Sobre la “conversión” de Pablo (y II) (109-55)

Hoy escribe Antonio Piñero


Terminamos con el tema de la denominada “conversión” de Pablo.

El Apóstol contraataca y sostiene dos cosas:

• Él ha sido “llamado” por 'el Señor' para la misión especial de predicar la fe en Jesús (= la salvación ante el hecho del pronto final del mundo). Esa llamada lo constituye en verdadero “apóstol”. Aunque pudo haber conocido a Jesús “según la carne” (2 Cor 5,16), ello tiene una importancia secundaria frente a la “llamada” directa de Dios (y de Jesús).

El inicio de Gálatas, de 1 Corintos y de Romanos –y de las otras cartas, véanse, por favor- es revelador:

“Pablo, apóstol, no de parte de los hombres ni por mediación de hombre alguno, sino por Jesucristo y Dios Padre, que le resucitó de entre los muertos”

“Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, y Sóstenes, el hermano”

“Pablo, apóstol por vocación, no de parte de los hombres ni por mediación de hombre alguno, sino por Jesucristo y Dios Padre, que le resucitó de entre los muertos”


• La “llamada” (= “vocación”: latín vocatio, sustantivo del verbo vocare, “llamar”) tenía, además, como contenido una revelación: “Revelar en mí a su Hijo” (Gál 1,16).

¿Qué era eso exactamente? Por el conjunto de la Epístola a los Gálatas, sobre todo este mismo capítulo 1, se trata sin duda de cómo hay que entender correctamente la figura y la misión de Jesús mesías.

Esta revelación es a él directamente:

Gálatas 1,11-12: “Porque os hago saber, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí, no es de orden humano, 12 pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo”


y constituye el contenido del “evangelio” que él predica, a saber, que la muerte y resurrección de Jesús mesías, entendidos como sacrificio vicario y asumidos por la fe, constituyen la salvación.

Como consecuencia directa, probablemente, de otra o de la misma revelación, Pablo recibe de Dios que la ley de Moisés ha cumplido su misión. Era el “pedagogo hacia Cristo”; ahora que Jesús-Cristo ha venido al mundo, esta Ley queda sustituida por la “ley del amor” que trae el mesías.

Así pues, me parece bastanta claro que Pablo preferiría que en vez de “conversión” se denominara “vocación” o llamada” de Dios a aquel evento que lo hizo cambiar –parcialmente- de mentalidad, adoptando las ideas que acabamos de exponer sintéticamente.

Y ahora vayamos a lo esencial: ¿hubo de “convertirse” Pablo desde su judaísmo esencial a un judeocristianismo ya formado en estas ideas? Desde luego que no. Téngase en cuenta que la “conversión/llamada” de Pablo tuvo lugar poco tiempo después de la muerte de Jesús, quizás un par de años o tres. Inmediatamente fue acogido en la comunidad de Damasco y salió (¿a predicar? ¿a meditar?), también de modo inmediato, hacia Arabia.

· Si era para predicar, no le había dado tiempo evidentemente más que para aceptar los puntos de vista sobre Jesús que albergaban los judeocristianos de Damasco, que suponemos quizá “helenistas” (¿?), y por tanto parecidos a los del grupo de Esteban (cuya única fuente de información son los Hechos de los apóstoles…, libro poco fiable en ocasiones como hemos tenido ocasión de ver).

De cualquier modo la teología judeocristiana no se diferenciaba esencialmente del punto de vista judío, teológico, del momento. Recordemos lo resaltado por Dan Jaffé: en cuanto a teologías, el judaísmo de la época de Pablo era de lo más variopinto. Él, Pablo, no necesitaba "convertirse" a nada en el sentido usual de hoy, sino aceptar el punto de vista teológico de un grupo específico de judíos sobre Jesús: ¡él era el mesías! Y se acabó la "conversión", al menos en los primeros tiempos de la nueva vida de Pablo. Por otro lado, esa teología judeocristiana estaba también en proceso de nacimiento y consolidación… pero ciertamente el Pablo maduro no se "convierte" a sus ideas teológicas definitivamente, sino a otras muy distintas que irá madurando poco a poco.

· Y si el viaje a Arabia era para meditar y reflexionar, fue en ese momento donde empezó a madurar sus ideas sobre Jesús que –según los Hechos, implícitamente, al principio Pablo predica y habla como Pedro, y según sus cartas auténticas conservadas- no tuvo lugar hasta el “tercer viaje misionero”…, por tanto en la tercera etapa de su vida, cuando tenía unos 50 años, o más. Fue en estos momentos cuando tuvo lugar la plasmación por escrito de su cambio de ideas respecto a la figura de Jesús, que ya no se corresponde en absoluto con la del Jesús histórico, ni tampoco con el universo teológico del judaísmo normativo. ¿Cuándo se inició exactamente la maduración de tales ideas? ¿Hubo nuevas revelaciones? No los sabemos.

Por tanto, podemos decir que Pablo no pudo “convertirse”, en estricto sentido, a ningún cristianismo plenamente formado. La teología cristiana se estaba constituyendo entonces; él mismo la estaba formando…, y desde luego él es el “responsable” de la teología que tiene hoy el cristianismo… La otra teología, la judeocristiana, murió de inanición. Empezó a declinar con el triunfo del paulinismo, y parece que en el siglo IV es ya historia.

Pablo está convencido de que él y sus convertidos a Jesús-Cristo siguen siendo verdaderos israelitas, el verdadero Israel, y que los demás judíos, que no creen en Jesús, son los apóstatas de la fe judía, fe que llega a la plenitud en su interpretación de Jesús. Él no se “convierte” a ninguna religión nueva, no piensa que está creando “religión nueva” alguna, sino llevando a su perfección y plenitud al judaísmo.

No sé si ha quedado claro mi pensamiento. Pero una cosa es cierta: no niego por empecinamiento y sesgo la “conversión” de Pablo, sino que debe entenderse bien el término y que el Apóstol prefería denominarla “llamada”, “vocación”, evento visionario en el que Dios mismo le revela cómo es en verdad su Hijo.


Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

En el otro blog, “Cristianismo e historia” de la revista “Tendencias21” el tema es el siguiente:

“La ‘Doctrina de los XII Apóstoles’ y el Evangelio de Juan omiten toda referencia a la institución de la Eucaristía”

Saludos de nuevo.
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