¿Es tendencioso y sesgado el Evangelio de Marcos? (IX) (112-09)

Hoy escribe Antonio Piñero


Uno de los puntos de nuestra postal anterior fue mostrar la desafección de la familia de Jesús hacia él y la respuesta de Jesús, quien insistía en preferir los lazos espirituales, la denominada familia espiritual, a la familia carnal: “Mi madre y mis hermanos son los que hacen la voluntad de Dios”. El relieve y el interés de esta oposición entra las dos “familias” es uno de los resultados claros de una buena parte de los investigadores sobre Jesús.

Hay otra línea de estudiosos que piensa, por el contrario, que esta pintura de enfrentamiento entre Jesús y sus familia es exagerada por parte de Marcos. Especialmente si se tiene en cuenta que –al parecer- inmediatamente después de la muerte del Maestro se produce un cambio súbito de comportamiento por parte de la familia carnal de Jesús: su madre y sus hermanos se hallan entre los que, desafían el qué dirán y la posible presión de las autoridades, y se reúnen en Jerusalén como parte destacada primer grupo de files seguidores de Jesús que comienzan a cultivar su memoria:


“Todos ellos (los apóstoles) perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos” (Hechos 1,14).


Pero Marcos no narra en su Evangelio ningún cambio de actitud de la familia carnal hacia Jesús o de éste hacia ella. Es más, cerca de la cruz de Jesús no está ninguno de sus hermanos. Por otro lado, a tenor de lo que sabemos por los mismos Hechos de los Apóstoles, la iglesia de Jerusalén debía de tener en gran estima la familia de Jesús, puesto que al frente del grupo se situó enseguida Santiago, el “hermano del Señor”, desbancando en la prelacía sobre este grupo a Pedro y a Juan, discípulos destacados del Señor.

Opinan algunos investigadores –sobre todo judíos- de la vida de Jesús y del cristianismo primitivo que lo que permitió a Santiago acceder a la cabeza del movimiento de seguidores de Jesús era precisamente ser el hermano del mesías Jesús. Al igual que a Judas Macabeo, muerto en combate, le suceden sus hermanos, primero Jonatán, luego Simón, a la cabeza del movimiento macabeo, del mismo modo los parientes más cercanos del rey mesiánico, Jesús, son los que asumen la jefatura del grupo de sus seguidores. Hay pues una suerte de principio dinástico de sucesión en ciertos movimientos “mesiánicos”.

Así, cuando Santiago, el hermano del Señor, es eliminado por el sumo sacerdote Ánano en el año 62, es Simeón, primo hermano de Jesús (griego “anepsiós”, "primo carnal"): Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica, II, 23, 1 y III, 11: los apóstoles, los discípulos y la familia del Señor –tras haber atribuido “el trono del episcopado” a Santiago, y al fallecimiento de éste proclamaron unánimemente a Simeón, primo de Jesús, como único digno de sucederle”.

Esto significa que el grupo cristiano tenía en alta estima a los familiares de Jesús, y que al igual que los macabeos y los “celadores de la Ley” del movimiento de Judas el Galileo (sucedido por sus hijos en la jefatura del grupo) escogieronn a los parientes de Jesús como jefes del grupo mesiánico jerusalemita siguiendo ese “principio dinástico”.

La pregunta entonces es: ¿por qué Marcos no cuenta ningún episodio de reconciliación entre Jerusalén y su familia en vida de éste? ¿Hubo un movimiento repentino de “conversión” de sus hermanos sólo tras la muerte del agente mesiánico, Jesús, su hermano? Si en vida de éste se opusieron tan crudamente a sus propósitos mesiánicos, ¿qué explica el que de repente cambiaran y se pusieran de su parte? Y precisamente en unas circunstancias en las que, según el evangelista Marcos mismo, el pueblo había mudado de opinión y se había tornado enemigo acérrimo de Jesús, se había pasado al bando de los dirigentes y había pedido a gritos que crucificaran al pretendiente mesiánico. Con otras palabras, un cambio de afecto por Jesús, mesías asesinado y en apariencia enemigo del pueblo judío, era menos verosímil en la familia carnal de aquél, la cual se había alejado de él totalmente como mesías en vida.

Deducen, por tanto, estos estudiosos que Marcos, para desprestigiar a la familia de Jesús, calló conscientemente el episodio necesario de acercamiento entre el Maestro y su familia que hubo de producirse aún en vida de Jesús. Si, verdaderamente, Santiago no se hubiera contado entre los discípulos del Nazareno antes de la crucifixión, es casi imposible comprender cómo llegó a jefe de la iglesia de Jerusalén estando presentes nada menos que dos –al menos- de los discípulos predilectos de Jesús, Pedro y Juan. Por tanto, se argumenta, Marcos no tuvo ningún interés en restaurar la mala imagen de la familia de Jesús.

¿Por qué? Los mismos investigadores dan la respuesta: porque siendo el de Marcos un evangelio “paulino”, es decir, que acepta la interpretación paulina de la muerte de Jesús, como sacrificio vicario de valor universal y fundador de una nueva alianza que sustituye a la antigua y que consecuentemente declara periclitado el valor del Templo de Jerusalén como lugar único de los sacrificios de expiación dentro del judaísmo, refleja las graves tensiones existentes entre el evangelio paulino en la interpretación de la figura y misión de Jesús y el evangelio del grupo de Jerusalén.

Por último: una tradición antigua recogida por Pablo (1 Corintios 15,5) afirma que Cristo resucitado se aparece entre los primeros a su hermano Santiago (entre algunos de los gnósticos se dirá más tarde que fue Santiago el primero en recibir una aparición de Jesús; no Pedro ni María Magdalena). Esta tradición o bien presupone una conversión previa de Santiago al grupo de Jesús, o bien su paso a este grupo como resultado de la experiencia de esta aparición… (así un fragmento del Evangelio de los hebreos, tomado de una cita de san Jerónimo, en Sobre los varones ilustres, 2 = Todos los Evangelios, Edaf, 2009, p. 622) Pero Marcos no la recoge en absoluto.

En síntesis: Marcos está interesado en recalcar exageradamente las diferencias entre Jesús y su familia, y esta exageración es el producto de su “tendencia”, que refleja la oposición entre el evangelio paulino y el de la Iglesia de Jerusalén.

Seguiremos el próximo día con otros comentarios al respecto de autores judíos del siglo XX, estudiosos de Jesús.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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En el otro blog, “Cristianismo e historia” de la revista “Tendencias21” el tema es el siguiente:

“Inverosimilitudes en el relato sobre los ‘magos’ en el Evangelio de Mateo”
Saludos de nuevo.
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