Un buen conocedor precisa qué significaba ser “Hijo de David” en tiempos de Jesús (III) Síntesis de Miguel Pérez Fernández (139-15)

Hoy escribe Antonio Piñero


Transcribo hoy las opiniones conclusivas de Miguel Pérez Fernández, sacerdote católico, sobre el retrato o imagen del mesías en el Targum palestinense que refleja el pensamiento del judaísmo del siglo I de nuestra era:

“En el Targum palestinense el mesías tiene un rasgo primero y decisivo: es rey, y rey de la casa de Judá, y es libertador del pueblo, congregador de todos los cautivos de Israel y de todos los judíos de la Diáspora, líder con Moisés de un nuevo y definitivo éxodo, dominador de las naciones, restaurador del reino de Israel, guerrero y justiciero, vengador de Israel, vencedor de Gog y Magog [dos reyes míticos que simbolizaban a todos los enemigos de Israel desde Ezequiel 38 y 39 y Apocalipsis 20,8].

“Estos rasgos del más típico mesías nacional están matizados por otras afirmaciones: no tolerará el derramamiento de sangre inocente ni la rapiña ni la desvergüenza, inaugurará una época de abundancia en la el pueblo encontrará su liberación definitiva; precisamente en su tiempo la Ley será observada y se convertirá en la medicina que cure la herida producida en el pueblo por la mordedura de la serpiente primitiva; el mesías es realmente un enviado de Dios que viene de lo alto, legitimado por la palabra de Yahvé que lo acompaña, y que trae una salvación eterna, no pasajera como fue la de otros “redentores” de antaño. La aparición de este rey permanece en el secreto de Dios; se espera en una noche de Pascua y surgirá en medio de un pueblo dedicado al estudio y cumplimiento de la Ley.

“En este retrato aparece un rasgo central: es el liberador enviado y legitimado por Dios; el Targum palestinense acentúa los trazos del rey guerrero, que denotan una comprensión bélico-política-nacional de la salvación; pero también se advierten aunque en segundo plano otros trazos que hablan de la existencia de otra concepción de la liberación, más ligada a los círculos piadosos y estudiosos de la Ley que a los políticos y militares.

“El Targum de Onquelos y la literatura rabínica (posteriores a la época de Jesús) van a acusar más este aspecto en el retrato que ellos hagan del mesías. La tradición mesiánica regia sufrió una profunda revisión por razones políticas (prudencia frente a Roma), psicológicas (frustración tras el fracaso de los diversos movimientos revolucionarios mesiánicos) y teológicas (pretensión cristiana de que la ley había sido abolida). Así el judaísmo vino a recuperar una tradición que el carácter belicoso de los sacerdotes-reyes macabeos había oscurecido en demasía.

“Uno entiende que hay un punto que merece estudiarse con mayor cercanía para dilucidar con realismo lo que hay detrás de los tópicos y los clichés literarios: ¿qué salvación se esperaba del mesías en realidad? El paso del mesías rey al mesías maestro expresa una frustración, pero también una purificación. La aparición del mesías sufriente, la asunción por parte del mesías de los rasgos del Siervo de Yahvé indica que la dureza de la vida enseñó a judíos y cristianos que el mesías tenía que padecer y que la salvación no se podía entender exclusivamente en términos políticos o nacionalistas que, a la postre, no eran más que racistas o meras superficialidades y contingencias” (Tradiciones mesiánicas en el Targum palestinense, Jerusalén-Valencia 1981, Edit. Instituto San Jerónimo, Valencia, pp.288 y 289).

Este sabroso texto merece un breve comentario que haremos en la próxima postal.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
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