La crítica de los manuscritos y papiros: la crítica textual (200-06)

Hoy escribe Antonio Piñero


Seguimos aclarando los conceptos básicos de la crítica textual del Nuevo Testamento, la ciencia que trata de conseguir el mejor texto posible (el más cercano a los originales perdidos) a través del estudio de muchos manuscritos copiados de esos originales y de las copias de éstos. Quizás no se insiste bastante ante la gente que los originales del Nuevo Testamento -como los de todos los autores de la antigüedad- se han perdido. ¡Irremisiblemente perdidos! Sólo tenemos copias. Mejor copias de copias de copias. Y entre tantas copias hay que hacer una labor de detectives para averiguar dónde se esconde lo que puede ser original.

1. El paso previo del trabajo crítico sobre el texto de los manuscritos del Nuevo Testamento es lo que se llama “colacionar” un manuscrito: transcribir exactamente en caracteres de imprenta el texto que presenta un testigo, o manuscrito determinado.

2. “Colacionados” los manuscritos hay que agruparlos por familias o grupos para reducir a un número razonable y manejable el número de manuscritos que apoyan tal o cual lectura variante.

3. Registro ordenado y exhaustivo de todas las variantes de los manuscritos o de las familias de manuscritos (hoy ayudan mucho la digitalización de los manuscritos y los ordenadores).

Una vez que se tienen ante los ojos todas las variantes ordenadas de una obra del Nuevo Testamento, un evangelio por ejemplo, por orden de capítulos y versículos, o de un pasaje determinado, llega el momento de estimar cuál de esas variantes tiene más posibilidades de ser la original. Para ello, el estudio de siglos ha ido decantando una serie de normas o criterios de selección.

Éstos se dividen en normas o criterios extrínsecos a las variantes y en criterios intrínsecos a ellas.


Los criterios extrínsecos tienen en consideración:

• La fecha de los manuscritos;

• Su procedencia o distribución geográfica;

• Su posible relación de parentesco (la misma lectura variante apoyada por un manuscrito y otro copiado de éste no son dos “apoyos” a esa variante, sino uno).


Los criterios intrínsecos suelen dividirse en:

• a) El modo de copiar de los escribas, es decir, tipos de errores comunes: no será un texto original aquella lectura variante que puede explicarse como un error de copia;

• b) El modo de escribir del autor (del Nuevo Testamento) cuyo texto se está editando, es decir, se escogerán las variantes que cuadren mejor con lo que el autor original pudo haber escrito (de acuerdo con su estilo, vocabulario, contexto, su pensamiento teológico, etc.).


Sobre esta base, una lectura variante tiene más probabilidades de ser original, por criterios extrínsecos, cuando los manuscritos que la apoyan:


• Son más, es decir, hay un mayor número de manuscritos que tienen tal o cual lectura, o mejor un mayor número de familias de manuscritos, teniendo en cuenta la calidad general de tales familias;

• Son los más antiguos, es decir, más cercanos a los “autógrafos”;

• Son los mejores, es decir, si están mejor copiados, más cuidados, etc. Vale más un número menor de manuscritos, pero de mejor calidad, que muchos y dudosos.

De ahí el adagio “Los manuscritos se valoran, no se cuentan simplemente” (en latín (manuscripta ponderantur, non numerantur);

• Cuando proceden de lugares geográficos distintos, es decir, la variante está atestiguada en diversos lugares.


Por criterios intrínsecos, una lectura variante tiene más probabilidades de ser original cuando presenta una lectura que:


• Difiere de los lugares paralelos, es decir, no ha sido armonizada para que concuerde con otros pasajes análogos;

• Es la más difícil, es decir, cuando es un texto un tanto complicado a primera vista y pudo dar lugar a que un copista la corrigiera para facilitar las cosas. Esta norma ha dado lugar a otro adagio latino: Lectio difficilior, potior.

• Es la más breve. Norma también clásica: es más fácil que un escriba amplíe que acorte. Otro adagio latino consagrado: Lectio brevior, potior: “La lectura más breve es la preferible”;

• Se aviene mejor con el contexto de la frase, del párrafo o de la obra en la que se encuentra;

• Puede explicar el origen de otras variantes: es preferible la variante que da razón del surgimiento de otras.


La lectura preferible e ideal será aquélla que reúna en su favor criterios extrínsecos e intrínsecos.

Como se ve, el análisis requiere el dominio de una cierta técnica. Hoy día el texto del Nuevo Testamento no lo establece el criterio de una sola persona, sino normalmente un comité que decide sobre cada variante de acuerdo con sus méritos externos e internos. Esto aumenta la certeza de haber tomado una decisión correcta.


Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
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En el otro blog “Cristianismo e historia”, el tema de hoy es el siguiente:

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Saludos de nuevo.
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