400-12 Autobiografía o Vida de Josefo



Hoy escribe Antonio Piñero


El título de la obra en griego es exactamente “Vida” (Bíos). Ya hemos dicho al principio que la Antigüedad nos ha legado muy pocos casos de autobiografías. Sin embargo, en el entorno inmediato de Josefo, hay un historiador pagano del que nuestro autor hace abundante uso, Nicolás de Damasco, que escribió también una Vida de sí mismo. De cualquier modo, no debe entenderse el término “autobiografía” al estilo de nuestros días, es decir, obras en las que los matices psicológicos y los análisis de la evolución de la personalidad suelen ser muy acusados, pues esto no ocurre con la “Vida” de Josefo.

Tal observación no significa, sin embargo, que estemos ante una obra sin interés. Todo lo contrario, puesto que a través de las descripciones de Josefo o de la justificaciones de su propia actitud, el lector fino y entrenado puede ir consiguiendo una serie de claves que le sirvan para comprender mucho mejor el resto de la producción escrita del historiador.

El contenido de este breve escrito es muy desigual. De los 430 parágrafos, en los que las modernas ediciones lo dividen, sólo merecerían el título estricto de rasgos biográficos los 27 primeros y el fragmento final, del 414 al 430. En ellos se nos cuentan detalles de su genealogía, educación, primer viaje a Roma y de su reacción frente a los primeros intentos de revuelta y la derrota del legado de Siria, Cestio Galo. El fragmento final ofrece escasos datos sobre la vida de Josefo después de la gran guerra, tanto en Judea, como luego en Roma: su labor humanitaria, su tercer y cuarto matrimonio, y su relación con los emperadores de la dinastía flavia (a partir de Vespasiano: éste y sus dos hijos Tito y Domiciano)

La sección central, mucho más amplia (del 28 al 413), trata ciertamente de una parcela de la vida de Josefo --de su actuación en Galilea como delegado del gobierno de Jerusalén inmediatamente después de declarada la guerra a Roma--, y sin duda aporta datos biográficos, pero su perspectiva es sobre todo política y apologética: contraponer su propia imagen y su modo de proceder a lo que de él había dado un escritor adversario, Justo de Tiberíades.

Este personaje había escrito su propia historia de la gran guerra judía y la interpretación que ofrecía sobre la actuación en Galilea de Josefo no le era nada favorable. En el espacio central de su escrito autobiográfico nuestro autor se rebaja a polemizar contra Justo de Tiberíades con el deseo de dejar bien alto la honradez, inteligencia y buenas intenciones de su modo de proceder.

En esta sección central de su Vida Josefo cuenta su envío al norte del país, y comenta la situación en Galilea y el estado de las ciudades importantes. Ataca la actuación de sus adversarios en la zona, en especial la de otro nacionalista, Juan de Giscala, enumerando sus trapacerías, a la vez que describe las medidas que adoptó él mismo para pacificar Galilea. Luego vuelve a tratar de las pésimas acciones de este Juan, que llega a intentar apartar a toda Galilea de la obediencia a Josefo como delegado de Jerusalén e incluso a atentar contra su vida.

Cuenta posteriormente el apego que todas las gentes de la región sentían por su persona, y la llegada a Galilea de una delegación de Jerusalén con la intención secreta de matarlo. Josefo toma sus medidas para anular la acción de estos delegados, pronuncia un discurso ante ellos, envía una contradelegación a Jerusalén y, al final, consigue que las autoridades de la capital lo confirmen en el cargo.

Sigue una larga digresión sobre los malos modos del historiador Justo de Tiberíades, cómo distorsiona la verdad y cómo el malvado Juan de Giscala es abandonado por su propios partidarios. A continuación encontramos la narración de diversas escaramuzas guerreras anteriores a la llegada de las tropas de Vespasiano, en las que Josefo sale más o menos bien parado. Con la llegada del futuro emperador se cierra esta sección central de la Vida y en unos quince parágrafos más sigue la última parte, como hemos dicho ya, en la que con pinceladas muy breves describe su vida con los romanos después de su captura.

Nos hubiera gustado saber un poco más de los años finales de Josefo, pero los últimos momentos del personaje se pierden por la falta de documentos.

La desproporción de las partes de esta “autobiografía” ha inducido a pensar a diversos investigadores que ha habido dos ediciones de ella. La primera, que habría carecido de esa parte central tan alargada, sería como un apéndice a las Antigüedades. La segunda habría aparecido después de la obra de Justo de Tiberíades y contendría la parte central en la que su autor intenta responder punto por punto a las difamaciones de Justo. Seguiría esta segunda adición siendo, en el fondo, un apéndice de Antigüedades (de hecho el texto de la Vida comienza con una partícula ilativa [griego dè: “Y mi familia…”] como si estuviera unida a un texto anterior), pero ya con vida propia.

Un problema de esta sección central añadida o ampliada posteriormente es el número de divergencias con los pasajes paralelos de la Guerra de los judíos. Alguna vez el lector se queda perplejo ante las diferencias, pero si debe elegir entre las diversas exposiciones, el tono apologético y combativo de la Vida, más propenso a exageraciones, puede darle una pista sobre qué versión elegir.

Sobre la fecha de composición de esta obra no hay más que suposiciones. Si fue un apéndice de las Antigüedades no puede ser muy posterior a ésta. Ahora bien, lo único seguro es que se compuso ya en el reinado de Domiciano (81-96) puesto que concluye enumerando los beneficios fiscales otorgados por el Emperador y la no menor voluntad benefactora de su mujer Domicia. Por este motivo no es extraño que el Contra Apión sea obra posterior a la Vida, lo que explicaría la sensación de las últimas líneas de este último texto: se trata de un hombre que piensa seguir viviendo y escribiendo, y que no barrunta una muerte cercana.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
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