La discusión en torno al libro "Qué se sabe... de Jesús de Nazaret" (II)

Hoy escribe Antonio Piñero


Continuamos con el discurso que dejamos en suspenso en la postal anterior.El tema explícito es ¿"Hasta dóndoe podemos llegar...?"


II

La posición del “paulinismo” en sentido amplio respecto a la creencia en la divinidad de Jesús pienso que no requiere especial demostración: desde Flp 2,6ss (9 "en forma de Dios") + Rom 9,5 con dudas textuales (+ escuela paulina Tito 2,13) hasta el Evangelio de Juan (Jn 1,1; 1,18; 20,28) con sus dos afirmaciones explícitas de la divinidad de Jesús + Hebreos 1,18 y 2 Pedro 1,1 la noción de la divinidad de Jesús -en estos momentos no se precisa el cómo, pero sí su divinidad- es clara, a pesar de Ep. a Rom 1,4 que es un mero guiño trdicional al judeocristianismo de Roma

Sobre que el paulinismo exige una víctima divina en el sacrifico de la cruz hablaremos más adelante. La materia de discusión que se plantea ahora es: ¿quién efectuó este salto teológico, de hombre a Dios?

Posibles respuestas:

“Cristología implícita” ¿Fue un mero paso de un pensamiento albergado por Jesús mismo a lo largo de su vida, pero nunca expresado claramente? Con otras palabras: ¿es posible que Pablo, o quien fuere, se limitara a explicitar simplemente el pensamiento de Jesús, el cual de algún modo se creía a sí mismo divino?

Esta posición me parece extraordinariamente improbable desde la hipótesis de la que partimos: el Punto 7 del consenso: “Jesús se mantuvo siempre fiel al judaísmo”. Me parece imposible mantenerse fiel a la religión judía y haberse considerado a sí mismo Dios.

Añadiría un par de apuntes más. El primero: diría también que me parece imposible la interpretación antijudía del incidente sobre la “destrucción/reconstrucción/purificación” del Templo de Jerusalén con la sentencia de Jesús (Mc 11,11ss y paralelos). Todavía hay gente que interpreta este incidente como si Jesús hubiese liquidado –o dada por periclitada- la validez del Templo como lugar de encuentro privilegiado con Dios, como único emplazamiento posible de los rituales expiatorios en el judaísmo…, o en líneas generales como si Jesús con este gesto hubiera abolido todo el sistema ritual del judaísmo… ¡cuando fue exactamente lo contrario!

El segundo ejemplo sería cómo interpretar la institución de la eucaristía según 1 Cor 11,23ss. Opino que –a pesar de los ríos de tinta que han corrido- es imposible demostrar que se trata de una tradición comunitaria.

Más bien el análisis del texto griego evangélico, por una parte (dos estratos en la narración: A. Un cena de despedida; B. La institución de la eucaristía en un esquema forzado de Cena Pascual, cuyos elementos esenciales de hecho no aparecen), y de la posición global de Pablo, por otra, incitan a pensar que se trata de una revelación personal. Ya he comentado alguna vez lo básico que es para la discusión traer a colación el inicio del tratado Abot, “Padres”, de la Misná: “Moisés recibió (hebreo, qibel) la Torá (la Ley) del Sinaí (es decir, de Dios) y la transmitió (hebreo, masar) a Josué, Josué a los ancianos, los ancianos a los profetas…” . Es evidente que el uso de estos términos "técnicos" no siempre representa una tradición recibida de mano de hombres. En este caso es clarísimamente que la presunta tradición procede de Dios…; lo mismo –nos parece- que en Pablo, como dice literalmente el texto.

Es más: diría que me parece igualmente imposible que un judío fiel (Punto 7) pueda instituir con su sacrificio (su sangre) “una nueva alianza”. En todo caso hay que entenderlo en el sentido del famosísimo texto de Jeremías 31,31ss:

“He aquí que días vienen -oráculo de Yahvé - en que yo pactaré con la casa de Israel (y con la casa de Judá) una nueva alianza; 32 no como la alianza que pacté con sus padres, cuando les tomé de la mano para sacarles de Egipto; que ellos rompieron mi alianza, y yo hice estrago en ellos - oráculo de Yahvé-, 33 sino que esta será la alianza que yo pacte con la casa de Israel, después de aquellos días - oráculo de Yahvé -: pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”.


Parece superclaro, con toda la historia de la investigación detrás, que esta “nueva” alianza no es más que una revivificación de la antigua, de tal modo que la Ley –ya conocido- se cumpla muchísimo mejor porque esa Ley queda grabada en los corazones. Pero la alianza de la habla Jeremías es la misma que la antigua.

Si la eucaristía, tal como se entiende por lo general entre los teólogos católicos –no así entre los luteranos y otros protestantes- es una "nueva alianza", supone que un “judío que se mantuvo fiel al judaísmo” instituyó un nuevo sistema de expiación de los pecados (“La sangre de Jesús dada en rescate por muchos = por todos, de Mc 10,45) que declaraba nulo todo el sistema vigente centralizado en el Templo y en la institución del sacerdocio levítico. En mi opinión interpretar así la eucaristía supone automáticamente fundar una nueva religión. Y ¿cómo puede fundar una nueva religión un fiel judío, Jesús, fiel a su religión?

Del mismo modo, me parece imposible e incompatible con Mt 5,17-18 el establecimiento de la Eucaristía entendida al modo católico usual. Aunque se discuta si procede tal cual del Jesús histórico esta sentencia, no se discute que el núcleo de ella lo sea:

“No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. 18 Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda”



¿Fue la divinización de Jesús un camino más o menos rápido, cuyos primeros pasos fueron dados por el grupo de los helenistas de Jerusalén?

Si fue así, que lo dudo, no creo que tales pasos fueran más que tímidos inicios. Además, hay que tener en cuenta la tendencia de Lucas a buscar a toda costa un lazo de unión de la teología paulina con la iglesia de Jerusalén. Es posible que el tercer evangelista realce los puntos de contacto entre Pablo y Esteban, al igual que los realza entre Esteban y Jesús (proceso y muerte similares).

En concreto: no me parece posible que fuera Esteban el verdadero iniciador de esta vía, pues sobre él no tenemos más pruebas que los textos proporcionados por los Hechos de los Apóstoles, que no apuntan hacia divinización alguna de Jesús. La acusación que pende sobre el -en Hch 6,13- es inservible a este respecto: “No cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la Ley”.

El discurso de Esteban en Hch 7 no es más que una visión resumida de la historia de Israel con los apuntes de una leves dudas sobre la idoneidad actual del Templo de Jerusalén como lugar exclusivo de encuentro con Dios (7,48), y una no menos leve crítica contra la Ley como no procedente directamente de Dios, sino dada a través de los ángeles. Al no haber sido otorgada por mano divina se rebaja un tanto su categoría (7,53).

¿Quién dio el paso hacia la divinización de Jesús? ¿Pablo? En este punto seguiremos en la próxima postal.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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Hoy, en el otro blog, “Cristianismo e Historia”, de la revista electrónica “Tendencias21” el tema de hoy es:

“Breve comentario al texto reconstruido de “Corintios A” = 1 Cor 6,1-11” (II).

Manera de llegar a este comunicación:

Pinchando en la página presente, arriba a la izquierda, donde hay un par de contactos o “links”. Uno de ellos es “Cristianismo e Historia”
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