¿Es tendencioso y sesgado el Evangelio de Marcos? (VI) (112-06)

Hoy escribe Antonio Piñero


Seguimos con “nuestra” hipótesis –que en realidad no lo es, sino de una línea muy notable de la investigación sobre Jesús, en especial la de estudiosos judíos del siglo XX- de cómo se ilumina el sentido de lo que Marcos presenta si aceptamos que

A) pretende descargar a Jesús de toda trascendencia política y

B) intenta presentar a las autoridades judías de época de Jesús -y postriormente al pueblo en su conjunto encarnado en las masas presentes en Jerusalén- como malvadas y enemigas juradas del Nazareno, y en el fondo de su postura inocente e inocua para el Imperio.

El siguiente choque, según Marcos –vamos siguiendo el Evangelio-, entre Jesús y las autoridades del judaísmo, representadas en esta caso por “escribas que habían bajado desde Jerusalén” es también muy duro. Éstos lo acusan de estar poseído por el demonio, y de expulsarlos gracias a una alianza contra natura de Jesús y el Príncipe de los diablos, Belcebú.

Para Jesús –dice el Evangelista- es esta acusación una estupidez lógica (¿cómo va a lanzarse Satanás piedras contra su propio tejado?) Y, además, es un pecado grave parecido a la blasfemia. Desde Rudolf Bultmann, se suele considerar que la sentencia referida a “la blasfemia o pecado contra el Espíritu Santo” no pertenece a los dichso del Jesús histórico, sinoque fue puesta en boca del Nazareno por Marcos, obien -otra manera de explicarlo- es una modificación de un dicho de Jesús por algún profeta cristiano que actualizó una sentencia de Jesús cuyo tenor exacto no se puede reconstruir.

Sea de ello como fuere, para el evangelista Marcos, “pecar contra el Espíritu Santo" es el mayor de los pecados y el más imperdonable. Pues bien, ¡es el cometido por las autoridades religiosas judías respecto a Jesús!

El capítulo 7 del Evangelio presenta otro nuevo encontronazo de Jesús con fariseos y escribas acerca de lo puro e impuro. Jesús critica a los fariseos en general, no a aquellos solos con los que discute, como “hipócritas”, y luego aplica a todos ellos de nuevo una durísima cita de Isaías que descalifica en principio al pueblo judío, pero en el contexto en el que está citado afecta de modo especial a sus dirigentes:

“«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres. Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres.» Les decía también: «¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición! Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre y: el que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. Pero vosotros decís: Si uno dice a su padre o a su madre: “Lo que de mí podrías recibir como ayuda lo declaro Korbán - es decir: ofrenda -“, ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre, anulando así la Palabra de Dios por vuestra tradición que os habéis transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes a éstas»”.


Unánimemente, los exegetas de hoy consideran que estas palabras, tal como las presenta el evangelista, ofrecen una imagen distorsionada y exagerada de los fariseos en cuanto grupo y como escuela de pensamiento judío de interpretación de la Biblia. Marcos presenta a los fariseos como estúpidos, al igual que los discípulos de Jesús, también exageradamente al sentir de los exegetas. Leemos en Mc 7,18:

El les dijo: «¿Conque también vosotros estáis sin inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede contaminarlo..., etc.


"Sin inteligencia" corresponde al griego griego asúnetoi. Pero obsérvese cómo a esa frase hace preceder un “de igual modo que (los fariseos)” = “así también vosotros: griego “hoútos kaí humeis”. La denigración para ambos colectivos es notablmente fuerte, pero tiene una explicación relativamente sencilla:

A) Respecto a los discípulos: el evangelista tiene que presentarlos como "estúpidos", a pesar de estar unos dos años día y noche al lado de Jesús, porque es el único modo de que sea creíble el que el Nazareno estuviera adoctriando a sus íntimos sobre su nuevo tipo de mesianismo (apolítico, desinteresadio de las cosas de la tierra; mesianismo sufriente; muerte vicaria..., etc.) sin que éstos comprendieran nada. Sólo comenzaron a ent4ender después de la muerte de Jesús y gracias una especial ayuda del Espíritu Santo.

B) Respecto a los fariseos y otros dirigentes judíos: ha de presentarlos como malvados, estúpidos, sin capacidad alguna de entender a Jesús, obsesionados con matarlo, de modo que su ataque continuo a un inocente tenga alguna justificación lógica.

De igual modo, en el capítulo siguiente, en 8,11-12, los fariseos buscan la discusión con Jesús "con el deseo de tentarlo" (ésta nos parece mmejor traducción que “ponerlo a prueba”), no por el hecho de entender mejor su mensaje:

“Y salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole una señal del cielo, con el fin de tentarlo. Dando un profundo gemido desde lo íntimo de su ser, dice: «¿Por qué esta generación pide una señal? Yo os aseguro: no se dará, a esta generación ninguna señal»”.


Lo que piden los fariseos al parecer, como el resto de los judíos -tal como aparece en los escritos de la época- era algún milagro más visible que las meras sanaciones o exorcismos de Jesús, un milagro especial que hubiera dado más fortaleza exterior a su mensaje de la venida del reino de Dios, o quizá que hubiera sustentado mejor la aureola que le rodeaba de ser el mesías. Marcos, por su parte, indica lo que cree la intención de los fariseos: están actuando de tentadores como Satanás (en griego se ve más claro = “peirázontes autón”: “tentándolo”; se debe traducir así porque “peirasmós” significa “tentación”).

A continuación, el Jesús de Marcos descalifica de nuevo por igual a los fariseos como grupo, metiéndolos en el mismo saco que a los odiosos –para muchos- herodianos, la corte de Tiberíades con Herodes Antipas a la cabeza, que en parte estaba formada por gentiles: “Guardaos –dice- de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes” (para los judíos de tiempo de Jesús, la levadura tenía un matiz más bien peyorativo, por ello los panes de Pascua no podían contenerla = panes ácimos) = Mc 8,15.

Más adelante, en el episodio de la confesión de Pedro en Cesarea de Filipo, mientras unos dicen que Jesús es Juan Bautista, Elías o algún profeta, Pedro afirma que Jesús es el mesías. Éste replica entonces que, a pesar de este título, su muerte es algo garantizado, y será debida, aparentemente en exclusiva, a “los ancianos, sumos sacerdotes y escribas”, quienes previamente lo “habían rechazado” (griego apodokimasthénai) = Mc 8,31.

Para la mayoría de los intérpretes el que habla en esta perícopa cuando se anuncia un mesianismo sufriente y la resurrección a los tres días es Marcos por boca de Jesús –o si se desea el Jesús de Marcos, no el de la historia. Se suele entender que este anuncio de la “resurrección a los tres días” del Maestro sólo puede procede de la teología potpascual, es decir, posterior a la muerte de Jesús.

Lo importante para nuestro caso aquí -que estamos intentando descubrir la tendencia o sesgo de Marcos- es caer en la cuenta del efecto acumulativo en el Evangelio de los casos de descalificación de los jefes de los judíos y de la imputación casi en exclusiva del trágico final de Jesús.

Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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En el otro blog, “Cristianismo e historia” de la revista “Tendencias21” el tema es el siguiente:

“Mensaje e historicidad del Evangelio de la infancia /Reyes Magos/ en el Evangelio de Mateo”

Saludos de nuevo.
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