“¿Era tonto Poncio Pilato?” (109-31 )

Hoy escribe Antonio Piñero


Tema: Sentido último y significado de la condena a muerte de Jesús, ¿En qué grado reinterpretan los evangelistas las tradiciones que reciben? Nos preguntamos hoy acerca del extraño comportamiento de Pilato según el evangelista Marcos.

Quedamos en la postal anterior, que el Evangelio de Marcos 15, 5.10 dice:

“Jesús no respondía ya nada, de suerte que Pilato estaba sorprendido” / “Pues Pilato se daba cuenta de que los sumos sacerdotes le habían entregado por envidia.”


Es ésta una manera vaga de afirmar que Pilato estaba convencido de la inocencia fundamental de Jesús. Cuando estaba el Prefecto en estas dudas, interviene la multitud:

“6 Cada Fiesta les concedía Pilato la libertad de un preso, el que pidieran. 7 Había uno, llamado Barrabás, que estaba encarcelado con aquellos sediciosos que en el motín habían cometido un asesinato. 8 Subió la gente y se puso a pedir lo que les solía conceder.”


Pero en el Evangelio de Lucas, la escena se pinta de otro modo:

“Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo 14 y les dijo: «Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo, pero yo le he interrogado delante de vosotros y no he hallado en este hombre ninguno de los delitos de que le acusáis. 15 Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho, pues, que merezca la muerte.
16 Así que le castigaré y le soltaré.» 18 Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: «¡Fuera ése, suéltanos a Barrabás!»


19 Este había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y por asesinato. 20 Pilato les habló de nuevo, intentando librar a Jesús, 21 pero ellos seguían gritando: «¡Crucifícale, crucifícale!» 22 Por tercera vez les dijo: «Pero ¿qué mal ha hecho éste? No encuentro en él ningún delito que merezca la muerte; así que le castigaré y le soltaré.» 23 Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado y sus gritos eran cada vez más fuertes”.


Tanto Lucas como Marcos presentan sin aclaración alguna a unos sumos sacerdotes, dirigentes de los judíos, que un par de días antes temen al pueblo tanto que no se atreven a detener a Jesús, un héroe popular por tanto, y que de repente piden a ese mismo pueblo que colabore con ellos para condenar a Jesús. A pesar de la inverosimilitud intrínseca, puesto que la primera afirmación indica que Jesús era muy popular, alguien puede decir que las muchedumbres son de ánimo cambiante. Al menos, el cambio radical del pueblo en más o menos un día queda sin aclarar.

Respecto a Pilato la situación es más chocante aún: un magistrado romano duro e intratable, despreciador de los judíos (recordemos la opinión sobre Pilato de Filón deAlejandría y de Flavio Josefo), que estaba convencido de la inocencia de Jesús según el evangelista (en Mateo y Lucas es más claro aún), prevarica y cede ante sus enemigos dando muestras de gran debilidad de carácter y de un cierto grado de estupidez.

Luego. para salvar a Jesús, Pilato recurre al subterfugio que se le ofrece: amnistiar a un preso durante la fiesta de Pascua (dejamos aparte ahora el hecho de que todos los historiadores opinan que esta costumbre es en sí más que dudosa históricamente, puesto que no está testimoniada en documento alguno del Imperio Romano), e intentar convencer al pueblo (que –por hipótesis pide la muerte de Jesús- de que escoja a Jesús.

Ahora bien, esta actuación es bastante incomprensible: de nuevo Pilato -con muchos soldados y siempre dispuesto a hacer su voluntad- se muestra débil preguntando a las masas: "¿Qué voy a hacer con el que llamáis el Rey de los judíos?". La escena completa es así:

11Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente a que dijeran que les soltase más bien a Barrabás. 12 Pero Pilato les decía otra vez: «Y ¿qué voy a hacer con el que llamáis el Rey de los judíos?» 13 La gente volvió a gritar: «¡Crucifícalo!» 14 Pilato les decía: «Pero ¿qué mal ha hecho?» Pero ellos gritaron con más fuerza: «Crucifícalo!»


Reflexionemos más sobre la situación que pinta el evangelista: un gobernador romano, Pilato, en su propio pretorio (según el Evangelio de Juan), rodeado de toda su tropa, muy reforzada porque es la Pascua, que le presentan a un sedicioso contra Roma (Jesús) y que se niega a condenarlo, se le ocurre una comparación entre dos personajes que –por poco que piense- es el mejor medio para que tenga que condenar a Jesús en contra de sus propios deseos, según el evangelista.

En efecto, si admitimos que Jesús era el personaje que pinta Marcos (el que acaba de aconsejar al pueblo que se pague el tributo al César: Mc 12,17) y si Pilato lo compara voluntariamente a Barrabás –según el evangelista, un sedicioso contra Roma, un miembro de la resistencia contra el imperio, un celota casi seguro (aún no estaban formados como grupo o partido; esto ocurrirá hacia el año 60, pero existían como individualidades), un héroe del pueblo…-, Pilato tendría que saber que el tal pueblo escogería a ese héroe de la resistencia y no a Jesús, que recalco –según el evangelista- acababa de aprobar el pago del tributo. Por tanto tendría que ser, a los ojos del pueblo, un amigo de Roma.

Cualquier lector de hoy se preguntaría: ¿era Pilato tan estúpido? ¿Quería salvar a Jesús, pero sin embargo, escoge un sistema totalmente erróneo, a saber compararlo con alguien, Barrabás, del que tendría que saber -por su propio cargo de gobernador- que iba salir absuelto en esa elección?

Así pues, el evangelista pinta –me parece- a un Pilato bastante tonto y débil, pues propone al pueblo una elección cuyo resultado es seguro que va en contra de sus propios intereses. Naturalmente, el pueblo escogió a Barrabás, pidió la condena de Jesús y Pilato tuvo que actuar contra su conciencia. Según el evangelista, era pues, un débil y un tanto estúpido para ser un político. Imposible de casar esta imagen con la de Filón y Josefo.

Pero es también posible que tal presentación de un Pilato inverosímil se debiera a la intención del evangelista Marcos, que tendría motivos superiores para presentarlo así. Lo veremos.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

Postdata:

Debemos decir y transcribir “Poncio Pilato” y no “Poncio Pilatos”. Esta última forma no ha existido jamás en castellano hasta tiempos recientes, y es un error de transcripción. ¿Influencia del método “Pilates”? O ¿influjo del latín Pilatus... a través de la costumbre inglesa de nombrar a los antiguos romanos en nominativo singular -por ejemplo Marius-, aunque en este caso precisamente el inglés dice "Pilate" (como el francés)?

En latín la forma es Pontius Pilatus, y si transcribimos la segunda parte como “Pilatos”, tenemos que decir “Poncios Pilatos” (o siempre "Antonios", pues viene de Antonius..., y se perdería el plural...), lo que es evidentemente absurdo.

Relacionado con este tipo de errores está la manía de algunos meteorólogos de decir "cirrus y cumulus y nimbus", en vez de "cirros, cúmulos y nimbos", que el lo propio de la lengua española.

En la escuela/colegio aprendimos que las cuatro clases de nubes fundamentales son esas. Naturalmente los meteorólogos han estudiado algunos tratados en inglés y se han olvidado de lo que aprendieron en su infancia. ¿O lo dicen por “snobismo”? Ojo: “snob” es la abreviatura latina de “sine nobilitate”; no es un vocablo inglés.

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• En el otro blog, “Cristianismo e Historia” (en la revista electrónica “Tendencias21”, el tema de hoy es:

“El mesianismo de Jesús. Resultado final”

• Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE, Sevilla (Véase postal de 26-06-2009)

Para obtener más información:

http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp

Saludos de nuevo.
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