¿Es tendencioso y sesgado el Evangelio de Marcos? (II) (112-02)

Hoy escribe Antonio Piñero

Después de los prenotandos de la postal anterior, publicada ayer mismo, paso directamente a exponer por medio de un ejemplo lo que entiendo por sesgo en Marcos. Se trata de un caso que me parece bastante claro de "tendencia" en su Evangelio. Análogamente a lo que se dice que una imagen vale más que mil palabras, aquí –me parece- que un ejemplo nos introduce mejor en esta cuestión que muchas disquisiciones teóricas.

Pienso que los lectores estarán de acuerdo en que el Evangelio de Marcos se esfuerza por presentar al prefecto Poncio Pilato en una buena luz. Y también al Imperio. Así, después de la entrada en Jerusalén de Jesús, Marcos describe a Jesús en el episodio del pago del tributo al César como un judío, ciertamente astuto e inteligente, que –aunque esté de acuerdo en el fondo de su alma con el hecho de no pagar-, aboga y aconseja doblegarse ante la materialidad del tributo, es decir pagar a secas (Mc 12,13-16).

Marcos presenta así a Jesús como una suerte de pacifista prorromano, pues reconocía de facto el gobierno de Roma sobre la tierra de Israel, aunque era tierra de Dios.

El hecho en sí es bastante verosímil en el ambiente en el que vivía Jesús. Pero es inverosímil lo que a continuación Marcos cuenta, a saber que el Nazareno mantenía intacta su popularidad a pesar de haber indicado, aunque crípticamente que se pagase. Opino que el evangelista deseaba ofrecer de hecho a sus lectores de Roma un Jesús cumplidor con el Imperio.

Pues bien, según el mismo Marcos Jesús sigue siendo popular entre las masas: no era conveniente arrestarlo (Mc 14:2):

"Pues decían: «Durante la fiesta no, no sea que haya alboroto del pueblo»”.


Y digo que es inverosímil, pues al declararse Jesús sibilina, pero decididamente –siempre según el evangelista Marcos- por mantener la paz y la sumisión al Imperio, de inmediato se habría conciliado la animadversión de la inmensa mayoría de los judíos.

Igualmente, la figura de Pilato aparece como pasiva en el proceso incoado contra Jesús, pues su papel casi se limita a sufrir con paciencia, y contra su voluntad, que las autoridades judías le hubieran entregado al Nazareno (Mc 15,3). Pilato proclama su inocencia primero indirectamente (son ellos, los judíos, quienes le acusan: Mc 15, 4), e intenta liberarlo con un truco político que a la postre resulta mal.

El episodio de Barrabás –dejamos aquí de lado las candentes cuestiones de su historicidad; nos limitamos al punto de vista de Marcos- presenta a Pilato intentando por todos los medios (aunque muy torpemente, según el evangelista) liberar a Jesús. Pilato es consciente de que el Nazareno es inocente; es "culpable" sólo por la “envidia de los sumos sacerdotes” (Mc 15, 10.

Pues bien, me parece que la historia de Barrabas es inverosímil desde el punto de vista de las circunstancias de la Judea del siglo I. Es muy probable que el evangelista haya recogido esta suerte de leyenda sólo por su deseo de probar que la autoridad romana reconocía la inocencia de Jesús.

Finamente, en el Evangelio, Pilato proclama la inocencia del Nazareno de un modo directo y también poco verosímil en un gobernador romano en Judea:

“¿Qué mal ha hecho éste?” (Mc 15,14),

Por pura cobardía y rastrero deseo de complacer a las masas, para no tener problemas, él -Pilato- que tenía toda la potestad para librarlo o condenarlo, entrega a Jesús en contra de su propia conciencia, para ser crucificado (Mc 15,15).

Históricamente la situación me resulta de nuevo inverosímil. ¿Cómo iba a ser posible que el gobernador –tan preocupado del orden público, que un poco más tarde, como cuenta Josefo, pasó por las armas a cientos de samaritanos bajo la sospecha de promover un altercado religioso político en el Monte Garizim- liberara a Barrabás, un celota y sedicioso convicto -había participado en una revolución: Mc 15,7- y mandara a la cruz a uno que creía inocente? Barrabás era, según Marcos mismo, un tipo peligrosísimo implicado en delitos de sangre y del cual no se podía fiar el gobernador. El contraste entre el belicista y asesino Barrabás y Jesús el inocente es impresionante en el Evangelio de Marcos.

Algunos exegetas aclaran que Pilato temía un levantamiento popular si liberaba a Jesús. Pero esta hipótesis me parece también muy poco verosímil a tenor de la frase transcrita antes: no era conveniente arrestar a Jesús durante la fiesta.

Un inciso: como el marco es el mismo, tampoco resulta muy creíble lo que apunta el Evangelio de Juan en 19,12: “Desde entonces Pilato trataba de librarle. Pero los judíos gritaron:

«Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se enfrenta al César”.


Según el mismo evangelio, Jesús rechazó hacerse rey (6,15). Los judíos quedan también en esta escena johánica como unos malvados redomados.

Tanto esta postura del Evangelio de Juan como la misma del Evangelio de Marcos tiene una explicación más sencilla y convincente si tenemos en cuenta los datos que expusimos en la postal anterior: Marcos escribe en Roma, probablemente después del año 71, por tanto después de la Guerra judía, en un momento en los que el prestigio judío estaba asociado con una traición criminal y sangrienta contra el Imperio, y después de que las gentes de la Urbe hubieran visto la procesión triunfal de Tito y Vespasiano por sus calles, conmemorando el triunfo final de las armas imperiales sobre los "malvados judíos". ¿Cómo presentar al judío Jesús como enemigo del Imperio?

Por tanto, creo que puede deducirse que esta sucesión de hechos históricamente inverosímiles fue la manera que tuvo Marcos de explicar lo que ocurrió en realidad, a saber que Jesús fue condenado voluntariamente por Pilato por delito de orden público, por rebelión contra Roma y por un delito de “lesión” a la majestad del Emperador. Después de un examen sereno todo lo que se dice de Pilato se muestra como francamente poco verosímil históricamente. Se debe a la “tendencia”, o “sesgo”, marcana a favor de acusar a los judíos de la muerte de Jesús y liberar en lo posible a la autoridad imperial.


Seguiremos y daremos pistas sobre los autores que defienden esta hipótesis que he presentado.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
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En el otro blog, “Cristianismo e historia” de la revista “Tendencias21” el tema es el siguiente:

“¿Instituyó Jesús la eucaristía?”

Saludos de nuevo.
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