¿Qué significa la "tendencia" o "sesgo" de los evangelistas? (I) (109-39)

Hoy escribe Antonio Piñero


Queridos amigos: La prisa es mala consejera. Como habréis observado, he cometido un error. Ayer publiqué la tercera parte de una miniserie dedicada al título de esta postal..., cuando naturalmente ¡debía de haber publicado la primera!

Me imagino el "despiste" de los lectores..., por lo que pido disculpas. El comienzo de estas entregas es hoy, viernes; y cuando se hayan leído las dos primeras (la de hoy y mañana) pido, por favor, a los lectores, que le echen una ojeada de nuevo a la tercera.
Disculpas, de nuevo.

La particularidad e importancia del Evangelio de Marcos es su anterioridad respecto a los otros evangelios, de lo que –creo- no se discute apenas. Fue el modelo directo para la composición de los escritos de Mateo y de Lucas, e indirecto (como ejemplo de concreción de la tradición sinóptica circulante cuyo sentido había que precisar9, del Evangelio de Juan.

Mi propuesta es que -de acuerdo con la perspectiva aceptada universalmente, aunque matizada, de la “Historia de las formas”- que lo que se ha dicho del “entorno vital” del Evangelio de Marcos (lugar de composición, fecha y lectores potenciales) no es indiferente en absoluto y contribuye a descubrir, a marcar/configurar la “tendencia” teológica del evangelista, y por tanto a interpretarlo. De ahí surgen conclusiones interesantes sobre cómo fue Jesús.

Explico lo de “tendencia”. Se llama así técnicamente desde los estudios de la “Escuela de Tubinga” de Ferdinand Christian Baur, en la primera mitad del siglo XIX, hacia 1830, (hablaremos de ella en este blog cuando llegue el momento en la serie, ahora interrumpida, sobre el avance de la investigación sobre el Nuevo Testamento), al sesgo ideológico/teológico que muestra un escritor, en este caso un evangelista.

El inicio del descubrimiento de este “sesgo” (no se prejuzga si es bueno o malo; sólo se constata) se debe sin duda a los esfuerzos del muy nombrado Herrmann Samuel Reimarus, en su opúsculo “De la finalidad de Jesús y la de sus discípulos”, publicado en 1778 en donde comparó críticamente los textos evangélicos entre sí y descubrió sus variantes y contradicciones. el estudi comparativo le llevó a penar cuál era la verdad que estaba detrás de tanta variaicón y discordancia entre los evangelistas. Lo aclaro a continuación.

A pesar de ciertos esfuerzos esporádicos llevados a cabo por los deístas ingleses, y alemanes del siglo XVIII, por aplicar al estudio crítico del Nuevo Testamento lo que se venía haciendo ya desde hacía siglos con los historiadores griegos y latinos, puede decirse que hasta el siglo XIX primaba el dogma de la infalibilidad de la Escritura. Este dogma impedía que se considerase al Nuevo Testamento como un libro fundamentalmente histórico (en el sentido de que contenía muchos datos históricos aprovechables), y que como tal se le aplicasen métodos históricos y críticos para averiguar si esos datos históricos en él contenidos eran o no fiables, o hasta qué punto.

A partir del siglo XIX en los ambientes científicos ingleses y alemanes interesados por el Nuevo Testamento se abandonó la idea de la infalibilidad del texto del primer corpus cristiano. Entonces se reconoció claramente que –en concreto los escritos de los evangelistas- estaban llenos de divergencias, inconsistencias internas e incluso contradicciones entre ellos. Para estudiarlas se estableció la costumbre de investigar los evangelios editados en columnas paralelas en los pasajes en los que el tema coincidía (“sinopsis”, vocablo griego: “vista en conjunto”). de modo que se podía percibir las variantes –a veces muy grandes- entre ellos. Las variantes sobre una tradición, omisiones, añadidos, indican o dan una pista sobre lo que piensa realmente el evangelista.

La idea rectora de ese estudio fue entonces: no se deben armonizar las divergencias, sino explicarlas. La base que sostenía esta pretensión era que los autores del Nuevo Testamento, los evangélicos en concreto, eran humanos, y por tanto falibles.

Entonces se empezó a percibir que el material de los libros del Nuevo Testamento, los evangelios en particular,

· Se derivaba de diversas y variadas fuentes;

· Que esas fuentes y los evangelios mismos daban pistas para pensar que habían sido fuertemente editados y remodelados;

· Que los autores se veían afectados por los sesgos e ideologías del grupo cristiano al que pertenecían, que sus obras podía reflejar este sesgo, o ser propaganda de un tipo determinado e comprensión del judeocristianismo o del cristianismo a secas. Y, por último,

Qque en teoría se podía considerar que tales autores habían alterado o suprimido datos que no encajaban con sus perspectivas.

Esta labor se comenzó y se continuó a lo largo del siglo XIX. En España, que estaba un tanto aislada de Europa y muy encerrada en su fe católica, esta tendencia científica pasó casi desapercibida durante este siglo XIX. Que yo sepa no hay ninguna obra española sobre Nuevo Testamento o cristianismo primitivo que pueda acercarse, ni aún de lejos, a lo que se escribía, sobre todo en lengua alemana, y también en inglés aunque más tímidamente, durante el siglo XIX.

El interés de esta tarea crítica comenzó a vislumbrar como resultado seguro que Jesús mismo y los primero seguidores de éste, la llamada “iglesia de Jerusalén”, eran personajes muy judíos, y que no compartían importantes elementos doctrinales característicos de las iglesias verdaderamente cristianas, que solían ser fundaciones paulinas o de su grupo, todas posteriores cronológicamente a la constitución de la "Iglesia judeocristiana de Jerusalén" .

Las divergencias que se iban perfilando afectaban:

· A la divinidad de Jesús,

· Al papel que desempeñaba la Ley de Moisés,

· Cómo había que entender el valor salvífico de la crucifixión y de la resurrección de Jesús (naturalmente se daba por supuesto que todos los grupos cristianos creían que Jesús había sido resucitado por Dios, o resucitado él mismo) y

· Qué lugar tenían las doctrinas judías sobre la expiación y perdón de los pecados (función del Templo y de la muerte de Jesús),

· Si se entendía a Jesús de una u otra manera (como plenamente judío y ser humano; o bien como superador del judaísmo y ser divino).

Se vio también durante el siglo XIX y sobre todo a principios del XX que la labor editorial de los evangelistas, al reunir y ensamblar el material que le venía por la tradición oral, o ya incipientemente escrita, podría haber consistido en añadir, o en encajar en la figura de Jesús y sus seguidores primitivos, ideas, conceptos y perspectivas que sólo estuvieron vigentes decenas de años después.

Se percibió también que, por medio de la crítica,

· Se podía recuperar el material primitivo que se había conservado por debajo –a pesar de la labor editorial- de la superficie de los textos, y se comenzó a pensar que

· El fenómeno general de la labor editorial de los evangelistas podría haber sido suavizar en lo posible, o “disfrazar” un poco que las perspectivas de los primeros seguidores de Jesús habían sido muy judías y que no se habían considerado de ningún modo separados del cuerpo general del judaísmo, y que

· En realidad –desde muy pronto entre los seguidores de Jesús- se había dado una división profunda de opiniones sobre el Maestro.

Sin duda, fue la escuela alemana de Tubinga (la denominada “Tübinger Schule”, la de F. Ch. Baur) la que destacó a los ojos de los científicos la judeidad de la comunidad primitiva de Jerusalén, aunque –es verdad- que sin sacar aún plenamente las consecuencias sobre el encaje de Jesús en el judaísmo. La cuestión de la judeidad de Jesús se planteará más tarde y puede decirse que sólo hasta finales del siglo XX se hace debate público (la aceptación por parte de los teólogos católicos de la judeidad esencial de Jesús se hace notoria con la obra de John P. Meier, Un judío marginal, en español en Editorial “Verbo Divino”, y comienza a ser aceptada por los católicos…, pero sin sacar las consecuencias obvias).

Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero
www.antoniopinero.com

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• En el otro blog, “Cristianismo e Historia” (en la revista electrónica “Tendencias21”, el tema de hoy es:

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Saludos de nuevo.
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