¿Hemos empezado a construir la casa por el tejado? Fundamentos básicos de la investigación sobre el Jesús histórico (200-01)

Hoy escribe Antonio Piñero


A veces me he preguntado, leyendo algunos de los comentarios de los lectores de este blog, si es que he cometido probablemente el error de “comenzar la casa por el tejado”. A saber: a lo largo de muchas postales he propuesto diversas hipótesis sobre la interpretación de determinados textos del Nuevo Testamento, u otras sobre mi visión del Jesús histórico, sin haber explicado convenientemente por qué he llegado a unas determinadas conclusiones y no a otras. Y también me he pregunado si no sería conveniente haber explicado antes cuál es la metodología básica que se emplea hoy día en los estudios del Nuevo Testamento..., o al menos tal como yo la entiendo.

Es totalmente seguro que muchos lectores de este blog conocen esta metodología…, pero otros muchos no. No soy capaz de saberlo, pues el número de lectores diarios oscila bastante: entre unos 900 hasta a veces superar los 1500: depende del día de la semana, de la época del año, del tema tratado y del acierto en poner los títulos de las postales, y los comentarios son más bien pocos, y de las mismas personas, en comparación con el cómputo global de lectores. Así que de muchos de ellos no sé lo que piensan. Supongo que estarán más o menos de acuerdo, si no comentan nada en contrario y no abandonan la lectura de la página.

Sea de ello como fuere, en conjunto estoy pensando ahora que quizás pueda ser útil exponer sucintamente el método de estudio y análisis del Nuevo Testamento como se practica generalmente. Así pues, pido disculpas a los lectores que ya lo conocen, y a ellos agradezco en especial que si observan errores me lo hagan notar…, supongo que normalmente por medio de los comentarios.

Y no se crean quienes no están de acuerdo conmigo que me molestan sus comentarios. Todo lo contrario. Me parece excelente tener oposición, pues cae uno en la cuenta mejor de los errores cometidos en la argumentación o en la presentación. Solamente diría que sería estupendo seguir manteniendo las formas y la educación -así considero que ocurre en líneas generales-, pues la cortesía ayuda a sentirse a gusto (y a seguir trabajando) incluidos mis adversarios ideológicos, puramente conceptuales, que de ningún modo tienen que ser enemigos personales.

El método me parece muy importante cuando leo a algunos comentaristas argumentar a base de una lectura literal (repitiendo sin más los textos evangélicos), por ejemplo del Evangelio de Marcos, o del de Juan, sin dudar un instante si lo que dice el Evangelista ha de entenderse tal cual, como si él no tuviera sus puntos de vista propios que deben tenerse en cuenta a la hora de juzgar, o si el pasaje en cuestión tiene una lectura no tan a la vista, y por qué…, o también si el texto tal o cual tiene ya en época moderna una tradición interpretativa…, etc.

Quiero empezar estas postales sobre metodología con unos apuntes sobre cómo creo yo que se generó la teología cristiana, y con ello el cristianismo, porque –a mi entender- el cristianismo sólo empieza tras la muerte de Jesús, y nace precisamente con la construcción de una teología reflexiva sobre el Maestro.

He afirmado muchas veces en conferencias y libros que el nacimiento del cristianismo se produce como un serie de actos de exégesis o reinterpretación de la figura de Jesús, de su misión, de su verdadera naturalezas, de hechos y dichos que no se entendieron plñenamente durante su vida y que "ahora", a otra luz, se creen entender. Para mí el cristianismo es un fenómeno exegético de interpretación de la vida de Jesús –una vez muerto éste-, de sus hechos y dichos a la luz de lo que sus discípulos creían que era la palabra de Dios, la Escritura santa. Para los judíos de la época de Jesús ésta era la Ley, los Profetas, ciertos libros de historia (Samuel-Reyes) y algunos del resto de los “Escritos”, sobre todo los Salmos y los Proverbios. Debo explicar cómo creo que fue el proceso de "relectura" de la vida y hechos de Jesús.

Es bien sabido que Jesús no dejó nada escrito, pero sabemos también que su predicación y sus acciones causaron una amplia conmoción entre sus seguidores. Fue Jesús un gran rabino y un gran conmovedor de las masas. Ahora bien, precisamente al ser su enseñanza solamente oral, legó a sus discípulos al morir un rico patrimonio de dichos y sentencias morales, de notables interpretaciones de los textos sagrados, sobre todo de la Ley y de los Profetas, de concepciones sobre el Reino de Dios, que había que transmitir también a otros, pues sus discípulos creían que Jesús había sido el mesías y los demás debían saberlo y actuar en consecuencia.

Pero “transmitir” puede hacerse de dos modos: mecánicamente o interpretando. El origen del cristianismo está ligado íntimamente a esta segunda manera, la interpretación, debido a lo que ocurrió tras la muerte del Maestro.

Transmitir la herencia de Jesús estuvo condicionada por un hecho singular: sus seguidores estuvieron muy pronto absolutamente convencidos de que Él no había muerto para siempre… ¡Dios lo había resucitado! El Maestro vivía de nuevo espiritualmente entre ellos; sí, estaba vivo y había sido exaltado hasta el ámbito de la diestra de Dios. El historiador tiene que constatar –aunque no intente explicar si la resurrección es o no verdadera históricamente ni cómo se generó la creencia, que sin esta creencia firme en la resurrección de Jesús entre sus seguidores no se explica nada de lo que ocurrió después de la muerte del que consideraban su Maestro y Salvador.

Con la ausencia física del Maestro, pero con su presencia espiritual, la figura de Jesús se engrandeció y se idealizó, y sus seguidores comenzaron a pensar y a preguntarse si habían llegado a entender profundamente cuál había sido en verdad la importancia de su misión y de su vida.

Era preciso reflexionar sobre ella, repensarla. Y para repensarla sólo tenían un modo: echar mano de los textos de la palabra de Dios que directa o indirectamente hablaban del mesías, es decir, de los textos de la Escritura, y en concreto –para empezar- de los textos que los rabinos judíos del momento consideraban “mesiánicos” o que apuntaban hacia el mesianismo. e partía de una base segura: ¡Jesús era el mesías y estaba vivo!

A esta reflexión sobre textos “mesiánicos” para indagar qué significaba realmente Jesús mesías me refiero cuando afirmo que el cristianismo, la teología cristiana, es un fenómeno exegético, pues se realiza haciendo una nueva exégesis o interpretación de tales pasajes de la Escritura, casi todos declarados mesiánicos previamente… más algunos descubiertos como mesiánicos por los judeocristianos en su nueva indagación.

Aquí debo decir que es un mito de gran calado, fomentado por el mismo Lucas en los Hechos de los apóstoles 4,1-13, a saber que los discípulos de Jesús eran unos iletrados:

Hechos de los apóstoles 4,1-13:

Estaban hablando al pueblo, cuando se les presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del Templo y los saduceos, 2 molestos porque enseñaban al pueblo y anunciaban en la persona de Jesús la resurrección de los muertos […] 5 Al día siguiente se reunieron en Jerusalén sus jefes, ancianos y escribas, 6 el Sumo Sacerdote Anás, Caifás, Jonatán, Alejandro y cuantos eran de la estirpe de sumos sacerdotes. 7 Les pusieron en medio y les preguntaban: «¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho vosotros eso?» 8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: «Jefes del pueblo y ancianos, 9 puesto que con motivo de la obra realizada en un enfermo somos hoy interrogados por quién ha sido éste curado, 10 sabed todos vosotros y todo el pueblo de Israel que ha sido por el nombre de Jesucristo, el Nazoreo, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre y no por ningún otro se presenta éste aquí sano delante de vosotros. 11 El es la piedra que vosotros, los constructores, habéis despreciado y que se ha convertido en piedra angular. 12 Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos.» 13 Viendo la valentía de Pedro y Juan, y sabiendo que eran hombres sin instrucción ni cultura, estaban maravillados.


Obsérvense varias cosas en este pasaje: Pedro es un buen orador (el lector ya lo sabe por el capítulo 2 de la misma obra); conoce las Escrituras estupendamente; explica o interpreta con habilidad la acción de la resurrección de Jesús, obrada por Dios Padre, a través de la exégesis de la Escritura (en concreto el salmo 118, 22). Se siente inpirado por el Espíritu...

En consecuencia: no parece que Pedro fuera un iletrado. Los apóstoles, gente religiosa en extremo, no eran analfabetos (ya eso los colocaba con enorme ventaja en el mundo antiguo, casi sobre el 90% de la población) con suma probabilidad; desde niño había frecuentado la sinagogas, se sabían las Escrituras de memoria,, conocían de tanto oírlo, los métodos exegéticos comunes.

El texto de los Hechos afirma que Pedro era iletrado quizá porque no era un rabino reconocido…, pero la tradición olvida esta interpretación obvia, y se ha quedado con la idea de que los discípulos eran gente ruda, zafia, casi analfabetos, pescadores simples, o puros trabajadores de la más baja condición…, etc. Todo sin caer en la cuenta que aquí hay también un rasgo de la “tendencia” de Lucas: ¡cuánto más imperfecto y pobre sea el instrumento, más destacará la obra del Espíritu Santo en él…!

Seguiremos
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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En el otro blog, de la revista electrónica “Tendencias21”, “Cristianismo e historia” el tema es:

“¿Quién disfrutó primero de una aparición de Jesús?”
Saludos de nuevo.


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CURSO DE PRIMAVERA DE LA UNIVERSIDAD CASTILLA-LA MANCHA
Sede de CUENCA

Curso sobre: “ATEOS Y CREYENTES. Argumentos a favor o en contra de la fe”.

Fecha: 11-13 de marzo 2010


PROGRAMA:


Jueves 11 de marzo 2010

17,00-18,45
¿El estudio de la Biblia nos lleva a la fe o al ateísmo?
Xavier Pikaza y Antonio Piñero

19,00-20,45

Las religiones orientales ¿se basan también en la fe?Agustín Paniker y Juan Masiá


Viernes 12 de Marzo 2010

17,00-18,45
¿Qué sería la fe para Jesús de Nazaret?
Alexander Zatyrka y José Manuel Martín Portales


19,00-20,45
¿Es necesaria la fe para vivir?
Fernando Bermejo y Abdelmumin Aya


Sábado 13 de marzo 2010

17,00-18,45
Fe cristiana y paganismo. Dos creencias enfrentadas
Jacinto Choza y Jesús Garay

19,00-20,45
La experiencia mística, ¿culminación o superación de la fe?
Santiago Catalá y Yaratullâ Monturiol

13,45. CLAUSURA


Para más información Vicerrectorado de Extensión Universitaruia

e-mail: extension.universitaria@uclm.es

http://extensionuniversitaria.uclm.es
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