Pablo ligado a la comunidad de Jerusalén. La figura sesgada de Pablo en los Hechos de los apóstoles (XII) (109-53)

Hoy escribe Antonio Piñero


El tema “Pablo ligado estrechamente con la iglesia madre de Jerusalén” está muy relacionado con la idea general, ya mencionada, del autor de los Hechos de los apóstoles de Pablo como garante de la tradición cristiana. Para Lucas esta comunidad, poblada de gentes que estuvieron en contacto directo con Jesús, es la garantía entre el cristianismo y el “Señor”. Como sabemos, este motivo de los “Doce, la tradición y la unidad” está muy presente en la mente y concepción del autor de Hechos. Pero no concuerda en absoluto con lo que hasta ahora hemos observado en Pablo a partir de sus cartas.

Así, hemos indicado ya que la persecución primera de Pablo al grupo cristiano está localizado por Lucas en Jerusalén (Hch 8,1.3; 9,1-2, etc., donde Pablo se ha formado como “rabino”:

“Mientras Esteban era enterrado piadosamente por los fieles, “ En el entretanto Saulo hacía estragos en la Iglesia [se sobreentiende de Jerusalén]; entraba por las casas, se llevaba por la fuerza hombres y mujeres, y los metía en la cárcel” (Hch 8,3)

“Entretanto Saulo, respirando todavía amenazas y muertes contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote, 2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para que si encontraba algunos seguidores del Camino, hombres o mujeres, los pudiera llevar atados a Jerusalén” (Hch 9,1-2).

He repetido varias veces que esto me parece incompatible con Gál 1,22-23 “22 pero personalmente no me conocían las Iglesias de Judea que están en Cristo. 23 Solamente habían oído decir: «El que antes nos perseguía ahora anuncia la buena nueva de la fe que entonces quería destruir”), y las misma veces se ha repetido que ambas cosas son conciliables. Ya Martin Hengel –en su obra, aquí comentada el Pablo precristiano- decía él llevaba muchísimos años de profesor en Tubinga y que allí, por la calle nadie lo conocía. Y un muy amable comentarista ha afirmado que él vive en una ciudad de unos 10.000 habitantes y a pesar de su presencia pública en los medios locales de difusión, hay mucha gente que no lo conoce.

Creo que el caso es radicalmente distinto: la comunidad de Jerusalén a la que se refiere Pablo constaba de unos pocos –muy pocos- cientos de personas(las cifras de los Hechos son propagandísticas y muy superiores, inverosímiles, y no concuerdan con la historia posterior del desarrollo cristiano; por ejemplo: después del primer discurso de Pedro y sólo por oírle se convirtieron 3.000: Hch 2,41), muy unidas entre sí; por hipótesis atemorizadas por la persecución, etc. Es por tanto el ambiente muy distinto al de los dos ejemplos puestos más arriba. Me parece inverosímil que no conocieran al perseguidor… ¡que había estudiado allí, en Jerusalén, años…, en la mejor academia “rabínica”.

• También hemos mencionado ya la mal denominada “conversión” de Pablo, que el autor de Hechos localiza en el camino desde Jerusalén a Damasco. Comenta S. Vidal:

“Con toda probabilidad, la tradición original localizaba la aparición (directamente en el interior de la ciudad de) Damasco, donde Pablo habitaba (por tanto no en Jerusalén) y donde como miembro destacado de la sinagoga local, perseguía a la comunidad cristiana de la ciudad.

Pero el autor de los Hechos, en congruencia con su localización de Pablo en Jerusalén, escenifica la aparición en un viaje del Apóstol desde la capital a Damasco para perseguir a la comunidad cristiana de esta última ciudad con la autorización del sumo sacerdote” (p. 25)

Dijimos que esta última noticia es también muy inverosímil dadas las relaciones de los auténticos fariseos con el sumo sacerdote en Jerusalén en aquellos días. Y hemos mencionado la posición de H. Maccoby, quien deduce que si la noticia de Hechos es cierta, Pablo no pudo ser un fariseo, sino un afín a los saduceos y quizá relacionado con la guardia o policía del Templo, controlada y dirigida por el sumo sacerdote.

El siguiente pasaje de Gálatas sirve para argüir que Pablo vivía en Damasco y no en Jerusalén (Gál 1,15-18):

“15 Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien 16 revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre, 17 sin subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco. 18 Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y permanecí quince días en su compañía.”

Obsérvese la secuencia de la frase del v. 17: Pablo se convierte, no sube a Jerusalén, va a predicar o a meditar a Arabia y luego vuelve a Damasco.

Por tanto, Pablo estaba en Damasco y no en Jerusalén cuando se convierte.

Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Www.antoniopinero.com

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Hoy, en el otro blog, “Cristianismo e Historia”, de la revista electrónica “Tendencias21” el tema de hoy es:

“La Didaché y el Evangelio de Juan omiten cualquier alusión a la eucaristía”De nuevo saludos.
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