La “Plegaria de las Emanaciones”, un texto maniqueo del siglo IV (XII)

Hoy escribe Fernando Bermejo

La última sección de la Plegaria de las Emanaciones de Kellis es especialmente larga, por lo que comentamos hoy sólo una parte de ella, reservando para un próximo post las últimas líneas.


95 Venero y glorifico
96 a todos los justos que han
97 superado todo el mal,
98 a los que han existido antes, a los
99 que existen ahora, a los que están naciendo
100 y a los que están listos para llegar a ser,
101 pues comprendieron la verdad
102 y toda excelencia; a los castos
103 y a los constantes, de tal modo que
104 todos estos a los que he venerado y
105 glorificado y nombrado me
106 asistan y me bendigan
107 con benevolencia, y me liberen
108 de todo lazo, de toda
109 opresión y tormento y
110 de toda reencarnación


Línea 96: Los miembros de la elite maniquea, los electi o “elegidos”, eran denominados también no sólo “los perfectos”, o “los santos”, sino también “los justos”. Ya hemos visto que “justicia” es una designación común de la Iglesia maniquea. Esta referencia, junto con la posterior a la reencarnación, parecería indicar que la plegaria fue concebida para ser efectuada por miembros de la clase de los auditores.

Línea 102: La castidad es uno de los principales mandamientos de los electi, y comprende la completa evitación de toda actividad reproductiva y de toda relación sexual, así como del placer corporal asociado a ella. Esta prohibición corresponde a lo que Agustín de Hipona llama el signaculum sinus, “sello del seno”.

Línea 103: La constancia es una virtud religiosamente valorada, especialmente en el caso de grupos religiosos minoritarios y sometidos a persecución. Ésta fue precisamente la situación en la que los maniqueos se encontraron casi siempre a lo largo de su historia, y desde luego en Egipto, donde las persecuciones se produjeron esporádicamente en el s. IV. No es casual que, entre los “Salmos de los errantes” haya uno titulado “Salmo de la constancia”.

Líneas 106-109: la dignidad trascendente del Sí-mismo comporta que la salvación no es entendida como una expiación, sino como la liberación de una situación antinatural, la del Alma Viviente en situación de mezcla. Los términos “lazo” y “opresión”, usados a continuación, indican que la situación del sujeto es concebida no primariamente como el resultado de su propia maldad, sino como el de la acción malévola de potencias negativas; esta concepción “victimaria” del sujeto es compartida por los maniqueos y los gnósticos. Los términos anánke y básanos, utilizados en la línea 109, se utilizan en copto para describir las penalidades sufridas por Mani, las cuales tendrían luego un valor paradigmático para la comunidad maniquea.

Línea 110: “reencarnación” traduce aquí “metensomatosis”. El término típico en los textos maniqueos es más bien “metangismós”. La presencia de la doctrina de la reencarnación en el maniqueísmo se ha querido explicar en ocasiones aduciendo influencias budistas; aunque esto no puede descartarse, las tradiciones religiosas helénicas (pitagorismo, platonismo, orfismo) y diversas corrientes gnósticas ofrecían a Mani suficientes fuentes de inspiración.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo
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