La incomprensión de los discípulos. ¿Es tendencioso y sesgado el Evangelio de Marcos? (XI) (112-11)

Hoy escribe Antonio Piñero


Dentro de la tendencia de Marcos hay que situar, en opinión de muchos investigadores, la imagen que su evangelio ofrece de Pedro, y en general de los apóstoles/discípulos, pues representa un paralelo a la crítica de la familia de Jesús. Es muy probable que esta imagen, más bien mala y triste, corresponda también a la oposición iglesia de Jerusalén (presidida por los apóstoles y Santiago)/iglesias paulinas. Comenzamos por los discípulos en general.

Aunque Jesús convivió con los discípulos noche y día, al menos durante un año entero y probablemnte bastante más (es bien sabido que en la vida pública de Jesús sólo hubo lugar para una Pascua, según los evangelios sinópticos, pero según el Evangelio de Juan hubo sitio para tres pascuas; por tanto el ministerio de Jesús duró, por lo menos, dos años y medio… ¡ni en este dato fundamental se ponen de acuerdo los evangelistas!), no llegaron sus más íntimos a comprender a Jesús, según Marcos. Y eso que a ellos Jesús les explicaba especialísimamente y a solas los misterios del Reino:


“Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas. El les dijo: «A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas" (Mc 4,10-11).



Un ejemplo típico de cerrazón mental de los discípulos: después de la Transfiguración -¡nada menos!- les dice Jesús

"Y cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí qué era eso de «resucitar de entre los muertos". (Mc 9,9-10)



Piénsese al respecto que era creencia común en el judaísmo piadoso de la época que los fieles difuntos resucitarían para tomar parte del reino de Dios en la tierra de Israel. Un reflejo de ello lo tenemos en el Apocalipsis de Juan, 20,4 (naturalmente en este caso aplicado a los que han creído en el verdadero mesías, Jesús):

“Luego vi unos tronos, y se sentaron en ellos, y se les dio el poder de juzgar; vi también las almas de los que fueron decapitados por el testimonio de Jesús y la Palabra de Dios, y a todos los que no adoraron a la Bestia ni a su imagen, y no aceptaron la marca en su frente o en su mano; revivieron y reinaron con Cristo mil años”.


Y en 1 Tesalonicenses 4,16, cuando Pablo habla del fin del mundo y del establecimiento del reino de Dios que él se imagina en otro mundo:

“El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar”.



Además de no comprender la verdadera figura y misión de Jesús, son incapaces los discípulos de hacer milagros como su Maestro. Un solo ejemplo:

“Uno de entre la gente le respondió: «Maestro, te he traído a mi hijo que tiene un espíritu mudo y, dondequiera que se apodera de él, le derriba, le hace echar espumarajos, rechinar de dientes y le deja rígido. He dicho a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido» (Mc 9,17-18)”.


O tenían miedo. Por ejemplo:

“Iban de camino subiendo a Jerusalén, y Jesús marchaba delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que le seguían tenían miedo” (Mc 10,32).


O trababan innecesarias disputas sobre los primeros lugares en el mundo futuro y sus recompensas:

“Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor” (Mc 9,34).


“Se acercan a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: «Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos.» El les dijo: «¿Qué queréis que os conceda?» Ellos le respondieron: «Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda.»” (Mc 10, 35-37).


Uno de ellos es tan incomprensivo que acaba por traicionarlo, y los demás, se comportan también como traidores, huyen y abandonan al Maestro: “Mc 14,50 Y abandonándolo huyeron todos.” (Lucas, y también Juan por su parte, omite el dato, pues debió de considerar ofensivo para los discípulos el consignarlo).

Y lo que es la incomprensión quizás máxima: según Marcos, Jesús adoctrina a sus discípulos repetidas veces sobre su nuevo mesianismo, un mesianismo sufriente, insólito para el resto de los judíos, que incluye la pasión y la muerte..., pero que los discípulos no llegan a comprender jamás. Y sobre todo, nunca entendieron los también repetidos anuncios de su resurrección (En Lucas son aún más que en Marcos, cuatro). Salvo que se desee ofrecer al lector que los discípulos son absolutamente torpes y torcidos, esta presentación me parece que oculta que todo este ideario del mesianismo sufriente es un teologuema posterior, postpascual, después de la muerte de Jesús, y que fue una de las soluciones que a la luz de una nueva lectura de los cantos del Siervo de Yahvé (sobre todo Isaías 53) entendidos no como referidos a un rey de la estirpe de Israel o al conjunto del pueblo judío.

Esta comprensión teológica se aplicó a Jesús retroactivamente utilizando sin duda palabras auténticas de Jesús en las que indicaba que su misión corría el peligro de terminar mal, ya que se enfrentaba a las autoridades. Se comenzó así a crear una teología del mesianismo sufriente que fue puesta en boca de Jesús y que justificaba el "escándalo de la cruz". Para ello era preciso presentar la imagen de unos discípulos que no entendían nada.

Así, en síntesis, podemos decir que la imagen de los discípulos que ofrece el Evangelio de Marcos (que es más suave a mi parecer que la de Lucas) es sombría: muestra su cerrazón a toda doctrina, profecía y hechos que representen una imagen del Maestro que sea una modificación de las ideas previas, judías, de ellos, los discípulos; una imagen que muestra su ambición, egoísmo, y finalmente su cobardía y bajeza moral, al huir y abandonarlo.

Si esto último, puede ser comprensible dada la flaqueza humana, la falta absoluta de comprensión sobre la verdadera doctrina de Jesús acerca del Reino, el carácter novedoso de su mesianismo y, especialmente, una cerrazón también incomprensible acerca de las profecías de su pasión… y su resurrección… -¡que ninguno creyó!- no parece muy verosímil y debe de corresponder a una tendencia expresa a dibujar a los discípulos a una luz poco positiva por motivos de lo que hoy se denomina “agenda teológica previa”, y antes “tendencia” o “sesgo”.

Seguiremos el próximo día con la imagen de Pedro en el Evangelio de Marcos.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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En el otro blog, “Cristianismo e historia” de la revista “Tendencias21” el tema es el siguiente:

“El desarrollo posterior de la leyenda de los 'reyes' magos"”

Saludos de nuevo.
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