Los primeros estudios de historia comparada de las religiones (200-08)

Hoy escribe Antonio Piñero



Continuamos con nuestra breve historia de la investigación histórico-crítica del Nuevo Testamento.


En otro ámbito, en el de la historia del judaísmo y del cristianismo fue mérito de Adolf Hilgenfeld (1823-1907) haber puesto de relieve por primera vez hacia 1860 que la literatura apocalíptica judía de época helenística (siglos III a.C.- I d.C.: los escritos también llamados “Apócrifos del Antiguo Testamento”, y de los que hemos hablado tantas veces en este blog) era un eslabón importante en la prehistoria teológica del cristianismo.

Hilgenfeld fue el primero en sostener en una publicación importante que el judaísmo precristiano, apocalíptico, contenía en sí muchas nociones ideas teológicas parecidas a las de los cristianos posteriores, sobre el profetismo, el mesías, el Hijo del Hombre, el reino de Dios, el mundo futuro, etc. El cristianismo había aceptado tales nociones y no las había tomado en concreto del Antiguo Testamento, sino de ese judaísmo posterior. El resultado de esta investigación fue insertar al Nuevo Testamento dentro de la historia general de la evolución teológica del judaísmo helenístico. La teología judía del cristianismo no era un meteorito religioso aislado, sino el producto de una historia larga y anterior.

Esta línea fue seguida fundamentalmente por los partidarios de lo que se llamó la “escatología consecuente”. Entre ellos destaca Albert Schweitzer (1875-1965), con su obra Historia de la investigación sobre la vida de Jesús (De Reimarus a Wrede), de 1904. Schweitzer llegó a la conclusión de que la vida de Jesús no era algo único y original, sino que se situaba en la atmósfera de las más vivas esperanzas apocalípticas del judaísmo inmediatamente anterior al cambio de era.

El judío inglés E. G. Montefiore (1858-1938), nacido por la misma época más o menos, aunque su obra científica cumbre llegó un poco más tarde, en 1927-1930, sostuvo, en dos libros importantes, Los Evangelios sinópticos, y Literatura rabínica y enseñanzas evangélicas, la escasa originalidad de las doctrinas de Jesús respecto al judaísmo de su tiempo. A pesar de su crítica radical del leguleyismo farisaico, Jesús se encontraba mucho más cerca de él que lo que los teólogos cristianos han pensado siempre. Fue Montefiore el primero en manifestar que si con alguna corriente judía se podía comparar apropiadamente a Jesús era con el fariseísmo, por muy crítico que Jesús fuera con éste.

La consideración del Nuevo Testamento y del cristianismo primitivo no como algo especialísimo sino como un fenómeno más dentro del conjunto de la historia del judaísmo y de las religiones en general, es decir, la correcta situación del Nuevo Testamento dentro de su entorno histórico-religioso, fue el planteamiento novedoso de la llamada “Escuela de la Historia de las Religiones”.

En efecto, a finales del siglo XIX se había producido en la investigación sobre la historia de la espiritualidad y religión del Helenismo una evolución que habría de tener un trascendental significado para la investigación del Nuevo Testamento y del cristianismo primitivo: el estudio de la religión popular griega y romana de esa época y del sincretismo, o mezcla de ideas religiosas, imperante en ellas.

Ya en 1889, Hermann Usener (1834-1905) abría ampliamente este camino con su trabajo Sobre la fiesta de la Navidad. El autor empleaba el material comparativo proporcionado por los papiros mágicos para especificar el terreno en el que pudo brotar la concepción del nacimiento virginal de Jesús y la creencia de su filiación divina. Llegó a la conclusión de que ese terreno eran ciertas concepciones de la religiosidad griega que se habían ido extendiendo, su aprecio por la virginidad y la normalidad de la concepción de que los dioses tuvieran hijos entre los hombres: A base de un estudio comparatista, concluyó que las narraciones de la infancia de los dos primeros evangelios (Mateo 1-2 y Lucas 1-2) no eran verdadera historia sino una saga legendaria, cuyos principales elementos habían nacida en suelo griego no judío.

Un discípulo de Usener, Albrecht Dieterich, (1866-1908) recalcó en su obra qure trataba de aclaraciones a Una liturgia mitraica, Leipzig 1903, que el pensamiento ético de la Estoa se había extendido en el Helenismo hasta las capas más populares, alcanzando hasta el judaísmo helenizado. Es decir, que hasta los mismos judíos habían aceptado muchos elementos de la ética estoica pagana.

Ello explicaba que también el cristianismo, como heredero de la sinagoga judía, se hubiera beneficiado de la recepción por parte del judaísmo helenístico de normas y modelos morales estoicos. Con otras palabras, se venía a sostener que una buena parte de la moral cristiana era griega, estoica, y no judía, y que había sido recibida a través del judaísmo helenístico. Afirmaba también Dieterich que concepciones cristianas como la “unión con la divinidad”, o la “ingestión del dios” (eucaristía), la “filiación divina” (el cristiano como hijo de Dios) o el “nuevo nacimiento” (bautismo) tienen su reflejo en toda la Antigüedad y aparecen bien testimoniadas fuera del cristianismo.

Franz Cumont (belga, 1868-1947), con su obra Textos y monumentos figurados de los misterios de Mitra (Bruselas 1899), habría de influir mucho sobre los estudios neotestamentarios, por cuanto su labor supuso el esclarecimiento de numerosos paralelos entre las religiones mitraica y cristiana. En otro trabajo sobre las Religiones orientales en el paganismo romano (París 1907) constataba que la investigación de las creencias comunes entre el cristianismo y las religiones mistéricas sobrepasaba los límites del Imperio Romano y conducían al Oriente, de donde provenía en último término ese ideario común. Comenzaba pues a pensarse seriamente la posible influencia de la religión irania no sólo en el judaísmo, sino también –al menos indirectamente- en el cristianismo.

Continuaremos con estos fundamentos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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En el otro blog “Cristianismo e historia”, el tema es:

“No se descabezaba tan fácilmente al cristianismo” (Paganismo -Cristianismo II)

Saludos de nuevo.
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