¿Fue Pablo fariseo? (¿Presentación “tendenciosa” del autor de los Hechos de los apóstoles? VII) (109-48)

Hoy escribe Antonio Piñero


Decíamos en la postal anterior que la crítica pone en duda también algo que casi para algunos parece irrefutable: el que Pablo fuera un fariseo estricto. Continuamos con el tema de la mano expresa de S. Vidal.

La noticia de Pablo como fariseo aparece tanto en Hch 23,6 y 26,5 como en Flp 3,5:

• Pablo, dándose cuenta de que una parte eran saduceos y la otra fariseos, gritó en medio del Sanedrín: «Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos; por esperar la resurrección de los muertos se me juzga».


• En síntesis se dice: ellos (los judíos) me conocen de mucho tiempo atrás y si quieren pueden testificar que yo he vivido como fariseo conforme a la secta más estricta de nuestra religión.


• "Circuncidado el octavo día; del linaje de Israel; de la tribu de Benjamín; hebreo e hijo de hebreos; en cuanto a la Ley, fariseo".


Esta noticia del fariseísmo de Pablo –en Hch- está íntimamente ligada a la perspectiva, que hemos declarado ya como posiblemente no histórica, de una estancia de Pablo como joven educándose como fariseo en Jerusalén. Corresponde, además, a la tendencia de Lucas a presentar a Pablo como figura religiosa venerable (los fariseos lo eran en general).

Para el tiempo del autor de Hechos (hacia el 85 d.C. más o menos) el judío estricto y piadoso era fariseo. Luego Pablo tenía que serlo. Por tanto, es muy posible que esta noticia refleje un ambiente posterior al 70. El judaísmo normativo que empieza a consolidarse en esta época y dura hasta hoy es de base netamente farisea. Lo mismo se observa en los evangelios de Mateo, Lucas y Juan en donde –aparte de los ataques furibundos, que reflejan más las disputas del momento de composición que los momentos históricos de Jesús- “fariseo” y “judíos piadoso” significan prácticamente lo mismo. A Pablo hay que presentarlo así.

Filipenses 3,5 parece una prueba irrefutable de que Pablo era fariseo. Pero gran parte de la crítica actual considera que ese pasaje es estrictamente una glosa del anónimo editor de las cartas a finales del siglo I. Pasó por tanto a todos los manuscritos.

Los motivos para interpretar como glosa secundaria este texto son:

• Flp 3,5-6 está construido a base de datos de las otras cartas de Pablo, que reflejan la imagen tópica del judío piadoso de tiempos del glosador.

• Están ordenados en dos tríadas que se refieren: a) a la ascendencia pura propia de un judío neto, y b) al comportamiento puro de un judío también neto. Esta ordenación parece secundaria.

El dato de “en cuanto a la observancia de la Ley, fariseo” no está en las cartas de Pablo, y no puede deducirse ni siquiera de Gálatas 1,14:

“Cómo sobrepasaba en el Judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos, superándoles en el celo por las tradiciones de mis padres”.


que no hay que entenderlo como que Pablo era celota o fariseo, sino como judío muy observante y “celoso” del cumplimiento de la Ley; es decir la frase es de tono más general.

Un argumento fuerte en conctra del fariseísmo de Pblo es: Hacer de Pablo un fariseo significa echar por tierra todos los datos históricos extraídos de Gálatas 1 y sus cartas en general respecto al origen, educación y vida de Pablo dentro del judaísmo de la Diáspora.

Además, según las fuentes de las que disponemos, los grupos fariseos estaban circunscritos al ámbito palestino en tiempos de Pablo, por lo que no parece posible que se hubiera formado como fariseo en Tarso, o ni siquiera en Damasco (en la hipótesis defendida de que no es histórica la educación de Pablo como jovencito en Jerusalén).

Otras razones que apuntan hacia que Pablo no fue fariseo, sino un judío piadoso de la Diáspora, radican:

a) en cómo los mismos Hechos demuestran (cap. 5) que los fariseos, representados por Gamaliel, defendían más bien al grupo de los nazarenos y no los atacaban como lo hacían los saduceos. Pablo como fariseo jerusalemita, por tanto, no podía atacar tan ferozmente a los “nazarenos”. Gamaliel era el "jefe" de los farieos de Jerusalén

b) Es prácticamente increíble, en el ambiente de la primera mitad del siglo I en Israel que un fariseo declarado e importante, como da a entender Hechos entrara en contacto y en “sociedad” con el Sumo Sacerdote, saduceo, para perseguir a los nazarenos cristianos. Si Saulo fue encargado u obtuvo la anuencia de –como dicen los Hechos (9,1-2)- por el Sumo Sacerdote para perseguir cristianos, no pudo ser un fariseo estricto, enemistados a muerte con el Sumo Sacerdote en aquel momento; más bien, hubo de ser alguien muy relacionado con la fuerza policial del Templo al mando del Sumo Sacerdote.

c) El modo de razonar de Pablo, sobre todo en Gálatas, parece ser muy rabínico…, pero los maestros, y muy entendidos judíos, en literatura talmúdica afirman que el tal modo de razonar de Pablo es muy imperfecto desde el punto de vista de la lógica rabínica.

Les perece imposible que un joven –repito, tal como pinta Hechos- educado al modo rabínico estricto, en la “academia” de Gamaliel I, es decir una "escuela" sólo para alumnos muy avanzados, hubiera podido cometer fallos en el modo y forma de argumentar para hacer exégesis, tal como –según ellos- los perpetró Pablo.

Un ejemplo de lo dicho es el argumento a fortiori (en hebreo qal wa homer, literalmente “ligero y pesado” = “Si ocurre así… cuanto más en otro caso superior…”) muy utilizado entre los rabinos y también por Pablo. Así el texto de Rom 5,17:

“En efecto, si por el delito de uno solo reinó la muerte por un solo hombre ¡con cuánta más razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida por un solo, por Jesucristo!”


Comenta H. Maccoby en Paul and Hellenism, pp. 146-147:


Es éste un ejemplo de un argumento absolutamente impropio desde el punto de vista de un rabino (fariseo). Pablo no observa las reglas rabínicas en el uso de reste tipo de argumento, especialmente la más importante, la del ‘dayo’, es decir, la norma que afirma que ningún término puede parecer en la conclusión del argumento a menos que haya aparecido en las premisas.

El argumento de Pablo puede ser parafraseado así: “Si el pecado de un solo hombre produce la muerte, cuánto más un solo hombre produce la inmortalidad para los que no han pecado”. El término ‘inmortalidad’ no aparece en absoluto en las premisas, por lo que no debería parecer en la conclusión… según las normas rabínicas. Sería lo mismo que decir “Si un mal cocinero puede quemar la comida, cuánto más un buen cocinero puede producir un excelente ‘pollo al vino’. Como se ve, la conclusión no fluye de las premisas, aunque pueda ser de hecho verdad. Un argumento válido sería: ‘Si a un buen cocinero se le puede quemar la comida, cuánto más se le puede quemar a un mal cocinero”.


Maccoby tiene en esta misma obra páginas y páginas de análisis de malos argumentos de Pablo, sobre todo en le Epístola a los romanos, de donde deduce que es imposible que su hubiera educado en Jerusalén a los pies de Gamaliel.


El que algunos eruditos judíos como Joseph Klausner hayan saludado el modo exegético de Pablo como “fariseo”, no es argumento para estos críticos, quienes han estudiado la cuestión más en profundidad.

En el caso de Filipenses el dato de la glosa “tiene la función de señalar su existencia anterior de orgullo judío, que quedó atrás como ‘pérdida’ Y ‘basura’, desechable ante la ‘ganancia’ de su nueva existencia cristiana, marcando así la tajante ruptura del cristianismo del tiempo de la glosa con respecto al judaísmo” (Vidal, p. 38).

Por último:

1. Insistir de nuevo en que no se tienen noticias de grupos fariseos en la época de Pablo en Asia Menor (Tarso de Cilicia), ni en general en la Diáspora, fuera de Israel.

2. La transformación de Pablo en fariseo durante su educación como joven en Jerusalén ‘a los pies de Gamaliel’, no concuerda con la declaración de Pablo mismo en Hch 23, 6, en donde él afirma:

“Pablo, dándose cuenta de que una parte eran saduceos y la otra fariseos, gritó en medio del Sanedrín: «Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos; por esperar la resurrección de los muertos se me juzga”.


En conclusión: la noticia de que Pablo era fariseo es cuanto menos muy sospechosa y hemos mostrado que hay serios argumentos en contra:

a) pertenece y se encuadra perfectamente en la “tendencia” o sesgo de los Hechos, por lo que puede haber sido causada por ésta; y

b) el único sustento en las cartas de Pablo (Filipenses 3,5s) parece ser una glosa tardía y reflejar un mundo ideológico posterior a la muerte de Pablo.


Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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Hoy, en el otro blog, “Cristianismo e Historia”, de la revista electrónica “Tendencias21” el tema de hoy es:

“¿Recibió Pablo directamente de Jesús la institución de la Eucaristía?”

De nuevo saludos.
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