Últimas aclaraciones sobre el tema “Eucaristía y judaísmo” (126-05)

Hoy escribe Antonio Piñero


En mi última postal, en la que exponía mis dudas y argumentos sobre algunos puntos muy dudosos sobre el tema del “último proyecto de Jesús” hemos debido tratar la cuestión de la historicidad de la eucaristía porque el autor que comentamos (S. Vidal) señala que son las palabras de Jesús en la “Última Cena” las que indican con más claridad el contenido de su proyecto, que emana sustancialmente de un cambio radical: hasta ese momento, Jesús no había contado con su muerte como integrante del plan divino para la instauración del Reino. Ello se demuestra ante todo por su entrada mesiánica y por la acción en el Templo. Es en la Última Cena cuando Jesús demuestra comprender que el plan de Dios es otro.

Naturalmente, el punto clave de la argumentación está en la historicidad, o no, de las palabras y acciones en esta Cena. El tema lo he tratado bastante detenidamente en mi otro blog, “Cristianismo e historia”, de la revista científica digital “Tendencias21” y pedí a los lectores que, por favor, si tuvieran dudas o necesitaran aclaraciones, leyeran lo allí escrito. En algunos caso, como he visto por el tenor de algunos comentarios, que suponen no haber entendido la argumentación, no he tenido éxito.


Por ello aclaro algunos puntos.

I.

Los textos más primitivos acerca de la Eucaristía son, por orden cronológico, los siguientes:

• Pablo: 1 Corintios 10,16-17 y sobre todo 1 Cor 11,23-26

• Marcos: 14,22-25. De él dependen Mateo y Lucas. Éste último muestra características especiales

• Hechos de los Apóstoles, que debo citarlo ahora más ampliamente, porque ha dado lugar a malentendidos: Los Hechos de los apóstoles (de la misma época que el evangelio, del que constituye la segunda parte) mencionan la “fracción del pan” en diversos pasajes: 2,42.46; 20,7.11; 27,35.

El más interesante es 2,46: “Diariamente acudían unánimemente al Templo, partían el pan en las casas y tomaban su alimento con alegría y sencillez de corazón”.

El resto de los pasajes dice exactamente lo mismo, “partir el pan”, sin ninguna mención a lo que hoy entendemos por eucaristía con su referencia al cuerpo y sangre de Cristo. Así:

- 2,42: “Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión [reuniones en común], a la fracción del pan y a las oraciones.”

- 20,7.11: “El primer día de la semana [es decir, el domingo; los primeros cristianos iban el sábado a la sinagoga y el domingo celebraban sus reuniones particulares], estando nosotros reunidos para la fracción del pan…”; “Subió luego [Pablo]; partió el pan y comió; después platicó largo tiempo, hasta el amanecer. Entonces se marchó”.

En la segunda parte de su Evangelio , los Hechos de los apóstoles, Lucas utiliza fuentes muy distintas (véase si no los dos relatos, contradictorios, sobre la ascensión) a las que sigue en lo esencial.

• Evangelio de Juan 6,51-59.

• Didaché o “Doctrina de los doce apóstoles”, 9,1-5.


II.

Del examen atento de estos textos se debe concluir:


A. Respecto a la tradición paulina:

- Examinados todos los argumentos lingüísticos y comparatistas, se concluye que la interpretación más segura históricamente, con mucho, es que Pablo recibió el sentido y significación de la Última Cena –como eucaristía y rito conmemorativo- no por tradición, sino por revelación. Todos los argumentos en contrario tienen mucho menos peso absolutamente, teniendo en cuenta las palabras misma de Pablo y que argumenta una y otra vez en sus cartas que su “evangelio” procede por revelación divina.

- Por tanto, lo más probable es que el Evangelio de Marcos, cronológicamente posterior a Pablo y paulino en su teología esencial, no represente una tradición antigua e independiente. Depende sólo de Pablo. En todo caso esa presunta tradición no puede provenir del judeocristianismo de la iglesia madre de Jerusalén, como se dirá en IV.


B. La tradición sobre la institución de la Eucaristía no es sólida ni uniforme:

- Mc y Mt: incluyen palabras eucarísticas, pero no mencionan la institución y que la alianza sea nueva.

- El Texto Breve de Lucas (Lc 22,15-19a): menciona sólo las palabras eucarísticas sobre el pan; no hay institución; no hay vino; no hay alianza nueva.

- El Texto Largo de Lucas (Lc 22,15-20: el que más se parece al de Pablo) menciona que la Cena es pascual, trae palabras sobre el pan y el vino, menciona la institución del rito en memoria de Jesús y califica a la alianza de nueva.

• Los Hechos de los Apóstoles (refleja tradición del grupo de judeocristianos palestinos de Jerusalén) y la Didaché no saben nada de la institución, ni de memorial alguno ni nueva alianza; su “fracción del pan” no es una eucaristía; es una mera comida comunal de acción de gracias.

• El Cuarto Evangelio nada sabe de la institución de la eucaristía, pero sí menciona comer el pan/carne del Revelador Jesús.

Los testimonios son dos contra cinco.

C. La tradición sobre la Última Cena como pascual es menos sólida aún:

- Sólo lo presenta así Marcos (únicamente en el contexto de la preparación de la Cena; luego se olvida por completo de ello). Mateo y Lucas no son un testimonio independiente, pues copian de Marcos.

-No aparece en Pablo, ni en el Evangelio de Juan (que en 13,1 lo niega expresamente) ni en la Didaché, ni indirectamente en los Hechos de los Apóstoles.

Los testigos son, pues, uno contra cuatro

III.

Si aceptamos que Jesús fue un judío fiel a su religión hasta el final de su vida, la institución de la eucaristía no encaja en absoluto con sus creencias:

- Jesús no quiso fundar un culto nuevo ni una religión nueva;

- Jesús no pensó que “quedaba superada la mediación del culto en el Templo”;

- Jesús pudo entender su muerte como expiación” en un sentido muy diverso a lo que por este vocablo se comprendería más tarde en el cristianismo;

- Jesús pudo entender su muerte como salvadora en un sentido muy distinto al que por este vocablo se entendió luego en el cristianismo.


IV

Tanto en Jesús como en el judeocristianismo, aceptar la institución de la Eucaristía –tal como la transmite Pablo, y tras sus huellas Marcos-, significaría explotar en mil pedazos su religión judía.

- Se prueba con textos cómo el judeocristianismo de Jerusalén es profundamente judío. Sólo se diferencia del resto de los judíos por su creencia en que Jesús era y fue el mesías verdadero.

- En el judaísmo/judeocristianismo no cabe ni pensar en una ingestión de la carne de un dios, ni en sentido simbólico.

- En el judaísmo/judeocristianismo no cabe ni pensar en beber sangre ni en un sentido simbólico.

- En el judaísmo/judeocristianismo el que los miembros de la iglesia de Jerusalén practicaran una Eucaristía de tipo paulino hubiera sido abolir cuatro puntos fundamentales del judaísmo de su tiempo, del que eran fieles adeptos, a saber:

• la piedad apegada al Templo;
• el valor del sacerdocio derivado de Aarón;
• los ‘sacramentos’ de expiación del judeocristianismo,
• la alianza establecida por Dios en el Sinaí, reemplazada por otra nueva.

- La ausencia de la institución de la Eucaristía y del rito conmemorativo de repetición del acto en memoria de Jesús tanto en los Hechos de los Apóstoles y en la Didaché se explica mejor por el desconocimiento de la institución y rito recordatorio que por cualquier otra razón. Es decir, nada sabían de la institución de la Eucaristía ni la comunidad madre de Jerusalén ni el judeocristianismo de la Diáspora.

Todo lo expuesto son análisis de textos y argumentos de tipo histórico. No corresponde a ningún deseo oculto de “arrimar ningún ascua a sardina alguna”, ni a partido religioso previo, ni se oculta, ni se deja de citar ningún texto que haya al respecto.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
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