Sobre la película “Ágora” de Amenábar (II) (95-02)

Hoy escribe Antonio Piñero


Respecto a la figura de Cirilo de Alejandría: en general está bien dibujada su imagen un tanto terrible, de duro intolerante. Algunos detalles pueden estar exgerados por necesidades del guión. Por ejemplo: no parece cierto históricamente algo que aparece destacado en la película: Cirilo, por su cuenta, se ciñe el gorro o mitra episcopal y se coloca el anillo de pastor supremo cristiano de la ciudad. De hecho no fue así, sino que fue elegido por votación dos o tres días después: no hubo autoproclamación.

Sí es cierto que fue en extremo duro y cruel con sus enemigos teológicos: los novacianos, los arrianos, la obra teológica de san Juan Crisóstomo. Contra Nestorio su furia teológica fue notable, llegando incluso a la excomunión. Es probable por tanto que fuera muy duro con la posición de Hipatia, quien –además de ser pagana y neoplatónica, lo que la trasladaba sin más al ámbito de potenciales enemigos de la fe-, aun siendo mujer, se permitía enseñar a los varones y participar en la asamblea de ancianos (“senadores”) de la ciudad.

Hipatia contravenía lo enseñado por “Pablo” (en realidad un discípulo) en su Carta 1ª a Timoteo 2,9-15:

“Así mismo (quiero) que las mujeres, vestidas decorosamente, se adornen con pudor y modestia, no con trenzas ni con oro o perlas o vestidos costosos, 10 sino con buenas obras, como conviene a mujeres que hacen profesión de piedad. 11 La mujer oiga la instrucción en silencio, con toda sumisión. 12 No permito que la mujer enseñe ni que domine al hombre. Que se mantenga en silencio. 13 Porque Adán fue formado primero y Eva en segundo lugar. 14 Y el engañado no fue Adán, sino la mujer que, seducida, incurrió en la transgresión. 15 Con todo, se salvará por su maternidad mientras persevere con modestia en la fe, en la caridad y en la santidad”.


El texto es citado en la película. En la época, y en parte hoy mismo, se creía a pies juntillas que esta carta procedía genuinamente de Pablo. Por tanto, Cirilo, interpretando el texto al pie de la letra, tenía motivos de enfrentarse a Hipatia que era la contraimagen de la mujer modesta y sumisa de los círculos cristianos. El prefecto de la ciudad, Orestes, había sido probablemente discípulo de Hipatia, y estaba enfrentado con Cirilo quien –según el historiador J. M. Blázquez- era un hombre de pocos escrúpulos a la hora de actuar.

Amenábar da a entender claramente que Cirilo prepara el terreno y apunta hacia Hipatia como objeto de la ira cristiana. Nunca dice que él ordenara su muerte. Esto parece corresponderse con la opinión de los críticos de hoy, quienes se apoyan en lo que dice nuestra fuente más primitiva, aséptica y fiable, acerca de este terrible hecho, Sócrates Escolástico, en su Historia Eclesiástica:

“Fue Hipatia víctima de la envidia política muy fuerte en aquella época. Hipatia conversaba muy frecuentemente con (el prefecto de la ciudad) Orestes, por lo que corrió contra ella una calumnia entre el populacho cristiano, que era ella la causante de que Orestes se llevara mal con el obispo Cirilo. Algunos de los cristianos, impulsados por un celo fanático y violento y dirigido por Pedro, el lector, la interceptaron cuando se dirigía a su casa, la arrastraron fuera de su carruaje, la condujeron a una iglesia llamada el Cesareum, donde la desnudaron por completo y la desollaron viva arrancándole la piel con restos de tejas y conchas marinas. Tras descuartizarla, tomaron sus miembros y los llevaron a un lugar llamado Cinaron y los quemaron allí” (VII 15).


El resto de las informaciones sobre la muerte de Hipatia, muy posteriores, no son de fiar: son secundarias, dependen probablemente de Sócrates y han sido editadas y reelaborada con cierta fantasía en sentido totalmente antipagano; Hipatia aparece en ellas como una bruja y una embaucadora del pueblo.

Diré de pasada que el artículo sobre Hipatia de la "Wikipedia" en español, que he leído, es muy superior (en contra de lo que suele suceder desgraciadamente) a la versión de la Wikipedia en lengua inglesa. No sé si me quivoco, pero veo la mano en él de Gonzalo Fernández y la de la estupenda historiadora que es Clelia Martínez Maza en su obra: Hipatia, la estremecedora historia de la última gran filósofa de la Antigüedad y la fascinante ciudad de Alejandría, “La esfera de los libros”, Madrid, 2009.

Para terminar con la figura de Cirilo, hay que decir que en la película “Ágora” no aparece para nada (quizá sería complicar el guión) la otra faceta de este personaje como teólogo, que influyó enormemente en el desarrollo de la cristología que va desde el Concilio de Nicea en el 325 hasta el de Calcedonia, en el 451, pasando por el de Éfeso del 431, un camino largo cuya sede estaba en dos centros teológicos y urbanos importantes: Alejandría y Antioquía del Orontes (segunda y tercera ciudades del Imperio.

La escuela alejandrina se caracterizaba por una cristología “encarnacionista”, es decir, el Logos/Verbo se hace carne en Jesús, definiéndose así respecto a la antioquena que insistía más en una cristología “inhabitacionista”, es decir, la acción del Logos/Verbo encarnado se entiende mejor como una inhabitación: el Verbo mora en Jesucristo.

Fue Cirilo, junto con Apolinar de Laodicea y su maestro Atanasio de Alejandría, el defensor de la denominada “cristología del Logos/Sarx (= “Carne”, en griego). ¿En qué grado su divinidad, ya aceptada claramente en Nicea, era compatible con su aparición en la tierra como ser humano? Para la teología alejandrina la respuesta a esta última pregunta era una afirmación rotunda de las dos naturalezas, humana y divina, de Jesucristo, pero una insistencia tal en la segunda que daba la impresión de que se defendía que Jesucristo era ante todo divino y sólo a medias humano. El que importa en verdad no es Jesús hombre, sino el que en él se ha encarnado, el Logos. Éste, el Hijo de Dios, sigue siendo siempre la misma entidad, divina, aunque se encarne en un Jesús humano.

La unidad e identidad continuas del Logos divino como sujeto que es también Jesús de Nazaret se acentúa todavía más en esta cristología alejandrina por medio de una minimización deliberada, o negación del alma humana de Jesús. Es como si hubiera que tomar en sentido literal o físico el paradigma “Verbo/carne” en el que el Verbo actúa como el “alma racional” del cuerpo de Jesús. Esta doctrina alejandrina niega incluso que Jesús tuviera alma inteligente propia; sólo tenía alma sensitiva, la que va unida a un cuerpo humano y le hace simplemente moverse. Gracias a esto Jesús pudo padecer verdaderamente en la cruz, pero su alma no padeció.

Esta idea se confirma por el empleo de un lenguaje que sugiere que la carne de Jesucristo es un mero instrumento, un órgano, del Logos. Dios ha tomado para sí mismo un instrumento para su actividad; es Dios en la medida en la que activa ese instrumento, y humano respecto al instrumento activo que utiliza.

Todas estas ideas que condujeron durante siglos a considerar a Jesús más divino que humano tienen su fuente en la teología alejandrina, cuyo representante más conspicuo fue, sin duda, Cirilo. Naturalmente, esta altura y fama teológica del personaje no aparecen en la película, en donde se acentúan las consecuencias prácticas de su intransigencia, que en realidad tenía un fondo doctrinal muy importante. Las Escrituras, el Nuevo Testamento, procedían a la letra de la inspiración de este Logos divino y el Espíritu Santo. La Epístola 1ª a Timoteo era un arma formidable en manos de cirilo contra Hipatia. Pero Cirilo podía ser un personaje durísimo, pero hasta cierto punto refinado.

La existencia de “patrullas de la fe” a principios del siglo V en Alejandría -en defensa de la fe cristiana y para hostigamiento de paganos que aún no se habían convertido- eran cosa corriente en la ciudad desde el momento en el que el cristianismo fue de facto declarado religión oficial del Imperio en el 380 por Teodosio I en su famoso decreto en el se prohibían además los sacrificios paganos. E incluso existían antes; el decreto de Teodosio I hizo que tales patrullas cobraran fuerza. Los miembros de tales grupos se reclutaban entre cristianos fanáticos coptos (indígenas egipcios cristianos) y sobre todo entre los monjes, poco helenizados. No dudaría en compararlas con las patrullas de “guardianes de la revolución (de la fe islámica)” que circulan hoy por Irán.


Concluiremos con la última entrega
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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En el otro blog, “Cristianismo e historia”, el tema de hoy es:

“Breve comentario a Cor A, fragmento 10,1-22 (II)”

Saludos de nuevo.
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