Verdades elementales acerca de la investigación sobre Jesús de Nazaret

Hoy escribe Fernando Bermejo

Aunque quien firma estas líneas llevaba ya mucho tiempo escribiendo en este blog sobre temas maniqueos y órficos (a los que ciertamente volveremos), ante la avalancha de comentarios de nuestros amables lectores a raíz de los últimos posts he decidido volver durante algunas semanas al tema de la figura histórica de Jesús; máxime, cuanto que estas cuestiones resultan intelectual y moralmente muy relevantes y entretenidas.

Comienzo hoy repitiendo diez verdades elementales acerca de la historia de la investigación sobre Jesús. Dado que tales verdades han sido expuestas de forma argumentada en artículos académicos apoyados por análisis detallados, si alguien aspira a refutarlas deberá escribir del mismo modo. Vociferar contra ellas de nada sirve.

1ª) La investigación histórico-crítica sobre la figura de Jesús fue iniciada y afianzada por estudiosos no cristianos: en particular, por el deísta H. S. Reimarus y el (ya-no-creyente) David Friedrich Strauss.

2ª) Salvo casos absolutamente excepcionales, la reacción de teólogos y eclesiásticos cristianos a esa investigación fue durante mucho tiempo no sólo contraria, sino inequívocamente agresiva y de desprestigio, no habiendo habido apenas acusación infamante de que no se hiciera objeto a Reimarus y a Strauss.

Aclaración: A Reimarus –autor erudito y consumado filólogo, extraordinariamente educado, cuya obra fue redactada con mesura y sensatez, y publicada de manera póstuma– no se le ahorraron calumnias e improperios. Todavía en el s. XX, el piadoso Joachim Jeremias (citado con unción tanto por exegetas católicos como protestantes) definió su obra principal como “un panfleto lleno de odio”. Strauss -sobre el que llovieron todo tipo de calumnias- perdió su cátedra.

3ª) Al menos desde el s. XIX, existe una línea de pensamiento, compartida por no pocos intelectuales católicos y protestantes, que niega la relevancia de la investigación histórica sobre Jesús.

Aclaración 1: Las contradicciones, falacias e inconsistencias de esta posición han sido desenmascaradas en bibliografía citada ya en este blog.

Aclaración 2: Esta posición es inconsistente, pero si existe es porque adivina la existencia del problema que la investigación histórica puede llegar a constituir para la fe.

4ª) Existen algunas obras de estudiosos creyentes –normalmente protestantes– la mayor parte de cuyos contenidos son históricamente fiables. Ejemplos: Die Predigt Jesu vom Reiche Gottes ("La predicación de Jesús sobre el reino de Dios"), de Johannes Weiss; o Der historische Jesus ("El Jesús histórico"), de Gerd Theissen y A. Merz.

5ª) A pesar de la voluntad de cohonestar rigor científico y fe, la inmensa mayoría de las obras confesionales sobre Jesús están demostrablemente viciadas por prejuicios teológicos, plagadas de inconsistencias, silencios significativos, partis pris y contradicciones.

Aclaración: la verdad de esta tesis ha sido demostrada en repetidas ocasiones, en bibliografía ya citada previamente en este blog, tanto por autores españoles como extranjeros.

6ª) La investigación no confesional no es, eo ipso, fiable por el hecho de ser sus autores no creyentes. También fuera de la confesionalidad existen prejuicios que pueden distorsionar la fiabilidad de la investigación.

7ª) Existe una línea de investigación, que comienza en el s. XVIII y sigue hasta hoy, y en la que convergen tanto autores no confesionales, estudiosos judíos, como algunos cristianos especialmente críticos, que diseñan una imagen de Jesús que presenta la mayor plausibilidad histórica .

Aclaración: En la medida en que lo esencial de esta imagen es compartido por autores procedentes de épocas y perspectivas ideológicas diversas, presenta las mayores garantías de imparcialidad e independencia.

8ª) Los corolarios que cabe extraer de la imagen aludida en el punto anterior son, para decirlo suavemente, difícilmente compatibles con las pretensiones cristianas normativas acerca de Jesús –y, para decirlo con más contundencia y sinceridad, incompatibles con ellas–.

Aclaración 1: Tras los análisis contenidos en una monografía dedicada al tema, el arameísta Maurice Casey escribió: “Orthodox Christology is difficult to reconcile with truth” ("Es difícil conciliar la cristología ortodoxa con la verdad")(M. Casey, From Jewish Prophet to Gentile God ("De profeta judío a dios pagano"), p. 176; cf. 162-178).

Aclaración 2: El hecho de que los resultados se sigan lógicamente de una imagen que cualquier estudioso crítico (al margen de sus convicciones ideológicas) puede compartir significa que tales corolarios no son debidos a partis pris anticristianos, antisobrenaturalistas o anticlericales, sino al rigor crítico y al sentido común que busca en la historia la verdad.

Aclaración 3: Aunque uno de los amables lectores del blog ha escrito que la incompatibilidad señalada no se da en lo que respecta a la cristología más reciente, a) esto es un desideratum que está por demostrar; y b) el cristianismo normativo, con respecto a Jesús, que sepamos, no ha cambiado esencialmente en las últimas décadas: el cristianismo normativo no es lo que piensan uno o dos teólogos especialmente sofisticados. Aun así, si se demuestra que existe alguna cristología de tal calibre, habrá que añadir a la tesis una cláusula del tipo "excepto en las obras tal y cual".

9ª) Los autores confesionales no extraen prácticamente nunca los corolarios de esos resultados.

Aclaración 1: Si no los extraen, no es porque esos corolarios no se sigan lógicamente de los resultados, sino porque extraerlos dificulta extraordinariamente apoyar en la razón histórico-crítica las pretensiones veritativas del cristianismo.

Aclaración 2: Los exegetas españoles, lejos de ser una excepción, son una clamorosa confirmación de la regla-patrón.

10ª) Al igual que ocurrió en tiempos de Reimarus, y salvo casos excepcionales de creyentes particularmente lúcidos y honrados, aquellos estudiosos que –llevados por su sentido de la responsabilidad intelectual y moral– se atreven a postular públicamente lo que sinceramente consideran la verdad se atraen la animadversión y la caricaturización de la inmensa mayoría de autores confesionales.

Aclaración: Tales autores ejercen la descalificación y el desprestigio al margen de si son considerados “conservadores” o “progresistas”. Cuando se trata de puntos neurálgicos, tales distinciones se desvanecen: los intereses en juego (psicológicos, emocionales, sociales y hasta económicos) son demasiados.

Pido disculpas por anticipado a todos los lectores cuya sensibilidad les lleve a percibir un tono agresivo en la formulación de las anteriores verdades (y valga este caveat para todos mis posts, de aquí en adelante). Amicus Plato, sed magis amica veritas.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo.
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