Por qué decimos que el Evangelio de Marcos es paulino (109-34-A)

Hoy escribe Antonio Piñero

Quisiera precisar muy brevemente, y de modo esquemático -en dos entregas seguidas, que constan en total de seis puntos- una respuesta al título de esta postal. Voy a intentar resumir al máximo. Si algo se me quedare en el tintero, por exceso de afán sintético, con gusto lo explicaré otro día. No indicaré textos en apoyo, porque han sido analizados y comentados en postales de este blog.

I

El primer paso consiste en una constatación de los resultados que la investigación crítica, desde hace más de 200 años, viene haciendo sobre el Jesús histórico. Esta investigación –estricta, rigurosa, a base de un minucioso análisis de textos y de contextos- procede sobre todo por la comparación exhaustiva del texto de los cuatro Evangelios. De ningún modo puede pensarse que se trata de adjudicar a Jesús, sin pruebas y por “a prioris”, un esquema previo movido por turbios intereses antirreligiosos. No hay nada de eso.


De este análisis se deducen como puntos, creemos seguros, los siguientes aspectos principales de la figura de Jesús :

• Fue un individuo profundamente religioso.

• Su religiosidad fue plenamente judía. Jesús se atiene a las creencias y prácticas religiosas de su pueblo: observancia de fiestas, frecuentación de sinagogas, aceptación de los ritos sacrificiales del Templo, estima y profunda devoción hacia la ley de Moisés como fundamento de su patrimonio religioso y cultural.

• Fue atraído por la personalidad de Juan Bautista y por su mensaje religioso. Fue bautizado, ya en su madurez, por Juan.

• Jesús tomó de Juan Bautista algunos de los principales motivos de su predicación. La enseñanza y el marco religioso del Bautista forman, por tanto, la estructura básica de la primera autocomprensión religiosa de Jesús. Ello nos sirve para situar a éste en el contexto de una tensa espera en la venida de un inminente juicio divino sobre Israel.

• El centro y la razón de ser de la predicación de Jesús fue el anuncio de la venida inmediata del Reino de Dios.

• Jesús ciñó su predicación a Israel y no fue ningún predicador universalista, es decir, se sintió enviado a predicar sólo a las “ovejas perdidas” de la casa de Israel.

• Radicalizó la Torá, o Ley, si bien en tal radicalización permaneció en el marco de aquélla. Con otras palabras: Jesús no quebrantó ni abrogó la ley de Moisés. Jesús no pretendió fundar religión nueva alguna.

• Mantuvo polémicas con otros grupos religiosos de su tiempo, fariseos especialmente, aunque este conflicto tiene lugar en el seno de acuerdos básicos en el marco de la común religión judía.

• Desde Galilea, Jesús fue a Jerusalén en la Pascua de su último año de vida (hacia el año 30 d.C.), sea para celebrar la fiesta, para predicar o en espera de la instauración del Reino, aunque no para morir. Jesús no anunció su muerte de manera programática. Tales anuncios como profecías son inserciones posteriores en los Evangelios, como se deduce del comportamiento de los discípulos y de Jesús mismo en el relato de la Pasión.

• Jesús se consideró a sí mismo, al menos al final de su vida el mesías de Israel; pero a menos que engañara a las multitudes (caso absolutamente improbable, por no decir imposible) el mesianismo de Jesús cuadraba con las concepciones normales y medias del mesianismo judío de la época.

· Jesús no fue un militarista. Su mensaje era esencialmente religioso. Pero al aceptar ser el mesías de Israel era consciente de que de algún modo su decisión tenía consecuencias políticas. En el Israel de su tiempo religión y política iban indisolublemente unidas.

• Jesús fue arrestado –y decidida su ejecución- por motivos de índole social y política. Deben ser descartadas como razones suficientes de la ejecución causas morales y religiosas, por ejemplo que era un blasfemo, o que se proclamó mesías, o que se autotitulara "hijo de dios" en sentido real.


Aunque sabemos relativamente poco del Jesús histórico, sí sabemos con certeza lo que no fue:


1. Jesús no se creyó hijo de Dios real y óntico. Con otras palabras Jesús no se creyó un ser divino. Jesús no creyó que él fuera la encarnación en la tierra de la divinidad

2. Jesús no creyó que de modo directo su predicación era para todos los hombres, sino sólo para Israel. De modo indirecto, sí; los paganos podrían convertirse al judaísmo; ciertos rasgos de su ética eran válidos universalmente.

3. Jesús no se creyó el salvador de toda la humanidad.

4. Jesús no creyó que su muerte fuera producto de un designio divino destinada a ser un sacrificio vicario por toda la humanidad, de modo que tal sacrificio borrara todos los pecados del mundo

5. Jesús no creyó que su muerte iba a establecer una alianza nueva entre Dios y la humanidad

6. Jesús no creyó que iba a fundar religión alguna nueva.

Todo lo dicho hasta aquí no lo establezco como hipótesis, sino como tesis. Pero no son tesis producto de un a priori, sino la decantación de una investigación de más de 200 años, de un análisis riguroso de textos evangélicos, que en concreto dentro y fuera de este blog ha llevado cientos y cientos de páginas.


II

El segundo paso consiste en analizar el primer evangelio -cronológicamente- que conocemos. De su estudio riguroso se deduce:

1. Marcos es el primero dentro del grupo cristiano que escribe una especie de biografía imperfecto de Jesús con un esquema claro.

2. Marcos recibe toda su información de una tradición anterior. Ésta no es ya sólo oral, sin también compuesta por escrito y en lengua griega. En síntesis Marcos recibe –aparte de tradición oral- Un ciclo de milagros: Mc 5 y 7; Un ciclo de “diálogos polémicos” o de controversias contra los escribas y fariseos (el poder de perdonar los pecados; discusión sobre la conveniencia del ayuno; las espigas arrancadas en sábado; comida de Jesús con pecadores) = Mc 2; Una colección de parábolas = Mc 4; Un discurso apocalíptico de Jesús = Mc 13; Una breve narración sobre la “Última Cena” y la Eucaristía = Mc 10,42-45. Una historia de la pasión, ya bien organizada = Mc 14,13-16,8.

Todos estos elementos no estaban unidos entre sí. Había, además, otros muchas tradiciones sueltas sobre Jesús quizás orales, quizás escritas en parte = “hojas volantes”.

3. Marcos es, sin embargo, un verdadero autor ya que impuso a todo este material un orden “biográfico”, aunque prescindiendo de los momentos de la niñez de Jesús, sobre los cuales probablemente no sabía nada. Marcos comienza con la predicación de Juan Bautista y concluye con la cruz y la resurrección. Además del orden biográfico impuso al material que recibía una interpretación intelectual-teológica.

Además del orden "biográfico", añadió un sentido y una "tendencia" (en sentido técnico, filológico) a lo que escribió.

La hipótesis de un “evangelio” previo al de Marcos –es decir, un escrito que contuviera ya ese esquema biográfico embrionario es posible y plausible. Desgraciadamente no tenemos prueba documental alguna de esa hipótesis. Por el contrario, indirectamente sí la tenemos de la “Fuente Q”, ya que poseemos los Evangelios de Mateo y Lucas de la que la deducimos.

4. La imagen de Jesús que se obtiene leyendo el Evangelio de Marcos es muy distinta a la que hemos sintetizado en I: la imagen de Jesús de Marcos no casa con los resultados de la investigación de más de 200 años sobre el Jesús de la historia. Según Marcos,

A. Jesús es el mesías de Israel, pero su mesianismo es de un carácter nuevo e insólito, un mesías sufriente que ha de resucitar; durante su vida pública no desea que se conozca su mesianismo; sólo se conocerá y entenderá después de su resurrección.

B.El mesías de Marcos no tiene carácter político alguno. El evangelio presenta a Jesús como desinteresado en absoluto de la política y de las aspiraciones de los judíos de su tiempo. Incluso, con la idea de que había que pagar el impuesto al César lo presenta claramente como un aceptador de la situación política de Israel como dependiente de Roma y parte integrante del Imperio

C. Jesús es el hijo de real de Dios. A partir de la epifanía divina del bautismo en la que una voz celeste declara a Jesús “Hijo amado de Dios” hasta la confesión del centurión al pie de la cruz, tras la muerte de Jesús, “Verdaderamente ésta era el Hijo de Dios”, y a medida que avanza la narración del Evangelio, el lector percibe de modo claro que Jesús pertenece a la esfera divina

D. Jesús prevé proféticamente su muerte y su resurrección. Su muerte corresponde a un plan divino.

E. Su sangre es derramada por “muchos” (= por todos); su muerte establece una nueva alianza, ya que es un sacrificio por toda la humanidad. Con la institución de la eucaristía Jesús establece un nuevo sistema de perdón de los pecados, de comunión con la divinidad, que es él mismo.

F. Los que siguen a Jesús son la comunidad de la alianza nueva y verdadera.


En la próxima postal, mañana, completamos los cuantro puntos que restan

Saludos cordiales de Antonio Piñero.

www.antoniopinero.com
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