Jesús y el amor a los enemigos (B) (139-05)

Hoy escribe Antonio Piñero


Decíamos que la verdadera dificultad, la real, reside en el texto de Mt 5,38.41, en el que Jesús parece poner dos ejemplos claros que se refieren expresamente a prácticas vejatorias de los romanos con la población judía sometida. El pasaje hasta el v. 48 es más impresionante. En extracto:

“Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo que no resistáis al mal; antes bien al que te abofetee en la mejilla derecha, preséntale también la otra... el que te obligue a andar una milla vete con él dos... Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo, pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persiguen... si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis?”.


Por tanto, si el pasaje de Mt 5,38-48 es auténtico, y parece tener todos los visos de serlo, tendríamos el hecho de que Jesús manda amar realmente a los enemigos de Israel, que practican tales vejaciones.

La parábola del Buen samaritano: Lc 10,30-37, se suma al texto de Mateo como complemento de cómo hay que amar a los enemigos.

Ante estos dos pasajes evangélicos, mi opinión es la siguiente:

1. Creo que Jesús -tanto en esta parábola como en el caso del presunto soldado romano que obliga a transportarle un objeto durante una milla- extiende extraordinariamente, sin duda, el concepto de prójimo, mucho más allá de lo que podían ni siquiera imaginar el sacerdote o el levita, representantes del pensamiento judío de la época.

2. La parábola del Buen samaritano no es una verdadera dificultad para lo que estamos diciendo (la distinción entre enemigo público y privado)), porque -aunque el que ejercita los actos de caridad para con el expoliado era en sí un enemigo de Israel, un samaritano- éste actúa caritativamente en el ámbito de las relaciones privadas. El samaritano piensa que el judío herido y robado en el ámbito de las relaciones personales es un verdadero prójimo y debe ser amado. Como enemigo del Dios de Israel, en otros contextos, el samaritano consideraría que el judío tendría que ser combatido. Y de hecho se hacía comúnmente. Jesús señala que los judíos deben tomar ejemplo del comportamiento del buen samaritano.

3. Volvamos al pasaje de Mateo. Hay que confesar que este texto es anómalo en todo el conjunto de lo que podemos reconstruir sobre la ética y comportamiento de Jesús y que requiere una explicación.

Y es anómalo porque en otros pasajes, como en Mt 25,40, el amor al enemigo se reduce intracomunitariamente a los hermanos en la fe. Paralelamente, y como referencia, en los escritos johánicos el prójimo y el amor por él queda reducido también al amor fraterno intracristiano.

Entonces, la explicación conveniente al texto de Mateo puede hallarse tan sólo, en mi opinión, en la consideración del contexto en el que se halla inserto. Si se observa bien, el conjunto del Sermón de la Montaña se refiere a relaciones privadas, al ámbito de la moral de rango personal: comenzando por la bienaventuranzas (las tres reconocidas como auténticas: "Bienaventurados los pobres, porque de ellos es el Reino de los cielos"; "Bienaventurados los que tienen hambre, porque serán saciados"; "Bienaventurados los que ahora lloran, porque reirán”), y siguiendo por la observancia de la Ley, el Sermón de la Montaña insiste en las relaciones entre dos particulares:

• Practicar como individuos todos los preceptos de la Ley

• No encolerizarse con el hermano,

• Ni siquiera desear la mujer del prójimo, prohibición del divorcio,

• Prohibición del perjurio,

• Prohibición de la venganza,

• Exhortación a practicar la limosna, la oración y el ayuno.

En el centro de esta constelación se halla el precepto del amor. ¿Debe considerarse roto el marco de las relaciones privadas para pensar que Jesús proclamó el amor a los enemigos públicos y oficiales del Reino de Dios? No parece verosímil porque entonces el discurso saltaría sin previo aviso al campo de los enemigos públicos y de las relaciones públicas.

Y si Jesús lo hubiese querido afirmar de modo expreso, y ante tamaña novedad teológica y ética en el seno del Israel de su tiempo, ¿no esperaríamos una formulación mucho más repetida y sin dar dejar lugar a ninguna duda?

Como no es éste el caso, podemos sostener, siempre dentro del ámbito de lo verosímil, que Jesús se refería en este texto aparentemente anómalo de Mateo (5,38-48) -lo mismo que en la parábola del Buen Samaritano- a una extensión inusual del concepto de prójimo: desprovisto de su carácter de ofensor público o impedimento público para la venida del Reino, y en otro contexto, en el privado, el mismo fariseo, o saduceo, o romano, que antes era "raza de víboras", o "invasor" podía y debía ser objeto de amor.

Este texto del Sermón de la Montaña, por consiguiente, no rompería la afirmación que hacíamos anteriormente: la ética de Jesús es doble:

· Amor incondicionado hacia dentro, hacia el seno de la comunidad mesiánica, y

· Una ética de lucha y oposición sólo hacia fuera, hacia los adversarios político-religiosos del Dios de Israel.

Y todo esto a propósito de la tesis de la película "El discípulo". En la próxima nota concluimos con el texto de Mateo.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
www.antoniopinero.com
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