido haberse consumado el drama de la salvación: la víctima del sacrificio de la cruz tenía que ser a la vez Dios y hombre.

Una vez establecido este punto (admítase o no por algunos), el siguiente paso en el razonamiento es el siguiente:

• Del primer grupo, el judeocristianismo, no se nos han conservado apenas escritos directos en el cristianismo primitivo. Dentro del Nuevo Testamento probablemente sólo (de forma más o menos pura) la Epístola de Judas y la Epístola de Santiago. Fuera del Nuevo Testamento se nos han conservado sólo restos muy escasos, mutilados, comentados y trastocados en su transmisión (en escritos de sus refutadores los Padres de la Iglesia) en los Evangelios apócrifos judeocristianos. Véase la obra “Todos los Evangelios”, Edaf, Madrid 2009; sección “Textos fragmentarios:

1. Evangelio de los nazarenos;
2. Evangelio de los hebreos;
3. Evangelio de los ebionitas o de los Doce ;
4. Evangelio de los egipcios.
5. Otros fragmentos evangélicos breves
6. Restos de sectas judeocristianas como los elcasaítas
7. Del siglo II y del III se nos han conservado también textos judeocristianos en las Homilías Pseudoclementinas.

Pero en conjunto es poca cosa si se le compara con el otro grupo, el paulino).

• El segundo grupo, el paulino, quedó como prácticamente único, o casi absolutamente dominante, en la Iglesia cristiana a finales del siglo I porque el judeocristianismo –representado por la Iglesia de Jerusalén y algunos pequeños grupos galileos- desapareció arrasado por la ola destructiva romana a consecuencia del resultado catastrófico para los judíos de la primera revolución contra Roma (años 66-70/73: Masada). La teoría de que se salvaron trasladándose a los territorios que hoy son Jordania (ciudad de Pella) son más que dudosos históricamente.

Este segundo grupo es el que ha producido prácticamente todos los escritos cristianos que luego (desde finales del siglo II) empezarían a formar el Nuevo Testamento. Y ha producido también el grueso de los escritos cristianos primitivos fuera del Nuevo Testamento: Padres apostólicos (con la excepción fundamental de la Didaché o “Doctrina de los Doce Apóstoles”), Padres Apologetas…, Actas de los mártires y obras primeros de los Padres de la Iglesia, desde Clemente de Alejandría e Ireneo de Lyón.

Del bloque de cristianos gnósticos –cuyas primeras obras datan de mediados del siglo I- puede decirse que los que son originales (es decir, no adaptaciones de obras gnósticas judías anteriores) son de corte paulino o derivados del paulinismo.

Con ello quiero decir con claridad es que casi toda la visión que tenemos del cristianismo –obtenida a partir de la lectura de obras cristianas primitivas- es paulina, casi absolutamente paulina. Están todas escritas por gentes que aceptan el esquema interpretativo de Pablo de Tarso sobre cómo fue la figura y misión de Jesús de Nazaret.

Por tanto también, hacerse una idea del cristianismo primitivo distinta a la paulina –a pesar de su diversidad en al menos otro gran bloque judeocristiano, como hemos dicho- es muy difícil. Tenemos como casi regalo de nacimiento ideológico la visión paulina de Jesús y es difícil sustituirla.

Y la última afirmación sobre la estructura de lo que seguirá a continuación de esta serie: toda la visión que tenemos de Jesús de Nazaret, a pesar de que se recogen mil y mil tradiciones primitivas, anteriores a los autores evangélicos, sin duda, han sido transmitidas por cuatro evangelistas que son ideológicamente paulinos (incluso Mateo, aunque corrija mucho al maestro Pablo), y que al transmitirlas lo han hecho filtrándolas -a veces semiconscientemente- desde su punto de vista. Son, por tanto, transmisores y "filtradores". son fieles en ocasiones, pero en otras muestran su "tendencia" ideológica, lo que otorga un sesgo específico a lo que narran, o cómo enfocan lo que narran.

Es muy difícil la tarea de crítica para tratar de recuperar al Jesús histórico -lo que es anterior a Pablo- porque todo lo que se recupera choca con lo esencial de la visión y pensamiento paulino sobre el personaje. Y es difícil porque desde muy pequeños sólo hemos leído "literatura paulina" y porque la tradición de muchos siglos sólo nos ha ofrecido una visión.

Y esto es lo que nos queda por realizar en esta larga serie: analizar los evangelios (vamos a tomar fundamentalmente sólo el primero, el de Marcos, del que todos copian [el de Juan, si no copia a Marcos, sí conoce la tradición sinóptica y la corrige profundamente en ocasiones] y que marca la línea interpretativa de Jesús hasta hoy) para intentar demostrar que lo que transmiten sobre Jesús no es aséptico, puros hechos, sino hechos más interpretación… Y ¿corresponde esta interpretación a lo que fue el Jesús de la historia? Esta es la gran pregunta.

Ahí radica toda la cuestión. Y por mucho que se diga que no tiene importancia…, que lo que importa es el Cristo vivido por la Iglesia…, sí la tiene. Importa mucho que Jesús fuera de una manera y no de otra. Es de vital importancia para la fe y la teología saber cómo fue en realidad el Jesús de la historia.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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• En el otro blog, “Cristianismo e Historia” (en la revista electrónica “Tendencias21”, el tema de hoy es:

“Afirmación del mesianismo de Jesús por vía indirecta”

• Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE, Sevilla (Véase postal de 26-06-2009)

Para obtener más información:

http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp

Saludos de nuevo.
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