La Políglota Complutense El estudio del Nuevo Testamento en los últimos siglos (200-05)




Hoy escribe Antonio Piñero

Desde hace más de doscientos años los estudios del Nuevo Testamento han ido progresando de una manera imparable. Se ha avanzado mucho al señalar mil detalles de los textos, antes pasados por alto, que estudiados en profundidad arrojan una luz admirable para entenderlos mejor. Ahora bien, sin un panorama breve del progreso de los métodos, todo lo que se diga del Nuevo Testamento y del cristianismo primitivo que rompa las creencias normales, o no se entenderán o podrán parecer arbitrariedades. Es preciso tener en mente las herramientas de análisis que han proporcionado siglos de estudio.

Ahora bien, dijimos en la postal anterior que no todo son progresos lineales. Hay también tanteos y errores, falsas perspectivas y despistes o desvíos, a veces sensacionales, que se descubren como tales con el tiempo y por las críticas de los que vienen detrás.

Un breve recorrido por los momentos clave de la investigación del Nuevo Testamento desde el siglo XVIII hasta hoy nos irá presentando las piezas que van componiendo el edificio de una interpretación crítica e independiente del Nuevo Testamento. La necesidad de conocer la historia de una disciplina científica, aunque sea superficialmente, ocurre en todas las ciencias. Por ejemplo en economía: no bastan dos tardes para aprender los conceptos esenciales que dominan la ciencia económica hoy; es preciso saber dónde encajarlos y por qué están ahí como fruto del desarrollo del pensamiento económico. De otro modo esos conocimientos quedan absolutamente en el aire y no serán operativos. Si cambian mínimamente las circunstancias, no sabrán aplicarse. Insisto: pasa en todas las ciencias.

El final del XVII y los comienzos del XVIII fueron muy importantes en el avance hacia la constitución de una verdadera ciencia del Nuevo Testamento en dos campos:

· La crítica textual, es decir, cómo se establece el mejor texto griego del Nuevo Testamento a partir de múltiples manuscritos, y el

· Estudio crítico de la religión.

Los consideramos por orden.


La crítica textual

En general los progresos del estudio del Nuevo Testamento han sido promovidos por investigadores protestantes, pero los comienzos de la crítica textual florecieron en campo católico. El mérito de la primera edición del Nuevo Testamento griego corresponde a la Biblia Políglota Complutense (1514). Se hizo bajo los auspicios del Cardenal Cisneros en Alcalá de Henares, quien concibió el proyecto en 1502.

El Nuevo Testamento es el volumen V de una Biblia en muchas lenguas = políglota, pues se imprimieron los textos hebreos, arameo, griego y latín (los cuatro primeros volúmenes estaban dedicados al Antiguo Testamento). Diversos humanistas trabajaron en este proyecto, pero el más conocido e importante es Diego López de Zúñiga. Los manuscritos en los que se basaron, probablemente de los siglos XI y XII provenían la mayor parte de Roma, pero no se sabe con exactitud cuáles fueron. Sea como fuere, el texto del Nuevo Testamento que se envió a la imprenta era bastante bueno.

Sin embargo, la verdadera expansión y aprecio por el texto griego entre los estudiosos sólo se produjo tras la edición de Erasmo de Rotterdam de 1516 (¡impresa dos años después que la edición de Alcalá!). Aunque posterior, se adelantó de hecho en el mercado al retrasarse el permiso papal para la difusión del texto complutense. El papa concedió el permiso en 1520 y luego se tardaron unos dos años en poner en circulación los volúmenes. Muchos de ellos perecieron en un naufragio cuando eran trasladados a Italia. La Biblia Políglota Complutense ha sido reeditada hace unos 20 años o más en un bello facsímil y es accesible en buenas bibliotecas.

Como pasa muchas veces, los españoles se dejaron ganar por la mano y perdieron una gran ocasión de propagar un texto bueno (e incluso de hacer negocio) por la burocracia y la lentitud. Tuvo tal éxito el texto griego erasmiano a pesar de sus innumerables defectos (p. ej., se basó en manuscritos de pésima calidad (a algunos les faltaban incluso páginas); era en sí mucho peor que el Complutense), que pronto se convirtió en "universalmente reconocido" (textus receptus) e intocable. Nadie se atrevió a modificarlo durante siglos, aunque en sucesivas ediciones, en las notas al texto, se iban acumulando variantes de los nuevos manuscritos descubiertos en las bibliotecas y muchas sugerencias para mejorarlo.

Fue Richard Simon, un sacerdote católico francés, quien se decidió por fin a estudiar críticamente el texto del Nuevo Testamento en su obra Historia crítica del texto del Nuevo Testamento (Rotterdam 1685). Los principios de análisis de Simon sobre manuscritos y variantes, y el riquísimo material textual que aportó fueron aprovechados por otros estudiosos que profundizaron en el análisis de las posible enmiendas al textus receptus erasmiano, aunque no se atrevieron a imprimir un texto diferente.

Un filólogo clásico, Karl Lachmann, fue el primero que rompió con el "texto recibido" editando a comienzos del s. XIX (1831. Berlín) un texto del Nuevo Testamento decididamente nuevo, basado en los grandes manuscritos del s. IV (Vaticano: procedente de Alejandría; ambos de comienzos del siglo IV). Anteriormente a él no hubo más que propuestas serias de correción y edición (por ejemplo la de J.J. Wetstein); había inmensas críticas, pero de hecho nadie imprimía un texto diferente al de Erasmo.

En este mismo siglo XIX hubo grandes avances: estudiosos alemanes e ingleses (Constantin von Tischendorf y Brooke Foss Wescott – Fenton John Anthony Hort) sentaron las bases de un texto moderno que dura hasta hoy: colacionaron nuevos manuscritos, sacaron a la luz estudios críticos y finalmente produjeron dos magníficas y nuevas ediciones del Nuevo Testamento, que siguen siendo utilizadas hasta hoy día.

En contra de la edición erasmiana, fundamentada en manuscritos tardíos del tipo llamado "eclesiástico" o bizantino: es decir los difundidos en Constantinopla y en todas las regiones dependientes del Imperio romano oriental, estos investigadores prepararon un Nuevo Testamento griego basado en papiros y manuscritos alejandrinos del Nuevo Testamento (siglos III y IV), que se separaba muchísimo del usado hasta el momento. Desde esos años hasta hoy la ciencia no ha hecho más que perfeccionar y pulir los métodos de edición diseñados por en el siglo XIX, que son en síntesis los siguientes...


En la próxima postal concluiremos este tema
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
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En el otro blog, "Cristianismo e historia", el tema es:

"¿Dónde está, oh Muerte, tu victoria?: 1 Corintios 15,54-58"
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