"El silencio de Tácito". Novela de José Montserrat (I) (137-01)




Hoy escriben Antonio Piñero y José Montserrat


El autor me ha enviado un escrito que sirve como presentación explicación de los fundamentos históricos y literarios de su obra de ficción, aunque muy ceñida a la posible realidad de lo que pudo ocurrir: "El silencio de Tácito. Creo que será de mucho interés para los lectores de este blog. Antes de ceder la palabra al autor indico que la editorial es "EdicionesB" de Barcelona (2010) ISBN: 978-84-666-3098-8, y tomo de la contracubierta el resumen de su contenido:

A principios del siglo VII, el joven escriba Adriano de Salerno descubre en una copia de los Anales de Tácito un extraño y desconocido texto. Ese pasaje contiene una información que relega la narración de los evangelios (no el personaje de Jesús) a pura leyenda y restablece el verdadero papel histórico que dedesempeñó la fuigura de Jesús, el nazoreo.

Sin embargo, un secreto de tal imporancia debe permanecer oculto. Asterio, un fanático monje romano, conoce la existencia de ese texto y recibe la misión de recorrer las bibliotecas de Europa para destruir cuantos ejemplares existan de los Anales.

Adriano comenzará entonces un apasionante periplo por todo Occidente con el objeto de localizar los ejemplares del libro de Tácito antes que Asterio, y así preservar de la aniquilación ese importante legado que, de conocerse, habría de cambiar para siempre la historia del cristianismo.


Cornelio Tácito (hacia 56 -hacia 114 ) escribió su obra Annalium ab excessu divi Augusti libri, conocida generalmente como "Anales", en torno al año 110. Había publicado ya las Historias, que eran una crónica de Roma desde el año 69 hasta el 94 . La nueva obra, una crónica de los años 14 al 66 , comprendía probablemente dieciocho libros (una estructura hexádica, 3 x 6), desde la muerte de Augusto hasta Nerón. Se conservan enteros los libros I-IV,parte del V y del VI, los libros XI-XV y parte del XVI.La parte conservada de los Anales se halla actualmente en dos únicos códices distintos, ambos depositados en la Biblioteca Medicea (de los Medici) Laurenziana (Piazza S. Lorenzo, 9, Florencia, Italia):

1) Mediceus prior (signatura plut.LXVIII.1). Se trata de un códice del siglo IX en pergamino, en letra romano-carolingia. Fue hallado hacia 1510 en el monasterio de Corvey, en Alemania, llevado a Roma y rápidamente editado por Beroaldo en 1515 (editio princeps).

2) Mediceus alter vel secundus (signatura plut.LXVIII.2). Se trata de un códice en pergamino, en letra longobarda imperfecta, confeccionado a finales del siglo XI en el monasterio de Montecasino. Se conservan varias copias manuscritas del siglo XV, a cuál más defectuosa. Fue editado por Vindelín de Spira en 1470 en Venecia (editio princeps).

El Mediceus prior contiene los libros I-IV enteros, el V mutilado y el VI interrumpido. El Mediceus alter contiene los libros XI-XV y parte del XVI. La obra de los Anales de Tácito, como su título indica, es una crónica año por año, consulado por consulado. Objeto de la crónica son principalmente la ciudad de Roma y los sucesivos emperadores, pero hay abundantes referencias a las provincias, sobre todo a las del Noroeste (Germania y Anglia), sin que falten las de Oriente y África.

El libro V se inicia con toda regularidad: Rubellio et Fufio consulibus... Se trata de L. Rubelio Gémino y C. Fufio Gémino, cónsules en el año 29 de la era cristiana. Tácito reseña que, después de la muerte de Julia Augusta, Tiberio y su valido Seyano comenzaron a conducirse «como caballos desenfrenados». Acusaron de traición a Agripina y a su hijo Nerón, y como el Senado dudaba de proceder contra ellos, Tiberio decidió que se abstuvieran y que él mismo se haría cargo del asunto. El texto dice:

... nec ultra deliberatum quo minus non quidem extrema decernerent id enim vetitum, sed paratos ad ultionem vi principis impediri testarentur.[ Los senadores] tampoco vacilaron, no ya en ordenar los máximos rigores, cosa que había sido prohibida, sino en declarar que, dispuestos a vengar al emperador, se hallaban impedidos por la voluntad del príncipe.]


Después de la palabra testarentur hay en el manuscrito un espacio vacante de tres o cuatro letras (véase la fotografía del manuscrito, línea 18). La línea 19 prosigue:



«... quattuor et quadraginta orationes super ea re habitae, ex quis ob metum paucae, plures adsuetudine.» [  Hiciéronse sobre esta materia cuarenta y cuatro discursos, de los cuales pocos por temor, muchos por costumbre.]


A primera vista podría colegirse que estos «cuarenta y cuatro discursos» se pronunciaron en el Senado, mencionado en las líneas anteriores. Pero si continuamos leyendo nos percatamos de
que se refiere a un proceso contra los cómplices de Seyano, suceso ocurrido en el año 31, ¡dos años más tarde!

Está claro pues que, entre la línea 18 y la línea 19 de la página 117, la crónica da un salto de dos años: parte del 29, todo el 30 y parte del 31 . La sucesión de los consulados confirma este dato. El siguiente consulado mencionado, tres páginas más adelante, es el de Cn. Domitius (Cneo Domicio Ahenobarbo) y de Camilus Scribonianus (M. Furio Camilo Arruntio Scriboniano), que entraron en el año 32.

El texto, pues, ha pasado por alto dos consulados: el de M. Vinicio y L. Casio Longino, en el año 30, y el de Tiberio por quinta vez y Seyano, en el año 31.

¿Se percató de esta anomalía el escriba del siglo IX, autor del códice Mediceus prior? Probablemente no. Los escribas de esa época no tenían que ser necesariamente buenos latinistas, y para entender el latín de Tácito había que ser muy buen latinista. Además, ya he observado que, a primera vista, el texto que comienza en la línea 19 parece ser coherente con el de la línea anterior; sólo un experto conocedor de la historia romana podía darse cuenta de que no era así.

Esto significa que el escriba del siglo IX copió de un códice anterior en buen estado, en el que la laguna histórica que hemos detectado no estaba aparente. Tenemos que ocuparnos ahora de este códice anterior, al que designaremos como Códice Copiado. Carecemos en absoluto de noticias acerca de este Códice Copiado, por lo cual tenemos que proceder por medio de meras aproximaciones.

Hasta aquí José Montserrat. Añado por mi parte:

Obsérvese y a esto va todo el interés de la indagación y de la novela, que lo que falta en este códice es precisamente lo que Tácito escribió para los años 29, en parte, todo el año 30 y parte del año 31 d.C. Y no es nada improbable que Jesús muriera ejecutado en la cruz durante ese año 30 –como han propuesto muchos investigadores- por condena del prefecto de la provincia de Judea, Poncio Pilato, por un delito de sedición política.

¿Por qué faltan precisamente esos años en un códice que estaba en muy buen estado? ¿Acaso había noticias sobre Jesús que no convenían? He expuesto en el “Epílogo” al libro “Existió Jesús realmente? (Raíces, Madrid, 2008) que estoy bastante convencido de que la noticia sobre Jesús en los Anales de Tácito (15,44) está interpolado por los cristianos…

Hay materia para investigar, y -me imagino- que la polémica podría suscitarse.

Concluiremos en la próxima postal.
Saludos cordiales de Antonio Piñero y de José Montserrat Torrents
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